martes, 5 de febrero de 2013

Tierra santa, paradoja de dos hermanos.


Por Bruno Mateo

“Tierra santa” es la nueva pieza teatral del laureado dramaturgo venezolano Elio Palencia, que se presenta en el Teatro César Rengifo de Petare, bajo la dirección de Costa Palamides, las actuaciones de los experimentados Ludwing Pineda y Guillermo Díaz Yuma para conmemorar los cuarenta años del Centro de creación artística Tet, bajo la producción general de Karla Fermín a partir  del 2 de febrero de 2013.

Al entrar en la sala llama la atención la escenografía diseñada por Edwin Erminy la cual nos lleva a  un espacio árido que en combinación con la iluminación diseñada por Víctor Villavicencio me remite metafóricamente a las novelas del mexicano Juan Rulfo (1917-1986). Lugar vacío, tostado, seco. Tierra presta a ser fecundada por la imaginación del ser humano. Dos chinchorros a modo de sonrisas irónicas se dibujan en el espacio que perecen decirnos aquí no hay nada, aquí hay algo.

Un hombre sentado en su chinchorro, Segundo interpretado por Ludwing Pineda mira atento la televisión, ventana mágica, acaso maligna a otra realidad. Una realidad de comiquitas en donde siempre ocurre lo mismo. A su lado, tumbado en el otro chinchorro, otro hombre, Mayor, su hermano, actuado  por Guillermo Díaz Yuma, quien fue abandonado por su esposa y “querida”. Al despertarse comienza la inexorable revisión de sus vidas.  Segundo, el resentido; Mayor, el iluso. Poco a poco se va contando sus historias del pasado, del presente y del nunca llegado futuro. En su devenir aparecen tres adolescentes embarazadas, una tras otra, interpretada por Yazel Parra.

El montaje es de ritmo lento, sostenido, constante. Poco a poco se va desarrollado la dramaturgia Palenciana que apunta hacia la exploración de la paternidad venezolana y su participación en la fecundación de un mejor vivir. Es de acotar que Palencia, en esta pieza, se aleja de la sexodiversidad como tema central y reflexiona sobre la responsabilidad que tenemos los hombres en labrar nuestro propio destino.

Las actuaciones de Ludwing Pineda y Guillermo Díaz Yuma nos reconfortan con el buen decir, con el gesto preciso, con  aquello magia de ver a un actor en una situación como si fuera otro. Es un deleite ver como estos dos actores nos transportan a esa tierra yerma. Tostada por el sol y la inercia. Ellos se creen lo que hacen. Nosotros nos creemos lo que ellos hacen. Maravillosas actuaciones.

Un caso especial es la joven actriz Yazel Parra que nos encantó con la interpretación de las adolescentes embarazadas. Merece un aplauso por sus impecables elaboraciones de los personajes. Cada uno es diferente de otro. Muy buen trabajo interpretativo.

“Tierra Santa” es, por un lado, una denuncia de la indigencia material y mental de algunos seres humanos, pero, por  otro lado, es una metáfora de una tierra bendecida que espera por nosotros para ser preñada de buenas acciones. Mayor, se lo advierte a Segundo, lo importante es ser útil.

Recomiendo ver este montaje desde una perspectiva positiva y ver en  la carencia la oportunidad de convertir ese espacio seco en una “Tierra santa”.

Caracas, 4 de febrero de 2013

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