jueves, 30 de noviembre de 2023

Gallegos entre la selva y el llano

 



Como todos los venezolanos descubrí a Gallegos en el colegio, pero cuando uno calienta pupitres en un aula a esa edad, no tiene la más mínima consciencia para digerir la monumentalidad de la obra “galleguiana”, siempre terminas por escuchar el cuento de los compañeros de clase o buscar el resumen porque “no te dio tiempo de leer esa novela tan larga”. Hay que admitirlo: en la adolescencia la mente está en otras cosas que distan mucho de una lucha entre la barbarie y la civilización, y de una señora que era como “marimacha” y se devoraba a los hombres. 

Más adelante, avanzados los años ochenta, descubrí embelesado frente a la pantalla del televisor una maravilla de cortometrajes que recreaban los cuentos del autor en un llamado: “Ciclo de Oro de Rómulo Gallegos” transmitidos por Radio Caracas Televisión (RCTV), en donde todas las estrellas del momento se transformaban en los personajes de esos relatos y fue ahí que entendí que este autor era realmente importante.

Pero no fue sino hasta principio la década de los noventa y cuando daba mis primeros pasos en el teatro que definitivamente me sedujo el influjo “Galleguiano”, cuando vi la adaptación teatral de su cuento “La hora menguada” escrita por mi maestro César Rojas y dirigida por Daniel Uribe, en el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT) institución en donde me formaba como actor. Ver a Nazareth Gil (Amelia) y Norma Fernández (Enriqueta) enfrentarse por la traición filial y esperar a que Gustavo Adolfo volviese, me produjo la convicción que yo quería hacer eso como ellos lo hacían y fue tal mi impacto que años después cuando ya fundé mi agrupación Teatral Delphos, lo primero que me atreví a dirigir fue ese mismo texto, respaldado por César y dos maravillosas actrices Nattalie Cortéz e Iralí López en el CELARG por cierto, recinto cultural que se alza donde fue la casa de Rómulo Gallegos.

Desde ese momento mi vida artística estuvo y sigue estando ligada a Gallegos, luego del éxito de ese montaje, adaptamos otros tantos cuentos que tuve la dicha de dirigir con los grupos de actores que se iban graduando en nuestros talleres en el mismo recinto, así hicimos durante cuatro años y tres temporadas: Los inmigrantes, El paréntesis, El análisis y la lectura dramatizada de “Los Ídolos” pieza teatral de Gallegos, que no se había escenificado nunca. Fueron años intensos en donde él nos condujo de su mano, nos invitó a descubrir sus personajes y paisajes. Sus preocupaciones como creador y esos mundos tan venezolanos que cobraron aun mas sentido cuando se celebró los 120 años de su nacimiento y tuve la oportunidad de pertenecer al equipo de investigadores que levantó toda la curaduría de una gran exposición en su honor. Ahí definitivamente me sentí “Gallególogo” por los privilegiados ratos que pasé junto a su hija Sonia Gallegos, desenterrando cual arqueólogo: cuentos, historias, anécdotas y viendo cómo ella desaparecía por el pasillo interno de su casa rumbo a las habitaciones y cada vez sacaba algún objeto más insólito que otro pertenecientes a su padre, hasta llegar a tener en mis manos su libreta de apuntes para escribir “Canaima”. Como colofón hace poco me encargaron una adaptación teatral de su “Doña Bárbara” que logré concretar junto a jóvenes escritores que me acompañaron en esta empresa, aun por ver luz escénica. 

Como ven Rómulo Gallegos ha sido sin querer un referente artístico a lo largo de mi vida y es por eso que hoy que la agrupación Rajatabla estrena “Gallegos, selva, llano y palabra, no puedo hacerme la vista gorda con este espectáculo que además escribe uno de mis más grandes afectos: la dramaturga Yoyiana Ahumada.

Alejado ya de la bruma emocional que como ven me produce este escritor, trataré de ser lo más preciso para contarles mi experiencia. Se trata de un montaje multimedia en donde narrativa, teatro, música y audiovisuales se ponen de manifiesto para hacer posible la pulsión poética del autor y tratar de recoger en poco más de una hora el espíritu del escritor.

Esta vuelta a Gallegos, surge por la iniciativa de la Editorial Sarrapia, quienes se han propuesto a reditar dos de sus títulos emblemáticos: “Doña Bárbara” y “Canaima”, por ello es que el tránsito escénico se hace a través de los personajes y tramas de estas dos novelas.

La dramaturgia, inteligentemente teje redes entre momentos biográficos del autor, su pensamiento político, intelectual, su amor por la educación y su país, acompañado de su amada e inseparable Teotiste; a la vez que combina extractos de las situaciones más contundentes de las dos novelas, aunque se concentra mucho más en la “Cacica del Arauca” que en las aventuras de Marcos Vargas en la selva venezolana ¿Decisión? ¿Tiempos escénicos o tramas más atractiva? No lo sabemos.  

Con audacia “Pirandelliana” en el clímax del espectáculo, la dramaturgia enfrenta a los personajes con su autor, quienes lo atormentan y dialogan con él exigiéndole palabras y situaciones que para ellos suenan justas.

Desde la dirección y puesta en escena de este tipo de montajes que transitan por la obra narrativa de un autor, es muy tentador caer en lugares comunes y volver sobre lo ya dicho acerca del mismo. Esto no lo ocurre a Marisol Martínez quien sagazmente loga entregar una propuesta dinámica colocando la esencia de lo que es Gallegos pero integrando lenguajes audiovisuales y musicales que le permite realizar las transiciones y crear las hermosas atmósferas y contundentes cuadros del imaginario del autor. Acompañda de una cuidada y extraordinaria dirección de arte (Graciela Matínez -vestuario- Oscar Salomón -Escenografía- David Blanco -Iluminación).

Tomando como centro el escritorio y máquina de escribir donde Gallegos dio vida a sus caracteres, Martínez logra conducirnos a las entrañas del pensamiento del creador para que de él surjan los fantasmas y cobren vida en la escena, cuenten sus dramas y nos devuelvan envuelta en poesía esta idiosincrasia nacional hoy tan maltratada.

Jesús Das Merces, Rebeca Herrera, Luis Palmero, José Gregorio Martínez, Jessica Arminio, Margareth Aliendres y la bailarina Natasha Cádiz, son el elenco encargado de dar vida a los distintos personajes convocados para este collage costumbrista en donde podemos ver desfilar a Doña Bárbara, Marisela, Santos Luzardo, Marisela, Juan Primito, Mr. Danger, Aracelis, Maigualida, Marcos, entre otros. Aunque con distintos niveles de interpretación, los artistas logran convincentes transiciones entre los múltiples personajes que les toca representar, a nuestro juicio a veces lo técnico prioriza lo actoral y es delicado para el ritmo del espectáculo cuando no todo está a punto. Sin duda destacan Margareth Aliendres en su Bárbara, personaje que ya había trabajado en una reciente puesta de microteatral y que ahora se crece con los recursos estéticos usados; José Gregorio Martínez dúctil en todos los personajes que asume demuestra una vez más su sapiencia escénica y Natasha Cádiz que deslumbra con su talento corporal.  

En síntesis, “Gallegos, selva, llano y palabra”, es un redondo espectáculo de cuidada producción y alta factura que debería rodar por todos los rincones del país para mostrar la esencia de uno de nuestros más importantes hombres de letras e invitar a re-visitar su obra, volver a sus imágenes, olores, sabores, paisajes pero sobre todo escuchar lo que hay debajo de sus historias, el dolor de un país que hoy más que nunca necesita poner en la palestra ¿Quiénes somos? Y de dónde venimos. Olvidar nos condena a repetir los errores.   

@luisalbertor