lunes, 29 de junio de 2015

Héctor Manrique ganó Premio de la Crítica

Héctor Manrique  encarna a Edmundo Chirinos en el unipersonal "Sangre en el diván"

En un Acto realizado en la Sala Rajatabla, este 28 de junio de 2015, Día Nacional del Teatro a las 11:00 a.m. fueron entregados los habituales Premios de la Crítica  de la Asociación venezolana de crítica teatral, correspondientes a la temporada 2014

Los galardones, fueron para:

MEJOR DIRECTORA: Rossana  Hernández por su destacado trabajo con la pieza La cocinera.
 MEJOR PRODUCCION: Coco Seijas por su destacada labor con el espectáculo 400 sacos de arena.
MEJOR ACTRIZ: Layla Vargas por su impactante creación en la obra La cocinera.
MEJOR ACTOR:    Héctor Manrique por su magistral creación del unipersonal Sangre en el diván.
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Nyrma Prieto por su aleccionadora creación en La casa de Bernarda Alba.
MEJOR ACTOR DE REPARTO: Ernesto Campos  por   de su complejo personaje en La cocinera.
MEJOR DRAMATURGIA VENEZOLANA: Javier Vidal Pradas por la investigación histórica y la creación de la obra Compadres.
MEJOR MAQUILLAJE: José Antonio Freitas por su tarea con el protagonista de Sangre en el diván, el personaje Edmundo Chirinos.
MEJOR VESTUARIO: Silvia Inés Vallejo por su exquisito trabajo   a los personajes de Bingo.
MEJOR ILUMINACIÓN: José Jiménez por crear el soporte para la mejor apreciación de Sangre en el diván.
MEJOR ESCENOGRAFÍA: Ricardo Morales por su creativa ambientación de Pterodáctilos.

Renglón teatro para nin@s 

MEJOR ACTRIZ: Raquel Romero por su tarea con la protagonista de La princesa Panchita.
MEJOR ACTOR: Luis Ernesto Rodríguez por su creación del protagonista de El sereno secreto.
MEJOR DIRECTOR  Eliécer Paredes por su encomiable tarea con la obra de No es un juego.
MEJOR DRAMATURGIA VENEZOLANA: Carmen Oseches por el original tratamiento para obtener No es un juego.
MEJOR PRODUCTOR: La agrupación Séptimo Piso por la calidad del espectáculo La aventura de los piratas.
GALARDÓN ESPECIAL: Leonardo Azparren Giménez quien ha dedicado medio siglo de luchas constantes en la difusión y evaluación del teatro venezolano y universal.  

viernes, 26 de junio de 2015

EL TEATRO Y LA DIVERSIDAD SEXUAL

Por Prof. (Unearte. Ceca Anzoátegui) Jesús Benjamín Farías Rojas
Buenas tardes, antes que nada quiero agradecer a los organizadores del festival de teatro Rosa por la invitación, y por haber posibilitado este encuentro que no pretende más que afianzar y fortalecer eventos como este, hasta hace muy poco imposibles de realizarse. Quiero decirles que para mí es un honor estar aquí, pues, como hombre venezolano, como hombre homosexual, y como hombre de teatro, este tipo de actividades, que permita la visibilidad de colectivos muchas veces perseguidos, discriminados, burlados, vulnerados en todos su derechos, obstaculizados, y lo que es peor silenciados hasta la invisibilidad, es sencillamente una alegría. “De mi corazón brotan flores en la mitad de la noche” dice un poema azteca, y mi corazón está brotando flores aquí y ahora, en este momento histórico, donde si bien hay sus oscuridades, porque nada puede ser perfecto, también se están facilitando momentos muy luminosos, y quizás haya para todos nosotros un nuevo amanecer donde el respeto, la tolerancia, la igualdad en todas sus múltiples manifestaciones, sean las condiciones que prevalezcan.


Desde que el hombre, esa entidad conocida por hombre que se ha mantenido hasta hoy, es hombre, siempre han existido las llamadas diferencias, siempre han existido hombres que a la hora de amar, han preferido a los de su mismo sexo, sino, remitámonos al legado dejado por los griegos, por los persas, por las primitivas manifestaciones literarias del lejano oriente y de áfrica, y viniéndonos más acá, las grandes y pequeñas civilizaciones prehispánicas, donde ser diferente, era tan común como comer maíz, tan común, como cazar o recolectar conchas, de eso hablan las pinturas, las esculturas, la literatura y el teatro, ¡El teatro!, ese universo del modo social de las civilizaciones antiguas, esa conciencia, ese espejo que abarca todas las clases sociales y que ha reflejado una y otra vez, todos los vicios, todas las iniquidades y toda la grandeza del ser humano.


El teatro griego nos legó a Aquiles, el héroe trágico por excelencia y con una sexualidad ampliamente discutida, que abarcaba a Deidamía, la madre de su hijo Neoptólemo, pasando por Troilo, el bello hijo de Príamo a quién Aquiles, luego de ver rechazado su avance amoroso, atraviesa con su lanza en el templo de Apolo, hasta llegar a Patroclo, su primo, su amigo fiel, y según la versión más popular su amante- amado. Y digo amante-amado porque el rol sexual de Aquiles, se discutía ya desde el Banquete de Platón, donde queda puesta de relieve la naturaleza sexual de Aquiles, quién, por boca de Fedro decide, a pesar de la premonición de su madre, matar a Héctor para vengar a su querido Patroclo. Quedan fragmentos de una obra de Esquilo, titulada Los Mirmidones, donde los dos son amantes, de igual forma, Los amantes de Aquiles, obra perdida, convenientemente, de Sófocles, un drama satírico donde Aquiles rechaza las insinuaciones amorosas de los sátiros, Shakespeare, también lo caracteriza enamorado de Patroclo, en Troilo y Crésida. A pesar de esto, y a ello me refería cuando hablaba de la polémica en cuanto a la sexualidad o definamos más bien homosexualidad de Aquiles, hay sectores, de los más conservadores, que niegan el amor de Aquiles por Patroclo al punto de silenciarlo y a cambio de ello, hablan de amistad.


La mención de Aquiles como personaje teatral, por poner un ejemplo, sirve para establecer un modo de vida donde los hombres vivían libremente su sexualidad, era una opción de vida, una fase por las que muchos jóvenes pasaban, y que el auge del cristianismo, la inquisición lo llamaba el “pecado nefando”, cercenó, llenándolo de culpas, de miedos, de esas oscuridades de las que aún hoy nos cuesta deslastrarnos.


Existe una obra escrita en 1593 por Crhistopher Marlowe, que trata explícitamente el amor homosexual, me refiero a Eduardo II, rey de Inglaterra que hizo algunas reformas en su país, granjeándose el odio de los nobles y la iglesia, que amó a Piers Gavestone hasta la locura, y que fue horriblemente asesinado a causa de su amor. Maurice Druón, en su majestuoso fresco sobre los reyes malditos cuenta la historia, no obstante, en la tragedia de Marlowe, la figura de Eduardo II cobra relieves insospechados, aquí, como en las obras de Shakespeare, la fuerza de los diálogos, la situación dramática simplificada por requerimientos del género, y la perfilación de los personajes, le dan un vigor que dura hasta nuestros días. Releyendo la obra, uno no deja de preguntarse cómo fue posible que en el siglo XVI, pudiera escribirse y sobre todo, publicarse una obra con tales características, si nos remitimos a la historia, la humanidad estaba saliendo de uno de sus periodos más oscuros como fue la edad media, con toda su gama de supersticiones, el predominio de la iglesia y el feudalismo, sin embargo, las condiciones de la Inglaterra de ese tiempo eran las propicias, no solo había ocurrido el cisma estado-iglesia propugnado por Enrique VIII, también la regentaba Isabel, la reina virgen, tan propicia a las manifestaciones artísticas, y finalmente estaba en vísperas de una guerra con España, la España de Felipe II, la misma, que había llevado el medioevo europeo a la América latina.


Eduardo II fue una tragedia homosexual del modernismo, la primera, y la única tal vez, del teatro inglés de fines del siglo XVI, y comienzos del XVII, la única quizás de un periodo de la historia del hombre ,donde comenzó a cobrar mayor fuerza el concepto de familia como célula fundamental, la familia burguesa con toda su rígida carga de códigos sociales, donde el heterocentrismo emerge para dejarnos a ese padre absoluto, que tiene la carga de mantener a su grupo consanguíneo, y por lo tanto es su dueño, donde la mujer es subordinada a la casa, anulada en todos su derechos naturales y jurídicos, y donde los niños, procreados para reproducir el modelo paterno, para seguir la línea, son criados severamente en la vigilancia y el castigo, verbos que no gratuitamente utiliza Michel Foucault en sus estudios sobre las prisiones. Es importante focalizar este momento histórico, porque mucha de la ausencia, mucha de la invisibilidad, mucho del silencio que en siglos posteriores sufrieron los colectivos homosexuales, se gestaron aquí, Los cuadros familiares lo dicen, las casas, el arte en todas sus manifestaciones lo dicen, y si bien es cierto que desde la baja edad media la sodomía era rigurosamente castigada porque enfurecía a Dios, porque era una enfermedad contagiosa, como decía Alberto el Magno, porque era anti natura, fue aquí cuando la sodomía dejó de ser un pecado para convertirse en delito, como lo decretan las Primeras Pragmáticas contra la sodomía, promulgadas por los reyes católicos y su nieto Felipe II, El Buggery Act de 1730, de Enrique VIII, o la Constitutio Criminales Carolina, del Sacro Imperio romano germánico. A un código de Napoleón que influyó en la despenalización de la homosexualidad en muchos países, ocurrió la masacre de Amsterdan en 1730, a las primeras manifestaciones modernas del modo de vida homosexual se opusieron las sociedades puritanas y moralista, que instauradas por el estado eran las encargadas de oprimir tales aperturas a través del terror, esto trajo como consecuencia el oscurantismo de sus costumbres, la marginación de la vida homosexual, que se traslado a la periferia de las grandes ciudades, que la hizo velada, invisible.


Y si bien es cierto que comenzaron de manera tímida las luchas por la reconsideración de algunos derechos civiles, que el término sodomía fue sustituido por el de homosexualidad en 1869 por Karl María Kertbeny, y los trabajos de Krafft- Ebing, Ellis, y Freud entre otros muchos, la situaron como patología en lugar de ser un vicio o una perversión como hasta ese entonces, situación en que permaneció hasta bien entrado el siglo XX, también es cierto que el trabajo hacia la opresión ya estaba hecho, que la estandarización de una sociedad patriarcal, donde la figura del macho, del hombre viril sin ninguna fisura era el factor predominante, una sociedad que condenaba toda diversidad, que cercenaba toda diferencia antes de gestarse.


El teatro no estuvo exento de esta situación, si hubo algunas novelas que trataron el amor entre hombres, como Teleny de Wilde o el Maurice de Foster, también hubo desafueros a la manera del Marqués de Sade o las novelas libertinas de Apollinaire, sin embargo el teatro mantuvo una suerte de silencio ante este tema, cansado tal vez de tantas persecuciones clericales, a lo mejor por la situación de comodidad y esplendor de aquellos años, más interesante que las obras fue el proceso seguido a Oscar Wilde por el amor que no osa decir su nombre, o el transfuguismo de Benavente quién decía “Pide a Dios que no te deje probarlo”, vidas marcadas por la brillantez de sus carreras como dramaturgos y por el escándalo. Y hablando de escándalos, fue Las Tetas de Tiresías, una obra de Guillermo Apollinaire la que de una u otra manera vino a sacar al teatro del letargo y comodidad donde había caído, causa de polémicas, por su tono antimilitarista, por sus tintes feministas y de abierto desafío a todo lo establecido, la obra cuenta la historia de Teresa, quien insatisfecha con su vida de mujer cambia de sexo con el fin de establecer parámetros de igualdad con respecto a su consorte. La obra, adjetivada de drama satírico fue un escándalo por sus panfletos de paz en la primera guerra, por sus travestismos y por su lenguaje desenfadado y subido de tono. Sin embargo no confrontaba de manera directa el problema de la homosexualidad, como si lo confronta Jean Genet en sus obras, de manera desenfada, agresiva, brutal, Jean Genet, fue el iniciador de un estilo de representación del amor homosexual, ligado ya a las bajas esferas, a la marginalidad, al submundo, antepone el homosexual delicado, amanerado, al ladrón, al proxeneta, jugó con la imagen de estereotipo gays insertados en el inconsciente colectivo, la loquita fuerte, el marinero, el policía, el malandro, el chulo musculoso, y creó la primera Drag queen de la literatura, su célebre Divine de Santa María de las flores. Su universo es el de las cárceles como en Severa Vigilancia, donde la celda se convierte en un santuario de deseos reprimidos, de violencia y de muerte. Tenesse Williams por otra parte, ofrece una visión callada de la homosexualidad, velada, un amor que necesita esconderse como en el caso de Tom del Zoológico de Cristal, quién se pierde del hogar, algunas noches sin explicar para donde, o reprimirse, como en el caso de Brick y Skipper, de La gata sobre el tejado caliente, vislumbrada cuando escudriñamos en la verdadera naturaleza de su amistad desfogada en los partidos del rugby.


Asimismo, de la represión de la homosexualidad habla García Lorca en El Público, aunque confieso que la primera vez que leí la pieza me pregunté, ¿Qué leí yo?, por la complejidad del texto, por toda su carga surrealista porque no entendía el paso de uno a otro personaje, sus travestismos, su irrealidad, fue después de varias lecturas que vislumbré la inmensidad de la pieza, el acto de liberación que pudo significar para García Lorca escribirla, hay otras piezas del poeta que tratan de la homosexualidad y su represión, como La Bola negra y La destrucción de Sodoma, lamentablemente están piezas fueron destruidas.


Y ahora llegamos a la América latina, nosotros, esta equivocación geográfica que somos, para citar a Cabrujas, estuvimos muy influenciados por la tradición española y la cultura del Occidente, en ese sentido, copiamos modelos hasta llegar a tener una entidad propia, y como nos costó. Y si nos costó asumir nuestras diferencias, esas diferencias parecidas de las que hablaba Uslar Prieti en Mundo Nuevo, Nuevo Mundo, y que sin embargo, están allí y no necesitan explicarse, más aún nos costó teatralizar el modo de vida homosexual. Tuvimos que pasar por muchas cosas, guerras civiles, invasiones, caudillismo, golpes militares, desaparecidos, democracias representativas, pobreza, desigualdades, en fin, madurar como países, tuvimos que deslastrarnos, del machismo imperante en las mujeres, de ese patriarcado regidos por matriarcas a la manera de Úrsula Iguarán y por qué no de Bernarda Alba, para comenzar a deslizar en nuestros escenarios las vivencias del amor oscuro. Y digo amor oscuro porque en la primera obra que se estrenó en la Argentina tratando el tema de forma específica, data de 1914, es una pieza de José González Castillo titulada Los Invertidos, donde utiliza los cánones arbitrarios de la época, la homosexualidad como una lacra social que hay que suprimir, la homosexualidad como ente corruptor, la homosexualidad como manifestación del mal, como ejercicio de poder de las clases altas sobre los más desposeídos. Aunque nacido en España, Pedro Badanelli, emigró a la Argentina, es allí donde escribe El Alba sobre Sodoma estrenada en 1925, y publicada en 1969, donde hace un llamado a la tolerancia con respecto a la cuestión homosexual. En el tercer Fausto, del dramaturgo mexicano Salvador Novo, publicada en francés 1936, se recrea el mito fáustico, allí el diablo convierte a un hombre en mujer para enamorar a su mejor amigo, quien al final no le corresponde porque está enamorado del hombre que fue él, una comedia de equívocos si se quiere, pero que a pesar de su tono ligero, tuvo que esperar más de veinte años para ser publicada en español. En Venezuela, Leopoldo Ayala Michelena en su guiñol La barba no más de 1922, fue uno de los pocos que se atrevió a poner un personaje declaradamente gay en una de sus obras, si bien este era un peluquero afeminado, fuerte, como decimos ahora, un momento refrescante en la vida del protagonista, como personaje no trasciende, no aporta ni quita nada a la historia del teatro y la sexo diversidad. Sin embargo fue meritorio que el autor se haya atrevido si quiera a colocarlo en una de sus obras en un tiempo en que el silencio y la invisibilidad eran la norma.


Y he aquí las vertientes por las que ha transitado el teatro con temática homosexual en la primera mitad de siglo veinte, hasta bien entrado el siglo veinte quiero decir, y eso es lo homosexual como apología del mal, la homosexualidad como problema, y lo homosexual como objeto de burla y de desprecio.


La teatralidad homosexual como apología del mal, surge justamente con la finalidad de desacreditarla, nosotros somos los depravados, los promiscuos, los comedores de niños, los pervertidores, y es este el contexto para que se escriban obras como Los invertidos de González Castillo, donde no hay ninguna redención posible, al mal hay que exterminarlo, el mal paga con la muerte.


La teatralidad donde se plantean los problemas de la diversidad sexual surgen mucho después, en ese momento no pensaba que los homosexuales pudieran sentir, tuvieran familia, amigos, hijos, empleos, para ellos solo existía el homosexual delicado, de tipo mujeril y lo exponían y lo exponen aún como en subasta, para el escarnio público, para reír, para burlarse, digo esto a propósito de la obra de Ayala Michelena, que nos brindó un tipo que ya se manejaba en otras latitudes y que aún hoy, se pasea por los escenarios del mundo entero.


La loca frívola, la loca de lengua viperina, la loca mala, la loca arribista, la loca envidiosa, la loca showcera, la loca antipática, la loca bruta, la loca pobre, la loca triste, la loca que provoca lastima, pobrecita ella, por su vida tan dura, formaron parte del discurso homofóbico durante mucho tiempo provocando el rechazo de muchos sectores, son estereotipos utilizados por la televisión y el cine con el fin de ridiculizarnos, esa fue la imagen del homosexual que vendieron los medios, y algunos sectores teatrales lo utilizaron en sus obras para hacer reír, para comercializar, dando paso además, a otros estereotipos como la musculoca, el gay glamuroso, el metrosexual con toda su gama de ambigüedades, el paviloca, el marimalando heredados de Genet, que no muestran de manera profunda el universo homosexual, con todos sus complejos, con todas sus grandes contradicciones, sus miedos, y las decisiones de vida encerradas en los candados anti cizayas que los armarios de la sociedad les había impuesto.


En este sentido, si hubo un dramaturgo que rompió el silencio para tratar seriamente el tema de la sexo diversidad, ese fue Isaac Chocrón, quien, por primera vez lo aborda de manera clara, decidida, valiente, como en el caso de La Revolución, estrenada el 30 de julio de 1971, y que algunos teóricos han querido soslayar para centrar el tema en los confines de la política, La Revolución es la primera obra de teatro que aborda el asunto de manera descarnada, brutal, provocativa, tanto, que decir que la pieza trata de la homosexualidad simplemente, sería reducirla, pues, es el hombre y su miseria, el eje que atraviesa la obra de principio a fin. Ahora bien, Chocrón dotó a sus personajes de una agresividad, de una dureza, de una sensualidad que contrasta notablemente con todo lo que se había escrito hasta ese momento, eran hombres homosexuales hablando y moviéndose en un escenario de teatro por primera vez en el país, tan humanos, como su autor mismo. Por primera vez un personaje homosexual en el país se mujerea, habla desde su miseria, de la soledad, de su sexualidad y el deseo, y se aleja del oficio de modisto, camarero donde lo había ubicado la literatura anterior, para ser una dama de la noche. Chocrón no inventa nada y no es su pretensión, partiendo de los estereotipos establecidos autentica otros.


Luego de La Revolución hubo una especie de efervescencia por los temas de la diversidad en el teatro Venezolano, aunque no todas tenían su profundidad nos hacíamos cada vez más visibles, sobre todo a partir de los años ochenta hasta postrimerías de siglo, claro,  pero para eso tuvieron que aparecer y desaparecer imperios, guerras, la revolución juvenil, la revolución gay a partir de Stonewall, las drogas como medio social de evasión, las marcas hacen estragos en la juventud y la música tecno, aparecen los juegos electrónicos, y la teoría Queer, mientras aquí se estrenaba la versión venezolana de Los muchachos de la banda de Mart Crowley, Jav y Jos de José Simón Escalona, Todo bicho de uña de Román Chalbuad, que ya había escrito también Réquiem para un eclipse, Muerte en Venecia de Daniel Uribe, Edipo gay de Carlos Omobono,  Detrás de la avenida de Elio Palencia, Mr Juramento de Néstor Caballeo, El último Brunch de la década de David Osorio, y otros que no menciono por desconocimiento o porque no he leído, los temas de estas piezas son; el desamor, las relaciones autodestructivas de pareja, la venganza, el suicidio como manera de escape, la prostitución, explotación en el travestismo, la violencia y el SIDA, este es el marco del El último Brunch de la década, y lo es de Escrito y sellado, una de las obras más hermosas escritas por Chocrón y uno de sus últimos trabajos, Chocrón no cae en el dramatismo fácil, pese a que la sombra del SIDA se refleja en toda la pieza, lo mismo que el dolor de la perdida por el sujeto amado, la obra enfatiza más la aceptación y la sobrevivencia.


En la actualidad hay nuevos enfoques sobre la temática de la diversidad sexual, la soledad, el narcisismo, la intolerancia entre los mismos colectivos, el matrimonio, la infidelidad, la adopción, la competencia entre parejas, el miedo a la vejez y la soledad, la homofobia, la discriminación, como puede verse vidas más cercanas a la sexualidad normativa y que nos concierne a todos, aquí valdría la pena hacer referencia a Palencia, quién tiene una línea bastante respetable de obras que tratan sobre la sexodiversidad, obras como Detrás de la avenida, Arráncame la vida-Mátame mamá, La Quinta Dayana y Penitentes, por nombrar algunas, están regida por el derecho a la diferencia, la necesidad afectiva, El VIH y la soledad. El VIH, es también el tema de Bruno Mateo en su obra Ya no somos los mismos, quien pone como telón de fondo los hechos ocurridos en Caracas en 1989, año clave, porque es cuando se diagnostican en el país los primeros casos de SIDA, de este autor de delinean también temas como la intolerancia en Una historia inconclusa así como la soledad en la vejez del mundo de las trans, en Las dragas en la funeraria. Hablando de soledad, ese fue el tema de la primera obra de este servidor, el primer aporte a la lucha por la visibilidad, la obra se titula No me beses en los labios y es un canto al miedo a envejecer solos, pero también al rechazo de asumirse gay, dos personajes y dos formas de vivir la homosexualidad.  Las Aguas Negras, un trabajo teatral en tres tiempos, es mi manera de protestar contra la violencia ejercida hacia los travestis que trabajan en las calles, y que han sido víctimas de la intolerancia más infame, no es una obra fácil, es brutal, agresiva, tanto en las relaciones de los protagonistas en un conflicto común que debería hermanarlos, como la hostilización del entorno. En Bichito Raro, se cuenta la vida de Albertico, un niño con características gays, y sus amores con Papi, un jugador de beisbol, la esperanza del barrio El Caribe, así, el barrio es testigo acusador y juez de los amores de estos adolescentes, pues, Papi termina asesinado por la intolerancia de los habitantes del barrio. Hay otras piezas como Murciélagos en tu vientre, sobre la no aceptación y Misa en una capilla ardiente, sobre el SIDA y la iglesia católica, son granos, de arenas, escritos con la mayor disponibilidad, con ánimo de lucha, porque mientras un gay siga siendo maltratado en las calles, mientras un gay sea minimizado, burlado, oprimido,  siempre habrá historias que contar y dramaturgos dispuestos a escribirlas, esta lucha tiene que seguir, y como luchamos sino es escribiendo dentro de la mayor visibilidad posible, dentro de la mayor autenticidad, porque como dijo Pedro Almodóvar en Todo sobre mi madre, Uno es más autentico cuando se parece más, a lo que siempre soñó de sí mismo. Muchas gracias.

martes, 23 de junio de 2015

EL DILEMA DE FORMARSE COMO PROFESIONAL

Por Carlos Herrera
@cehs1957
@avencrit


En esta urbe, moldear al futuro teatrista ha sido, por años, una cuestión complicada. Quien desee integrarse al hecho profesional, se le demandará cada vez más una fuerte disciplina como habilidades técnicas, destrezas artísticas reales y sobre, todo, haber contado una multidisciplinar orientación formativa dada por profesionales que encauce su energía o talento innato para saberse un artista integral y así, unirse al universo de lo escénico.

 
Formarse integralmente en estos años iniciales del tercer milenio en la geografía de esta urbe hace que el novel artista sepa muy bien hacia donde orientar su capacitación y de ahí, al egresar, tratar de sumar filas en el ya ingente número de valores que aspiran al reconocimiento y vivir dignamente de lo que ha sido sus estudios artísticos. El abanico de opciones que el aspirante deberá discriminar le pondrá en contacto desde escuelas a talleres expres. Incluso, si su aspiración es tener estudios superiores, hasta existen esas alternativas

 
He acá algunos centros: el Laboratorio Teatral “Anna Julia Rojas” en la Avenida México contando con plan de 1 año. Su directora es Carmen Jiménez. Por la zona de Quinta Crespo, se haya la Escuela Superior de Artes Escénicas “Juana Sujo”, dirigida por Andrés Martínez, cuya tradición ha superado más de 60 años. Allí el egresado cuenta con tres años de adiestramiento técnico y artístico.

 
Por la Parroquia Altagracia, está la Escuela Nacional de Artes Escénicas “César Rengifo”. Fundada en los años ochenta. Su  director es el actor, Umile Escalante. Su pensa formativa facilitar egresar en áreas de producción, dirección y actuación. En Petare esta situada la Escuela Municipal “Porfirio Rodríguez”; su tiempo de capacitación es de 2 años y en la actualidad está dirigida por el dramaturgo y director, Paul Williams.

 
Para estudios universitarios están la Universidad Nacional Experimental de la Artes, ubicado en Los Caobos, en lo que fuese la antigua sede del Ateneo de Caracas. Hoy edificio UNEARTE. Creada por decreto presidencial en 1999, fusionó los Institutos Universitarios. Cuenta con una rica diversificación disciplinar bajo la modalidad de los Planes Nacionales de Formación. El  aspirante puede optar por una variedad de disciplinas que van de actuación a dramaturgia, de producción a gerencia. El tiempo de formación es de 4 años. Actualmente, su Rector es el profesor Néstor Viloria.

 
Adicionemos también la presencia en Caracas de la Escuela de Artes de la UCV. Su pensa cuanta - entre otras modalidades- con la Licenciatura de Artes Escénicas. La Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) en El Paraíso genera opciones formativas variadas en la que está: la Mención de Artes Escénicas. Ambos centros académicos forman profesores o investigadores teatrales.

 
Fuera de estos ejes polares, el aspirante podrá escoger desde el Taller Nacional de Teatro (TNT) de la Fundación Rajatabla a lo que imparte el Grupo Altosf, del Actoral 80, al Centro Integral de Capacitación Actoral  - CICA o, puntuales talleres del TET o de La Caja de Fósforos.

 

 

 

 

 

domingo, 21 de junio de 2015

Regresó "Novia en rojo" a Caracas

Una ficción sobre el legendario Esdras Parra
Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe
@avencrit

En medio del escándalo suscitado por el atentado terrorista que eliminó al fiscal Danilo Anderson, la defunción de la transexual Esdras Parra fue privada, aquel  18 de noviembre de 2004, aquí en Caracas. Se marchó en silencio y entre sombras como fue su vida durante los últimos 26 años de los 74 que vivió.

Ahora ya es un personaje teatral, gracias al monologo Novia en rojo que escribimos y estrenamos en Mar del Plata el 11 de septiembre de 2009 en el Teatro Diagonal gracias al trabajo del equipo de teatreros que liderizó Mónica Marchini y actuó Mario González, con el soporte de María Schulze y Claudia Mauriz. Posteriormente esa surrealista creación argentina vino a Venezuela y se mostró en los Festivales de Oriente y Occidente, y además en Unearte, durante el último trimestre de 2009.
Dentro de la programación del Festival Nacional de Teatro de Caracas 2011, el director José Gregorio Cabello y el comediante José Gregorio Becerra hicieron el  primer montaje criollo de Novia en rojo, exhibido durante los días 23 y 24 de noviembre. Y ahora, para la segunda edición del Festival de Teatro Rosa, en el Celarg, se presentó el severo montaje del director Reynaldo Rivas y el actor Aníbal Figueroa.
Novia en rojo es la primera de una trilogía que hemos pergeñado sobre la homofobia que persigue la identidad humana y las diversas luchas reivindicativas que se suscitan por la consecución de la misma. La escribimos   tras haber ahondado en la saga de Esdras Parra, quien se sometió a una RGS a los 48 años, en Londres, para vivir como “señora” hasta su muerte, tras sortear trampas y burlas de una sociedad que rechaza conductas como las que ella, o él, asumió públicamente.
Nuestro personaje, cual Pigmalión venezolano descubre su Galatea, peluquera de origen peruano, pero de padres chinos, y vive con ella un tórrido romance “lésbico” hasta que la muchacha se marcha a la lejana Australia para casarse con su otro amor, el transexual Valeria que no piensa operarse, y hasta procrear una familia por los métodos tradicionales. La soledad y los recuerdos provocan el final de Esdras, quien viene desde su tumba para revelar todo lo vivido.
Culminada en octubre de 2008, Novia en rojo es la saga de Esdras Parra, nació en Santa Cruz de Mora (1 de enero de 1930) y murió en Caracas (18 de noviembre de 2004). Así puede simplificarse la vida de ese escritor, poeta y promotor cultural, quien tras “un cambio de sexo”, alteró su periplo y se reinstaló en Caracas (1982) pero no lo dejaron ser plenamente feliz. Su transexualidad y su lesbianismo le generaron múltiples problemas que afectaron su capacidad de creación para la narrativa y hasta sus enemigos hicieron chistes eróticos con todo eso. Fue una víctima más de la homofobia, lacra cultural que mata o execra a quienes se atreven a ir contra los caducos cánones sociales.
En Novia en rojo se ficcionan los últimos cuatro años de su vida, salpicada de amores que van y vienen con pesada brevedad, hasta que una muchacha lo precipita en un abismo de paranoias. Aunque siempre la realidad es superior a la recreación artística, ésta es una metáfora más sobre la vejez que, acompañada de desamor, soledad y pobreza, asecha a la mayoría de los seres humanos, sin importar su conducta sexual o su género. Para nosotros fue un debut excepcional en la escritura teatral, dado que, como lo dijese el dramaturgo Darío Fo (Premio Nobel 1997) en visita a Buenos Aires en 1984, “en ningún país del mundo el teatro tiene la importancia que tiene en la Argentina”.
El nuevo montaje de Novia en rojo se mostrará en Bogotá próximamente  el Festival de  Teatro Rosa.

lunes, 15 de junio de 2015

FAMILIA Y ODIO. FOTOMATÓN


Por carlos Herrera
@cehs1957
@avencrit

 


Del prolífico dramaturgo venezolano, Gustavo Ott (Caracas, 1963) uno de sus textos más agudos como lo es el unipersonal, Fotomatónescrita en el año 1995 y estrenada en 1999, en la sala principal del Teatro San Martín de Caracas por el propio autor y donde actúo, Fernando Then, ha retomado un nuevo ciclo vital de puesta en escena y actualización de algunos elementos referenciales para ser exhibida en una breve temporada ofrecida en la Sala Rajatabla del 28 de mayo al 07 de junio y después, en el Teatro Bolívar del 12 al14 de Junio, permitió que el público de Caracas lograse acercarse a una de las piezas más estremecedoras del amplio abanico de piezas de Ott.

Un trabajo agudo, punzante, estremecedor y sólidamente interpretado por José Gregorio Martínez quien exhibió, todo un arsenal técnico y artístico que hizo que las plateas de ambos teatros, se colmasen de sinceros como sentidos aplausos.

Un segundo subtítulo de esta pieza fue dado por el autor: "Autopsia nacional en 9 innings suspendido por lluvia". Estructurada bajo el esquema del deporte favorito de los venezolanos, el base ball, que permite a su estructura externa apelar a una forma lúdica para insertar el eje temático de la familia y el asunto del odio, hace que su forma de comedia sea, desde todos sus ángulos de ataque, una incisiva radiografía de la indolencia, la violencia y una indagación sobre los frágiles lazos que ostenta el nexo sanguíneo cuando no hay verdad tras ello.

Sobre todo, tal y como lo dice su Alejandro, personaje central - el cadáver de un joven jugador de baseball- cuando en el 1er inning, viéndose a sí mismo dice: "El odio. Eso. Para nosotros odiar es querer" o, cuando en el paso del 3er inning, de ve llegar a la morgue a su tío Carlos Alejandro no sólo coloca el acento de lo trágico de ver a su sobrino inerte sino que, conjugando, su drama personal de ser portador asintomático del HIV, de haberse ido del país, escapando del ominoso miedo social y con un hijo muerto por ese mal, discurre:

"Pero ¿la familia? La familia lo sabe todo (...)"

"(...) y la verdad, no entiendo por qué los enfermos de SIDA nacionales se van, por qué prefieren morir en Nueva York, por qué los enfermos abandonan a sus familias.

(A ALGUIEN QUE LE DIRIGE LA PALABRA)

¿Que la familia quiere que me vaya?"

Parlamentos duros, frases cortas pero densas de eso que un autor hurga para moldear lo que somos o lo que pretendemos ser. Una clave para desentrañar el poder y sus relaciones en la sombra cuando la desgracia toca a alguien. Para develar los mecanismos del subconsciente que pisotea al desvalido o desvela las clavijas de la apariencia. Eso y más, podría decirse de Fotomatón

Pero, lo cierto es que tras este unipersonal, tras esta recolocación de una pieza pocas veces trabajada / exhibida en la dinámica teatral de este país, Gustavo Ott valida con fuerza atroz, los desiguales niveles del amor, del odio, del poder y la discriminación. Contundente y actual. Vigente y poderosamente estremecedor es la posibilidad de re leer una vez más sobre la escena.

Es ahí cuando uno puede afirmar como crítico, como espectador y como público que eso son las obras que le hablan al ser nacional venezolano en aquellos años de un siglo que parece ya lejano pero que retumba con sentido y pertinencia en este que apenas traza sus primeros quince años.

Una puesta en escena mucho más crepitante en elementos no verbales. El signo audiovisual acomete en el subconsciente del espectador el reforzar con otros referentes icónicos y como pistas sobre la forma de ser del venezolano y ?por qué no?, hasta del latinoamericano.

Es un texto nada fácil porque exige contar con un actor capaz de desdoblarse, de articular en lo orgánico que es lo propio de la comedia, lo esencial del drama y lo fundamental de lo trágico.

Debe ser alguien con piso de manejo con su potencial de respiración, con la dosificación de ritmo interno y de saber componer y descomponer en apenas segundos, un personaje para dar paso a otro. Incluso, tener consciencia del tempo y de la expectativa que genera en la platea.

José Gregorio Martínez demostró con desenfado en lo técnico como en lo visceral que esos ocho papeles podían ser un gran reto. El aplauso y la entrega de atención del público lo afirmó que tenía - por lo menos en la función que le ví en la Sala Rajatabla - que es un actor dúctil, poderosamente perspicaz, sincero en su entrega e con una hiperquinésis o un ritmo pausado que le otorga potencia a cada uno de sus papeles.

Fotomatón se ha convertido en este primer semestre del 2015, un alegato teatral capaz de estremecer a quien lo vea. Un espectáculo sin excesos aunque haya una cierta saturación de elementos visuales. Eso no lo disminuye, lo resemantiza. Es por ende, una propuesta digna de estar por más tiempo en cartelera e incluso, hasta de ser llevada en gira. Si se sigue presentando, es de esos trabajos escénicos que uno llevará en el recuerdo. 

Nota: Las referencias de los parlamentos empleados en esta nota fueron extraídos del libro Gustavo OttLas piezas que arrugan el corazón. (1998), pp: 117,127. Cuadernos del Teatro San Martín de Caracas. Alcaldía de Caracas. Instituto Municipal de Publicaciones. Caracas. Venezuela

 

Sócrates,taxista

Pepe Domínguez  no cesa de trabajar en las artes escénicas.



Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe
@avencrit
 
El bateador emergente, para decirlo en léxico beisbolero, del grupo Rajatabla es Pepe Domínguez, reconocido actor, director, dramaturgo y periodista. Él ahora ha puesto en escena la pieza venezolana, Sócrates, taxista de Héctor “Moncho” Castro. Y hará temporada en la sede de la institución desde el 17 de junio.
 
 Pepe admite que siempre se está yendo y siempre regresa al seno rajatablino. Ha perdido  la cuenta de esas huidas y sus retornos. “No sabría decírtelo, pero son muchos. Me embarqué y desembarqué varías veces de este buque insignia que  es Rajatabla y le fui infiel unas cuantas veces con otros proyectos muy significativos en mi carrera como fueron Autoteatro, El Ateneo de Caracas o el Teatro San Martín. Pero eso sí, siempre fui rajatablino aún antes de estar en la nómina de la institución porque desde el año 1981, en que trabajé como periodista para el Festival Internacional de Caracas, se ató un nudo de comunión estética con Carlos Giménez muy profundo. A eso se sumó mi amistad con pilares de la institución como Pepe Tejera,  Francisco Alfaro, Daniel López y más tarde con Raúl Brambilla. Ha sido un viaje largo con grandes tormentas pero enormes satisfacciones. Y aquí estoy de nuevo”.
 
Subraya que él no sabe porque insiste en apuntalar al grupo Rajatabla y más en estos tiempos de crisis. “Sinceramente no lo sé; quizás algún cordón umbilical no cortado y mira que lo he intentado poniendo mi renuncia  definitiva  varias veces sobre la mesa o desapareciendo durante meses sin explicaciones, pero siempre una llamada de Carlos o de Paco o ahora de William López me hacían ver que estaba tatuado el espíritu rajatablino en mis vísceras y que esa marca es imposible de borrar”.
LOCURA DELICIOSA
 
Pepe explica que en estos momentos ha montado una de las obras ganadoras del Concurso de Dramaturgia Rajatabla, creado por Francisco Alfaro y Gerardo Luongo hace unos años. La pieza es  Sócrates, Taxista  de su buen amigo Héctor “Bongo” Castro. “Una locura deliciosa con un montón de personajes desquiciados, que me permite jugar y experimentar con diferentes géneros teatrales al mismo tiempo, y a la vez indagar con lo que ha sido mi experiencia en la institución”.
 
 Puntualiza que Sócrates, Taxista  nos presenta la estampa de un rincón del país. “Es, como dice su autor, la triste y célebre historia de una esquina, donde perro come perro y en donde por unos pesos te pueden joder. En esta esquina se pasean jíbaros, homicidas, choros, putas y maricos, donde hay dos líneas de taxis que se disputan a sangre y fuego un lugar para trabajar. Ambas líneas dicen tener razón, pero lo que sí hay en esta contienda es mucha mezquindad, alevosía, miseria y traición. Una historia de contrariedades donde también hay una de amor, de goce, pasión y dolor. La obra dibuja a un país, nuestro país, pero lo hacemos no desde una visión trágica, sino cómica, amena, a ratos absurda, porque es la única manera que tenemos de sobrevivir  al disparate que nos rodea”.
 
MUCHACHOS DEL TNT
 
Sobre las características de su trabajo revela que está trabajando con “muchachos del Taller Nacional de Teatro, activos y egresados. Antes me preguntabas que me impedía alejarme de la institución y el TNT es una de la razones. Tuve la suerte de dirigir el taller durante unos 15 años y me emociona ver como muchos de sus egresados son los que marcan la pauta del teatro actual tanto a nivel doméstico como afuera. Se han iniciado aquí artistas integrales, que luego se han ido puliendo profesionalmente y enriqueciendo con otras estéticas, pero el germen inicial, “la droga” que los hizo adictos a lo teatral tiene su origen a la siembra de todos esos grandes creadores que por más de 40 años han transitado por Rajatabla. Y eso en América Latina no es poco. Entre revoluciones, diásporas políticas, intentos de golpe de estado, cambios permanentes de políticas, Rajatabla es uno de los pocos grupos artísticos que ha podido sobrevivir y ojalá que sea por muchos años más”.
Aclara que con “los estudiantes nunca es difícil trabajar. Es duro sí, porque les faltan las vivencias, pero tiene el alma pura, sana, sin contaminarse aún. Son niños muchos de ellos y poseen ese desparpajo que les impide tener la  vergüenza de exponer su carne y su sangre nueva”.
 
“Conjuntamente con este trabajo estamos montando un divertimento, escrito a varias voces  Cayetana, no se calla, para el BOD, y haciendo algo de cine, una pasión a la cual me he entregado como actor últimamente; también nos estableceremos en el  extranjero, durante un tiempo, para dedicarnos a  una labor literaria, que bajo un seudónimo, vengo desarrollando desde hace algunos años”.
 
GRANDE DE ESPAÑA
 
Con  las actuaciones de Miriam Pareja y Loly Sánchez, así como la participación especial de Roland Carreño, se presenta, en BOD Centro Cultural, Cayetana no se calla , espectáculo creado a partir de la vida de una sobresaliente noble europea para tejer una visión fantástica, onírica y divertida y, sobretodo, muy teatral, de una mujer de rompe y rasga que transgredió prejuicios y apariencias para vivir como quiso. Grande de España pero, por encima de todo, un personaje único e irrepetible que nació, vivió y murió sin dejar a nadie indiferente. Y es que su vida, exagerada y deslumbrante como sus numerosos títulos nobiliarios, logró trascender el mundo de la nobleza para hacerse una leyenda por su rebeldía y constante desafío a los convencionalismos sociales. El texto pasa revista por sus amores –los aplaudidos y los prohibidos- por sus amistades, tanto las de abolengo como las bohemias; por su fortuna, relaciones con sus hijos, el amor por su país, a Sevilla, al flamenco y en definitiva, por la lucha interna y externa para honrar sus apellidos sin traicionar su pulso vital.