lunes, 30 de diciembre de 2013

El Top 10 teatral de 2013

Se cierra un ciclo y siempre hay que mirar atrás para evaluar, aprender de los errores y aprovechar los aprendizajes durante el año. 2013 fue un año variopinto en materia teatral, creo que lo más importante es que se nota una disposición del teatro independiente de autor a no abandonar el esfuerzo conseguido en años de trabajo y tratar de recuperar los espacios perdidos.
Siento que el teatro de arte, el que hacemos los grupos independientes está despertando de nuevo, aún falta mucho terreno que ganar, que cedimos al teatro comercial debido a las grandes carencias y necesidades económicas del país y del medio teatral, se ha sacrificado calidad por taquilla y la TV se metió en el teatro.
Todo el teatro debe ser comercial, y las Comedias Ligeras Comerciales (CO.LI.CO) deben existir, debe haber para todos los gustos, el problema es que sólo exista y se programe en las salas espectáculos comerciales y con "figuras" de cartel. Siento que este año 2014 eso irá cambiando en la medida que nosotros los mismos teatreros hagamos el esfuerzo por re-conquistar nuestros espacios perdidos y los programadores de las salas entiendan que el dinero no puede estar por encima de la calidad y el arte porque irrespetan al espectador.
Por otro lado es necesario ir educando de nuevo al público venezolano. Enseñarle que no sólo al teatro se va a reír sin pensar, el problema a superar es que la formación en nuestro país está en unos niveles lamentables y cuesta mucho hacer entender al público de a pié que el teatro no es sólo actores de Tv, stand up o problemas sexuales. Hay muchos artistas del teatro que continuamos trabajando por un mejor nivel teatral tenemos muchos ejemplos de grandes y talentosos actores de “cartel” que se han comprometido en piezas de alto valor artístico, hacia eso hay que apuntar: risa bien hecha más un texto inteligente que les hará reflexionar, con impecables actuaciones.
A continuación la lista de los 10 acontecimientos teatrales más importantes que a mi criterio llamó la atención en 2013:

10.- Stop Kiss, de la mano de la productora Ananás, liderada por Reinaldo Cervini, la directora Consuelo Trum logró conmover a los espectadores de la Sala Plural del Trasnocho Cultural y nos entregó una cuidada reflexión acerca de la homofobia, producción impecable y soberbias actuaciones de Sheila Monterola y Karina Velásquez. Un reto de dirección con un texto que fue pensado para la TV. O el cine.

9.- Profundo, en la misma sala, revivió el verbo cabrujiano bajo la batuta de Héctor Manrique, para comprobar que José Ignacio Cabrujas es nuestro clásico más universal. Entender que lo contado en Profundo parece definirnos en nuestra idiosincrasia y que seguimos en el mismo punto histórico es una dolorosa realidad. Manrique, puso atención en la dirección de actores y logró orquestarlos de una manera extraordinaria, cada uno en su rol descolla de forma contundente su carácter sobre la escena. La solidez del equipo artístico ofreció interpretaciones determinantes que pasearon al público desde el humor negro hasta la risa que se transformó en mueca, con soberbias actuaciones de Luis Abreu y las veteranas Tania Sarabia y Violeta Alemán. Junto a los talentosos Prakriti Maduro, Daniel Rodríguez y Angélica Arteaga.  

8.- Los enemigos del Pueblo, Este año asistimos a dos versiones de Un enemigo del pueblo, de Ibsen, el Grupo Teatral Emergente de Caracas, bajo la égida del inteligente Jesús Delgado, logró una brillante puesta en escena, cuidada en detalles estéticos y en sus actores, destacaron del colectivo: Antonio Delli, Claudia Nieto, Wilfredo Cisneros y Jesús Hernández. Por otro lado Skena, dirigidos por el arriesgado Armando Álvarez, mostró un espectáculo centrado en la denuncia mediática, la versión que del texto realizó el maestro Ugo Ulive centró la atención en el personaje del Alcalde, en este caso Jorge Palcios quien se lució como primer actor, sin dejar de lado a Basilio Álvarez en el papel del Dr. Stockman, Disímiles versiones igual contundencia y riesgo artístico.  

7.- El Hombre más aburrido del mundo, Gustavo Ott, nuestro autor más internacional, logra en este elaborado texto de teatro-periodismo, cautivar al público con una historia épica de un hombre que logra burlar a los servicios secretos de ambos bandos en la segunda guerra mundial a través de su histrionismo y amor por el teatro. La puesta en escena de Luis Domingo González, supo sacar el jugo a sus actores y el mayor peso cae en su protagonista José Gregorio Martínez, que con este trabajo, demostró su madurez y talento actoral.

6.- El Gigante de Mármol, en el marco del XVIII Festival Internacional de Teatro de Caracas, que arribó a sus 40 años de existencia, pudimos disfrutar del filosófico e texto y puesta en escena de Luigi Sciamanna, que intituló El gigante de Mármol, aquí, se pusieron en discusión de forma muy inteligente por parte del dramaturgo, grandes temas como la libertad de creación, el artista defendiendo su idea, la castración del poder, venga de donde venga y los intereses económicos que han persistido a través del tiempo. Protagonizado por: Elvis Chaveinte, Jorge Palacios, Marcos Moreno, Armando Cabrera y el propio Sciamanna. Esta obra viene a cerrar el díptico del autor acerca de El David de Miguel Ángel, junto con la pieza La novia del gigante, estrenada el año pasado en el Teatro Trasnocho.

5.- Margburg, Aníbal Cova, Newman Vera y Giovanna Sperandei, son los jóvenes líderes de Dram-on que emprendieron la idea de llevar a cabo este proyecto y convocaron a uno de los directores más sobresalientes del país, Juan José Martín quien a su vez logró amalgamar un casting de primera línea encabezado por los veteranos: Diana Volpe, Guillermo Díaz (Yuma), Eulalia Siso y Elio Petrini, en compañía de los jóvenes Ana Melo, Markel Méndez, Louani Rivero y los mismos “Dram-ones”: Cova y Vera. Iniciaron la aventura apasionados por la historia y desafiando todos los escollos que puede significar realizar un montaje teatral de autor frente a la marquesina actual caraqueña donde pululan las risas y los actores con escasas prendas de vestir y hermosos cuerpos. Pero lo lograron y Margburg, se transformó en un espectáculo cuidado con calidad de exportación y una producción impecable.

4.-  Tierra Santa, El Taller Experimental de Teatro (TET) arribó a sus primeros 40 años y apostaron por llevar a escena el más reciente texto del dramaturgo venezolano Elio Palencia, uno de nuestros más altos valores de las letras dramáticas. Lo importante de este espectáculo a mi juicio, es cómo Palencia logra hablarnos de nuestra idiosincrasia desde lo masculino, y resalta el problema de la paternidad irresponsable en las voces de dos hermanos (Gullermo Díaz (Yuma) y Ludwing Pineda) que en su vejez, tratan de reconciliarse con un nefasto pasado de abandonos, en un remoto pueblo de nuestra geografía nacional. Dirección inteligente de Costa Palamides y pulcra producción de Karla Fermín.

3.- Rondó Adafina, La producción de este delicioso espectáculo estuvo en manos de la productora Image Class a cargo de Carlos Scoffio y Sonia Whitman, impecable en detalles y guiados correctamente por la sapiencia de Edwin Erminy, su autor y director, quien supo rodearse de un extraordinario elenco artístico encabezados por el maestro Francisco (Pancho) Salazar, Oswaldo Maccio, el hilo de la historia, descollando talento actoral y conmoviendo con su hermosa voz a los espectadores, acompañado por las veteranas Gladis Seco y Carolina Leandro, junto a los jóvenes: Vera Linares, Mónica Quintero y Pastor Oviedo, todos demostrando un gran nivel y comprensión de lo que el creador Erminy necesitaba para su espectáculo: intérpretes integrales, actores, bailarines, cantantes con la sensibilidad a flor de piel para lograr conmover al público con sus performances.

2.- Jazmines en el Lídice, es un  trabajo que todo caraqueño, y extenderíamos a todo venezolano debe ver, allí encontrará una terrible y hermosa radiografía de nuestra convulsa sociedad, tragada por la violencia y la pérdida del respeto por “el otro”. Seis mujeres coinciden en la casa de una de ellas Meche, son hermanas, cuñadas, madres, amigas, vecinas un solo hilo las une, el dolor por la pérdida de sus hombres en mano de la violencia. Sus hijos, maridos, primos, cuñados, amigos, vecinos, han caído uno a  uno dejándolas solas rumiando su dolor. Las primeras actrices Gladys Prince y Omaira Abinadé, lideran el elenco que secundan Rossanna Hernández, Patrizia Fusco, Samantha Castillo y Tatiana Mabo, todas bajo la correcta visión escénica de Jesús Carreño, quien logró una realista puesta jugando a ratos con los imaginarios surrealistas de lo que podría ocurrir en las mentes de estas féminas rasgadas por la injusticia y la impunidad. La dramaturga Karin Valecillos, logró alzarse con el Premio Isaac Chocrón en su primera Edición, entregado este año y junto a su colectivo Tumbarrancho Teatro, logran colocarse como una de las agrupaciones más sólidas e interesantes del panorama teatral venezolano, en tanto mantienen el trabajo de “grupo” perdido hace ya muchos años en el país lo que los lleva a producir estos resultados. 


1.- La caja de fósforos, presenciar lo que ocurrió durante 2013 en la antesala de la Concha Acústica de Bello Monte, era estar frente a un acontecimiento que pocas veces se ha dado en nuestra golpeada ciudad en los últimos tiempos. Tres colectivos teatrales de reconocida trayectoria profesional en las tablas venezolanas: Contrajuego, Circuito Arte Cénica y Hebú Teatro, dirigidos por Orlando Arocha, Ricardo Nortier y Diana Volpe, respectivamente; salvando todos los obstáculos posibles y apoyándose en su constante trabajo, lograron levantar una nueva “sala teatral de bolsillo” a la que han llamado La caja de fósforos.
Nos parece increíble esta hazaña en tanto el país-económico que vivimos no es el más adecuado para tales fines. Donde más bien las agrupaciones deben bajar sus “santamarías” por no poder costear sus gastos. Éstos férreos artistas, lucharon hasta hacerse de un nuevo lugar y brindarle a toda la comunidad aledaña y en general a la urbe, una exclusiva sala de cincuenta y cinco puestos.
La oferta fue variada desde su apertura en mayo de este año con el polémico montaje de Macbeth dirigido por Arocha; luego le siguieron: Saverio el cruel, clásico contemporáneo argentino; un extraordinario festival de talento emergente que denominaron El piquete; a lo que siguió la puesta en escena de Agreste, conmovedora historia sobre la homofobia en un pueblo del Norte de Brasil, dirigida por Ricardo Nortier y cerrando el año, la contundente pieza Celebración basada en la película danesa Festen, en versión teatral inglesa, dirigida por Volpe.
Junto a las propuestas infantiles que consistieron en la puesta en escena de Mi amiguito Frankenstein  y El día que cambió la vida del Señor Odio. Los proyectos llevados adelante no tuvieron desperdicio alguno y el batallón de artistas que han conseguido una tribuna para expresar sus inquietudes es innegable. Para mí este es el más importante evento de 2013. 
¡Feliz 2014! ¡Se abrirán los telones y veremos!
Caracas, 30 de diciembre de 2013.
@rosasla


Teatro año 2013.


Por Bruno Mateo
@bruno_mateo

Este año 2013 fue un año en el cual ocurrieron  ciertos acontecimientos que dinamizaron al  teatro de Caracas:

1.    La segunda edición del festival de teatro de  Caracas en donde pudimos observar la enorme cantidad de agrupaciones que hacen vida en la Capital de la República, al igual que la apertura de nuevas salas de representación lo que hizo posible la consolidación de un circuito de salas en la ciudad y lo más importante de este evento es que logró poner en una misma plataforma a grupos de variadas posturas ideológicas y políticas lo que indica que se abren puertas para una sana convivencia en el ámbito teatral. El Festival fue interrumpido a partir del 5 de marzo por el fallecimiento del entonces Presidente Hugo Chávez Frías.

2.    En el mes de febrero se crea la Asociación venezolana de crítica teatral Avencrit y con ésta el Premio de la crítica, con sus diecinueve renglones.

3.    En modesto formato se llevó a cabo desde el 21 al 31 de marzo el XVIII Festival internacional de teatro, organizado por el Ateneo de Caracas.

4.    La creación de la sala de teatro La caja de fósforos, la cual fue inaugurada con la obra “Macbeth” de William Shakespeare dirigida por Orlando Arocha. La sala comenzó a laborar en el mes de mayo.

5.    En el mes de junio se abre la segunda  sala Teatrex en el Bosque.

6.    Se entrega el premio municipal de teatro “César Rengifo” año 2013, conferido por la Comisión permanente de educación y cultura del Concejo del Municipio bolivariano libertador del Distrito capital   que registra “todas las representaciones escénicas de teatro en vivo, producidas en el Municipio Bolivariano  Libertador del Distrito Capital, en el lapso comprendido entre el 31 de mayo de 2012 y el 30 de abril de 2013” en donde la obra “Tierra Santa” del venezolano Elio Palencia y dirigida por Costa Palamides obtiene seis distinciones, incluyendo texto y dirección.

7.    Se crea el 17 de septiembre Movimiento Infantil y Juvenil de Teatro César Rengifo con Pedro Lander a la cabeza después de la  renuncia de Armando Carías.

8.    Durante el mes de septiembre se entregó la I edición del Premio Isaac Chocrón, el cual le fue conferido a la obra “Jazmines en el Lídice” de la dramaturga venezolana Karin Valecillos.

9.    Por primera vez en el Centro de estudios latinoamericanos Rómulo Gallegos Celarg en la dirección de teatro encabezada por el dramaturgo César Rojas se convoca oficialmente a todas las agrupaciones del país,  por medio de los medios de comunicación, a las coproducciones del año, en este caso el 2014, y son evaluados bajo unos parámetros de política cultural por representantes de distintas esferas del ámbito teatral del país.

domingo, 29 de diciembre de 2013

La escena teatral 2013

Por Joaquín Lugo
@joaquinlugo
La escena teatral 2013 (I): Los espacios


Para el año 2013, la Zona Metropolitana de Caracas sigue siendo el área de mayor concentración de la actividad teatral que se realiza en Venezuela.

En el ámbito privado, el Centro Cultural BOD (Anteriormente Corp Banca), Escena 8, Trasnocho Cultural, Premium y Teatrex han mantenido su oferta y se agregó el Teatrex del Bosque en la sede de FEDECAMARAS. Sin embargo, sitios como Urban Cuplé se han posicionado y se inauguró el Teatro Santa Fe, ambos con una cartelera atractiva. El Teatro Chacao y la Sala José Ignacio Cabrujas se mantienen en el Municipio Chacao y el Teatro César Rengifo en Sucre.

El uso de bares y salones de los hoteles continúa en repunte como: Embassy Suites, Meliá, Ibiza y el Hotel Alba Caracas. De igual manera, el Teatro Bar continúa con su oferta. Obras destinadas a la comunidad homosexual se presentaron en sitios como Hipocampo Sala Show y Telo Café, además de otros lugares.

El "Circuito Teatral de Caracas" sigue siendo la mayor apuesta de la Alcaldía del Municipio Libertador en el ámbito oficial, con el apoyo del Ministerio de la Cultura. Este año se agregaron las salas: Teatro Aquiles Nazoa, Teatro Simón Rodríguez y Cine Parque Central a los ya tradicionales teatros: Nacional, Municipal, Principal, Catia y Cristo Rey que, junto a las salas de UNEARTE, han dado cabida a gran variedad de agrupaciones y de manifestaciones como la danza y la ópera. Espacios como la Casa del Artista y el Teatro Alberto de Paz y Mateos se mantienen como los retos a vencer debido a su inestable programación. Al parecer, la Sala Rajatabla, el Teatro San Martín de Caracas y el CELARG se anexarán al circuito. Espero que esto mejore las condiciones del último porque se han visto deterioradas durante el año.

Una iniciativa que llama la atención porque se posicionó en poco tiempo fue: La caja de fósforos. Miembros de las agrupaciones Teatro del Contrajuego y Hebu Teatro con el apoyo de la Alcaldía de Baruta, han manejado de manera independiente un lugar donde se han presentado montajes de calidad. Un espacio anexo de la Concha acústica de Bello Monte sirve de sede a este lugar que ha recibido una buena cantidad de público en busca de una oferta distinta.

Otros espacios como la Sala María Teresa Castillo del Ateneo de Caracas, el Teatro de la Asociación Cultural Humboldt, Teatro Luis Peraza y la sala Río Teatro Caribe tuvieron un uso discontinuo en la temporada. Finalizando el año, tuve la oportunidad de ver cómo se empleó un recinto de la Escuela de Enfermería de la UCV en Sebucán.

Como se puede apreciar, el teatro en todas sus tendencias y estilo dispone de espacios para su desarrollo, los encuentra o los crea.


 

La escena teatral 2013 (II): La dramaturgia


Para el año que culmina, la dramaturgia de autores venezolanos tuvo un repunte en la cartelera teatral al contrario del año pasado donde pocas piezas se pudieron apreciar. Tierra santa del prolífico Elio Palencia y Jardines en el Lídice de la cada vez más reconocida Karin Valecillos fueron dos textos que destacaron. De hecho, el último ganó la primera edición del Premio Isaac Chocrón que busca reconocer anualmente el mejor trabajo del año. Además, Valecillos creó un experimento interesante, entrelazando partes de las piezas de Cesar Rengifo cuya temática es la Venezuela petrolera, llamado: Bajo tierra. Por su parte, Palencia presentó una versión de un trabajo anterior con el nombre de Mátame, mamá.

Otro de los experimentos fue la presentación de varias obras de diferentes autores venezolanos contemporáneos denominado "El piquete" que incluyó a Laik a Viryin, también de Valecillos, Hay que matarlos a todos de Haydee Faverola, Alrededor de la mesa de Nayauri Jiménez, Necro-lógica de Nathalia Paolini, El fiscal de Gennys Pérez, Niños lindos de Fernando Azpurua, No molestar, 4 microrelatos de Jorge Cogollo, Cambiemos de vida de Adolfo Oliveira y Tenebros de José Miguel Vivas.

Uno de los dramaturgos nacionales más importantes volvió a escena: José Ignacio Cabrujas, con dos de sus piezas emblemáticas: Profundo y El día que me quieras. Su estilo tiene la capacidad de mantenerse en el tiempo porque el país no ha cambiado o el venezolano sigue siendo el mismo. También volvieron a escena: Con una pequeña ayuda de mis amigos y Los taxistas también tienen su corazoncito, ambas de de Néstor Caballero. La primera de ellas se presentó gracias a un homenaje que realiza la agrupación Rajatabla y que dio pie a un concurso de dramaturga nacional con obras que se montarán el año que viene. Otros textos de autores nativos fueron: El hombre más aburrido del mundo de Gustavo Ott, El gigante de mármol de Luigi Sciamanna, Inolvidable de José Gabriel Núñez, Posdatados de Nayauri Jiménez, El sitio de José Antonio Barrios, El inmortal de Paul Salazar Rivas y Rondó Adafina de Edwin Erminy, junto a nuevos montajes de El pez que fuma de Román Chalbaud y Habitantes del fin de los tiempos de Johnny Gavloski.

En la dramaturgia extranjera, destaco a dos montajes disimiles de El enemigo del pueblo de Henrik Ibsen, un texto en el que se pueden establecer relaciones con el entorno político del país. Del catalán Guillem Clua se presentaron dos piezas: La piel en llamas y Marburg, que sorprendieron por su crudeza. Otra pieza que sorprendió fue la adaptación teatral del guión de la película Celebración.

En fin, la dramaturgia de este año fue muy amplia.
La escena teatral 2013 (y III): Eventos


Una variedad de eventos y propuestas del año que culmina son importantes de recordar. Para comenzar, FUNDARTE, ente cultural de la Alcaldía del Municipio Libertador, y la Gobernación del Distrito Capital organizaron la segunda edición del Festival de Teatro de Caracas. Una amplia oferta de espectáculos del todo el país se presentaron en la salas del Circuito Teatral de Caracas hasta que todo fue suspendido debido al duelo nacional que todos conocemos. El festival del año que viene será de mayor envergadura con la presencia de grupos internacionales porque se estableció un convenio con el Festival de Teatro de Bogotá.Por su parte, el Ateneo de Caracas sacó adelante nuevamente el Festival Internacional de teatro. Su cartelera estuvo más limitada que el año anterior, si bien se pudieron apreciar buenos trabajos de las agrupaciones: La Zaranda de España y Timbre 4 de Argentina, junto a las coreografías de EDX2 de la República de Corea.

Como comenté en la columna dedicada a los espacios, la creación de la "Caja de fósforos" en la Concha acústica de Bello Monte fue importante. Su propuesta de presentar textos de autores venezolanos contemporáneos y escoger directores noveles representó un gran acierto. Además, permitieron al público compartir el proceso de creación del montaje: Celebración. Los interesados debían pagar una cantidad de dinero para vivir la experiencia completa. Este tipo de experimentos son pocos frecuentes en una Venezuela donde los colectivos son celosos de exponer sus visiones a los demás.

Un evento dedicado a apoyar a los grupos de poca trayectoria como lo es el Festival Teatral de Autor tuvo como temática principal a tres dramaturgos venezolanos: José Gabriel Núñez, Johnny Gavlovski y Rubén León. Asimismo, en el interior del país, se mantienen los Festivales de Teatro de Occidente y de Oriente gracias al esfuerzo de sus organizadores, mientras que el Encuentro Internacional de Teatro "Arribando al Puerto de Maracaibo" va adquiriendo mayor resonancia luego de su tercera edición, que contó con la presencia de un nutrido grupo de invitados internacionales. De igual forma, "Por el medio de la calle", que organiza Cultura Chacao, sirvió de vitrina para propuestas parateatrales que amplían la opciones para los espectadores, aunque se celebre una vez al año.

Por último, no puedo dejar de comentar el amplio aporte que realizó el Centro Nacional de Teatro a diversos colectivos nacionales. Esta acción, junto a las ya tradicionales coproducciones, constituyen las políticas culturales del Estado en torno al teatro.




Los 40 mejores espectaculos del 2013

"Menguada la hora" entre lo mejor del 2013.
Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe

No menos de 162 eventos de artes escénicas reseñamos a lo largo de la temporada 2013 y por eso elegimos los 40 mejores espectáculos. Ahí la dramaturgia criolla tuvo mayor presencia, especialmente los textos de Elio Palencia e igualmente José Ignacio Cabrujas con su trilogía básica, resuelta por el director Héctor Manrique. Xiomara Moreno recibió un homenaje en Unearte, gracias a los puestistas Miguel Issa, Costa Palamides, Juan José Martín y Diana Peñalver, mientras Karin Valecillos destacó con Jazmines en el Lídice.

Diana Volpe y Soraya Orta impactaron respectivamente con sus estudiadas y ecléticas puestas en escena, al tiempo que la incesante guerra contra el Sida tuvo dos montajes importantes, gracias a Johnny Gavloski y Elio Palencia.

Luis Fernández materializó uno de sus caros sueños: el musical Chicago, con talento criollo. El director César Rojas reapareció con su versión de un cuento galleguiano, al tiempo que la temática gay fue abordada sin estridencias por textos de Palencia y Boffill.

Hubo actuaciones memorables, como las Gladys Prince, Jorge Palacios y Basilio Álvarez en Jazmines en el Lídice, El enemigo del pueblo y Hamlet, mientras otra generación actoral puja por ocupar los primeros lugares: Abilio Torres, Elvis Chaveinte, Gabriel Agüero, Ángel Pájaro y Rossana Hernández, entre otros.

Aquí recordamos los 40 mejores montajes, mes a mes:

DICIEMBRE: Limbos de Xiomara Moreno. Rondó adafina de Edwin Erminy. El árbol de Salvatoris de Gerardo Blanco López.

NOVIEMBRE: Hamlet, versión Ciane de Soraya Orta. Hablando de mujeres y traiciones de Luis Carlos Boffill. Mátame de Martin Hahn. Celebración, versión escénica de Diana Volpe. Chicago, versión escénica de Luis Fernández.

OCTUBRE: El inmortal o La inmortalidad negada a un hombre eterno de Paul Salazar Rivas. Marburg de Guillem Clua.

SEPTIEMBRE: El Inolvidable de Carlos Márquez Capecchi y José Gabriel Núñez. Agreste de Newton Moreno. Cajita de arrayanes de Lutecia Adams. El pez que fuma de Román Chalbaud. Boeing Boeing de Mar Camoletti. Menguada la hora, versión de César Rojas sobre texto de Rómulo Gallegos.

AGOSTO: El enemigo del pueblo, versión de Ugo Ulive. Jazmines en el Lídice de Karin Valecillos. Alias El Papi de Luis Vicente González. Los chicos del 69, versión de César Sierra.

JULIO: El día que me quieras de José Ignacio Cabrujas.

JUNIO: Mátame, mamá y Penitentes de Elio Palencia. MAYO: Animales feroces de Isaac Chocrón. El gigante de mármol de Luigi Sciamanna. Bajo tierra, versión de Karin Valecillos sobre la tetralogía del petróleo de César Rengifo. Caricias, versión de José Jesús González.

ABRIL: Posdatados de Naya Jiménez. Con una pequeña ayuda de mis amigos de Néstor Caballero. A mi gordo no me lo quita nadie de Luis Fernández. Habitante del fin de los tiempos de Johnny Gavloski. Pedro y el capitán, versión escénica de Consuelo Trum.

MARZO: Godspell, versión de Armando Álvarez. Acto cultural de José Ignacio Cabrujas.

FEBRERO: Profundo de Cabrujas. Tierra santa de Elio Palencia. Los taxistas también tienen su corazoncito de Néstor Caballero. Stop Kiss de Diana Son.

ENERO: Marx en Caracas, versión de Oscar Acosta. Hamlet, versión de Ugo Ulive.

Para mayor información hay que revisar mi libro Teatro 2013.


 
 
 
 
 

lunes, 16 de diciembre de 2013

Los judíos y su sopa Adafina en Venezuela

Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe

Los invasores o foráneos visitantes que se instalaron en este continente, a lo largo de los últimos 500 años, no eran únicamente españoles, africanos, holandeses y demás pueblos europeos. También lo hicieron, para escapar del Santo Tribunal de la Inquisición, casi todos los judíos o practicantes de la religión hebrea expulsados del reino español, y aquí, en estas tierras de gracia, podían camuflarse y así comenzaron discretamente a aposentarse en la Capitanía General de Venezuela y mucho más cuando se transformó en República de Venezuela.

Esos judíos, que pasaban por cristianos conversos, llegaban de Curazao, del norte de África y de otras tierras donde los perseguían. La historia, teatralizada de esos judíos- el vulgo los llamaba "turcos", porque algunos portaban el pasaporte del Imperio Otomano- que se quedaron y dejaron huella y además ayudaron a toda la colectividad venezolana, ha revivido en la antigua capilla de la Escuela de Enfermería de la UCV, en Sebucán, gracias el exquisito espectáculo Rondó Adafina, escrito y dirigido por Edwin Erminy, el cual es una sorprendente e integradora celebración de la identidad y esencia venezolanas a través de sus rituales que combinan, sabiamente, teatro, danza, música y hasta algunos toques gastronómicos, como la sopa Adafina o cocido con garbanzos y cordero.

Es, pues, Rondó Adafina en una especie de fiesta sensorial que exalta la diversidad distintiva del ser venezolano, a través de la historia de un personaje ficticio, Haím Benatar, y de su ancestral receta real para cocinar la adafina. Ahí, gracias a las versátiles caracterizaciones de Oswaldo Maccio y Francisco Salazar, además del esmerado acompañamiento de Mónica Quintero, María Carolina Leandro, Pastor Oviedo, Gladys Seco y Vera Linares, el público viaja desde la Caracas de los dictatoriales años 50 hasta el Marruecos del siglo XV, para pasearse por la España (Sefarad), Portugal, Holanda, Brasil y Curazao, hasta retornar a la Venezuela de los siglos XIX y XX.

Esta impactante producción, con el sello de calidad de Image Class y la originalidad que ha distinguido los montajes del proyecto Ópera Trasatlántica, cuenta con la coreografía de Luz Urdaneta, la dirección técnica e iluminación de Carolina Puig, y la dirección general, escenografía y dramaturgia de Edwin Erminy, todos bajo la producción general de Carlos Scoffio.

La música, inspirada en el recorrido de la histórica comunidad sefardí a Coro, tiene un rol protagónico. Alterna instrumentaciones judeo-arábica, sonoridades raíz de la música flamenca o resonancias hispano moriscas, gracias a una pulcra mixtura de formas y géneros que expresan el mestizaje cultural que exalta el espectáculo, con la participación de un destacado grupo de músicos profesionales, dirigidos por Santos Palazzi, quien también toca guitarra, Jaime de Armas, (flauta), Pedro Vásquez, (cello), Juan Carlos Hernández (percusión) y el compositor venezolano Federico Ruiz, en el acordeón. ¡Culpables de ese fino rondó!

¡Hay que consumir un tazón de Adafina para interiorizar más aquello!

Lo único que lamento no haber apreciado es el típico olor de la comida judía, especialmente durante la elaboración de la Adafina, efecto que se habría logrado fácilmente con unas sartenes con aceites o mantecas y unas cuentas ollas en ebullición con las especies, los granos, etcétera.

Receta multisensorial

"Rondó Adafina es el texto con el que gané el Premio Literario Fundarte, mención dramaturgia, en 2002. Es una de mis Óperas Transatlánticas, un esfuerzo por inventarme una forma de teatro musical a partir de la multiculturalidad.", afirma Erminy, uno de los arquitectos y diseñadores escénicos más importantes del país.

Uno de sus trabajos más queridos, Ópera Trasatlántica, es un proyecto cultural fundado por Erminy en 1999 simultáneamente en Caracas y Londres, al lado de la artista Pamela Howard. Funciona como un laboratorio teatral en la búsqueda de una nueva comprensión de las identidades culturales, asumiendo al Atlántico no como una inmensa masa de agua que nos separa sino como el medio para un acercamiento, una especie de Mare Nostrum", explica. El primer montaje de Ópera Trasatlántica, Variaciones sobre un Concierto Barroco (1999-2000), basado en una novela de Alejo Carpentier, y dirigido por Vicente Albarracín, ganó nueve premios en Venezuela, fue el primer espectáculo venezolano en inaugurar un Festival Internacional de Teatro de Caracas y se presentó exitosamente en Londres y Bogotá. El Financial Times de Londres la calificó como "una producción de una imaginación casi ilimitada, fascinante"; The Guardian, "hermosa y poderosa, una obra de teatro llevada por la básica necesidad humana de cantar, bailar, narrar y comer."; Time Out, "El mejor espectáculo de la semana en Londres".

Rondó Adafina, sobre la que se hizo un taller en el Drama Center de Londres en 2001, marca el relanzamiento de este proyecto internacional. "Nuestra meta final es presentar el montaje en siete países (Marruecos, España, Portugal, Holanda, Brasil, Curazao y Venezuela, siguiendo la ruta histórica de los judíos de Coro", puntualiza este apasionado de las artes, quien posee una maestría en Artes escenográficas (Summa cum laude) del Central Saint Martins College of Art and Desing (Londres 1998), hizo pasantías por teatros de ópera de Colonia y Sttugart (Alemania), y otros importante escenarios europeos, obtuvo en 1999 el Premio Municipal a la Mejor Escenografía y Mejor Producción y ha estado al frente de la dirección técnica del Festival Internacional de Teatro y del Teatro Teresa Carreño, entre otros.

martes, 10 de diciembre de 2013

El juicio final o la historia Constitucional de la radioactividad

Por Juan Martins.
@estivalteatro

Miguel Torrence nos muestra una vez más los niveles alcanzados en la formación de sus actores. Con un elenco joven ha exhibido su metodología de trabajo, su composición actoral sobre la noción, su cognición y arreglo ante la teatralidad la cual lo conforma también como a uno de los dramaturgos venezolanos más importantes. A esto quisiera referirme para hacerme entender con las características del discurso del Teatro Arlequín y la Compañía regional de teatro con la presentación de El juicio final o la historia Constitucional de la radioactividad, escrita y dirigida por éste, Miguel Torrence. Digamos entonces que la técnica y la organicidad actoral en el espacio escénico le confieren el discurso ya elaborado y conocido (en el que he escrito otras referencias conceptuales en pasados ensayos). Entiéndase que esta organicidad deviene, insisto, de la racionalidad de tal espacio escénico. Esta es, según la construye, la relación del actor con su entorno, tanto del espacio como del diálogo con todos sus componentes estéticos. Sobre todo con aquel que tiene que ver con la actuación orgánica, sentida y sagrada: el teatro como templo, diéresis de un estilo que ya le es propio. Es decir, el actor trata con su corporeidad como esencia del discurso que lo define en la dinámica de ese ejercicio teatral, coloca la vida como eje de aprendizaje para ese actor/actriz quien a su vez se compromete con el rigor estético heterodoxo ante su público. De modo que es el cuerpo del actor quien impulsa toda la dinámica de aquella teatralidad alcanzada en la representación. El cuerpo signa en la imagen de la puesta en escena. Las actrices por su parte, recrean la figura de esa imagen en la corporeidad que constituyen las «Enfermas» en una escena tras la otra (sostiene niveles fotográficos con sus cuerpos a modo de resaltar el relato teatral, su contenido histórico-político), puesto que el texto dramático —bien estructurado por cierto— establece su narrativa: el carácter de denuncia en él se evidencia con dicho relato y sobre la organización de sus signos teatrales. Y es cuando tenemos que especificar en qué medida se articulan los signos verbales con los no/verbales en la edificación de la obra como tal. El perfil de la escena, su sentido de imagen, aquella definición del espacio escénico. En su lugar, el texto dramático sostiene el conflicto y lo lleva (en el movimiento y ritmo de su desenlace) al objetivo del relato: la tensión del hombre producida ante la cosificación por lo tecnocrático: el temor real a un holocausto nuclear y a su proceso de deshumanización. El hombre es cosa el cual se articula a la propiedad privada, puesto que ante un ilimitado uso de la «energía», necesita producir, a cualquier costo, hasta su consunción total. De modo que el poder (capitalista o no) ejerce su lógica de alienación, es una figura del poder con el orden de lo real, el cual se da en ese estado de omisión y obediencia. Al menos que, en contracorriente, surja de la misma interioridad del orden, la conciencia con la cual nos rebelamos: reconocer el estado de ignominia del poder y lo real: Hiroshima, Nagasaki, Chernobil y el más reciente en Japón por nombrar sólo parte de una lista de desastres. Así que lo ético se desvanece frente a la vida. El cuerpo del hombre es un producto más, dispuesto para el primer comprador (modelo ideológico y figuración del poder: las «Enfermas» cambian el rol por el de prostitutas, usadas como mecanismo de alienación por parte del «patrón»). Tal es el proceso de cosificación por el que perdemos el lugar moral, cívico y ético de la condición humana. Con ello, la Voz Juez, interpretada por Luis Suárez, representa la conciencia del sujeto-espectador que bien es usada dentro y fuera del espacio escénico: se confundía con el público con cuya expresión establecía la fuerza de los resonadores del actor Luis Suárez, otorgándole aquel sentido orgánico al que estoy haciendo referencia más arriba y, dentro de lo mejor, el sentido semántico de ese uso de la voz: la carga espiritual, su cadencia y proyección sonora nos hacía sentir el dolor del drama, las sensaciones y las emociones que se registraban ante quienes estábamos de público y nos colocaba en un estado de trance con nuestra conciencia ante el hecho histórico. El cual a un mismo tiempo se consolidaba con imágenes visuales y hasta expresionistas, subrayando el lugar lúgubre de la tragedia. Y debe hacerse con intensidad actoral. Y lo logra.

Detengámonos un momento en este actor: el uso de la voz tiene su fuerza como signo cuando es bien empleada. Es un signo auditivo, bien lo sabemos, que, cuando la intención e ímpetu de su proyección lo acompañan, la carga semántica adquiere significado en su extensión: de significante a significado y finalmente los espectadores recrean también la imagen de acuerdo con lo que le connota y denota la misma, interpretan el signo en el marco del relato. Me atrevo a decir que termina de darle sentido para el púbico el texto que «ve». Y sabemos que en el teatro la palabra se ve, no sólo se lee. La voz trazaba, en parte, el carácter místico del personaje testigo de la historia. Así que el sonido oscuro y grave de la voz (permítaseme la metonimia) provocaba esas emociones. Por ejemplo no sabíamos en qué lugar del teatro se encontraba: resonaba haciéndonos responsables del relato y a su vez con la intensión del discurso dramático del texto.

Tal fuerza se mantuvo en el transcurso de la obra, pero queda descubierto al final de la misma cuando al personaje «Henry» (representado con rigor por Leopoldo Guevara) lo sientan en la silla del acusado por su crímenes de lesa humanidad, en ese momento la oscuridad da lugar a la luz, dejándonos envueltos en una atmósfera de espereza. Eso lo hace definitivamente brechtiano. Dicho actor impulsa su personaje con la misma fuerza interpretativa y metódica: ritmo, movimiento, desplazamiento y gesto con el sentido del discurso representado. Hecho de composición al que también nos tiene acostumbrados Maritza Mendoza (esta vez en el rol de «Alma»). Sin embargo quiero destacar un hecho en el marco de su actuación. Noté cierto rigor de maestría en tanto que coordinaba la fuerza de las actuaciones de las »Enfermas», procurando que la representación se mostrará a un mismo nivel de interpretación. Tarea altamente compleja y que requiere de un dominio orgánico y terminal de las escenas, en su corporeidad final para la puesta en escena propiamente. Es decir, contener su propia fuerza en pos de la representación y de sus compañeras de trabajo: entender el teatro sagrado en lo mejor de su concepción. Excelente actriz cuya fuerza espiritual de sus representaciones se destaca, incluso, cuando tiene que ceder en bien de otros en un sentido solidario y organizado de la actuación. Una ética pocas veces vista hoy en día. Por eso hablaba antes del teatro-templo que signa este discurso teatral. Y Maritza Mendoza nos muestra su noción del mismo. Digo esto porque la puesta en escena es altamente ambiciosa, casi a nivel de ópera en su puesta en escena, lo cual requiere de una sostenida disciplina y continuidad de este espectáculo (diversas funciones en lugares diferentes y de espacios más reducidos a fin de intensificar, acortar y hacer síntesis. Eso los ayuda mucho, puesto que siento este espectáculo más cercano a Peter Brook que a Brecht). La obra como escuela teatral en sí, como laboratorio teatral. Y para ello, tendrán tiempo de madurar para alcanzar lo que en su interioridad tiene este espectáculo: uno de los mejores representados en el país en lo que va de año. Queda demostrado en el manejo de los signos para su (de)codificación actoral al que nos tiene acostumbrado Miguel Torrence. Gracias por hacernos partícipe.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Traiciones en Caracas y Broadway

Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe

Ninguna traición es placentera porque anuncia como la deslealtad  rompió la amistad o el amor. Todo termina y  es posible  que  no haya explicación o reconciliación alguna. Solo queda la amargura de no continuar ante el peso de los convencionalismos sociales, los valores morales, siempre de raíz religiosa, y por ese dorado quintal de egoísmo que exige la amistad o el amor.

Pero aquella Traición ha sido la excepción, pues, después de haberla sufrido durante un accidentando estreno (20 de septiembre), la hemos rescatado el 1 de diciembre y todo cambió, incluso nosotros. A ese espectáculo teatral lo sentimos correr como agua entre los dedos y fue grato el accionar de los actores, aunque se nota que faltaron las manos creativas de un director para ayudar a la veracidad y la atmósfera de algunas escenas o, quizás, la culpa la tuvo el  mismo autor, porque a diferencia de Shakespeare no lavó el deshonor con sangre, como ocurre en Hamlet, sino con  mucho vino italiano.

Nos referimos a Traición, el británico melodrama de Harold Pinter que hace temporada en el teatro Trasnocho, gracias a la producción general del actor Christian McGaffney (felicitaciones por tan oportuno debut), al meritorio terceto  compuesto por Antonio Delli, Alexander Solórzano y Pakriti Maduro, bajo la dirección del  mexicano Iván Olivares.

Esta Traición, inglesa por los cuatro costados, es la saga de Jerry (Alexander), el mejor amigo de Robert (Antonio), el marido de su amante clandestina. Durante siete años los encuentros entre los enamorados se disfrutan sin conocimiento de sus cónyuges, pero en determinado momento la adúltera Emma (Pakriti) confiesa la relación clandestina a su marido, quien mantiene silencio y prosigue la relación con su amigo como si nada hubiera pasado, pero cuando finalmente el matrimonio se rompe y los ex amantes se encuentran, ella confiesa que durante cuatro años su esposo estuvo al tanto de todo.

Traición como artificio teatral es el recuento de como Jerry y Emma comenzaron todo y como, siempre en el ayer, en ese pasado que se desgaja cual una cebolla, se amaron por encima de los convencionalismos, fabricaron su nidito de amor…hasta que se rompió todo y solo quedan recuerdos.

 Esta forma tan teatral para contar la saga de un trío, donde el engañado acepta sus cuernos quien sabe porque,  genera interrogantes sobre el verdadero perfil psicológico de Robert, pero cualquier cosa que inventemos no aporta nada al espectáculo, el  cual en la segunda función que presenciamos fluyó fácilmente, sin tropiezos y sin esa horrenda escenografía, que ya fue eliminada, y  se  hizo el espectáculo con solo  una cámara negra  y la utilería básica para ese viaje al pretérito de una pareja que logró el amor a pesar de traicionar a sus parejas y palpar como mancillan una amistad, donde además había relaciones profesionales y comerciales de por medio.

No es fácil de tragarse la anécdota pero el autor, Premio Nobel de Literatura de 2005, vivió algo similar y la escribió sin miedo,  tratando de resaltar como es el amor y todo lo que exige cuando aparece.

 Broadway en millones

El estreno oficial de Traición en el Ethel Barrymore Theatre de Broadway, Nueva York, estaba previsto para el 27 de octubre y ya había batido un récord en taquilla: más de un millón de dólares en su primera semana, como reseña el diario El País, de Madrid.
 
Esta nueva producción protagonizada por la atractiva y hollywoodiense pareja de Daniel Craig, (el último James Bond)  y Rachel Weisz (ganadora de un Oscar por su interpretación en El Jardinero Fiel) hizo historia y no ha defraudado las expectativas, al menos económicas.

El montaje, dirigido por Mike Nichols podría recaudar hasta 12 millones–algo insólito para una obra que no es un musical– y de momento ya ha desbancado la caja que hizo durante su preestreno el año pasado la obra Muerte de un viajante, dirigida por el mismo Nichols y protagonizada por Philip Seymour Hoffman.
Los actores, pareja en la vida real, han querido dejar al margen su propia historia durante las escasas entrevistas que han concedido, pero sin duda verles juntos por primera vez en un escenario interpretando a un matrimonio que debe hacer frente a una infidelidad ha encendido la curiosidad de muchos espectadores, algunos de los cuales han llegado a pagar 423 dólares por su entrada, –aunque el precio medio es de 149 dólares. El teatro tiene más de 1000 localidades y  han colgado el cartel de no hay billetes. Solo estará 14 semanas en cartel, hasta el 24 de enero, y no habrá posibilidad de alargarlo puesto que Craig arrancará justo después el rodaje de la próxima película de Bond.

Pinter escribió esta obra en 1978 y planteó una estructura cronológica inversa, un flashbacks en escena, para narrar con nervio contenido la traición de Emma a su esposo, Robert, con su mejor amigo, Jerry –papel que en esta nueva producción interpreta Rafe Spall–. El drama estaba inspirado en su affaire con Joan Bakewell entre 1962 y 1969, cuando aún estaba casado con Vivian Merchant. Al escribirlo aún seguía en este matrimonio, aunque mantenía una relación con Lady Antonia Fraser con quien acabaría casándose en 1980. La acogida crítica tras su estreno en Londres no fue muy buena, pero la obra ha sido puesta en escena posteriormente con relativa frecuencia, incluso por otra pareja de actores en la vida real (Daniel Messey y Penélope Wilton).

Hoy está considerada como una de las mejores piezas de este dramaturgo, que debutó en 1957 con El Cuarto, puntualiza la publicación española, gracias a su corresponsal en Nueva York.

martes, 3 de diciembre de 2013

Hamlet a lo Ciane.


Por Bruno Mateo
@bruno_mateo

 

William Shakespeare cuando escribió “Hamlet” entre los años 1600 y 1601 sobre una leyenda del siglo XII de la historia danesa nunca se imaginó que su texto dramático pudiera ser visualizado y materializado de tantas formas como personas creadoras se atrevieran hacerlo. En esta oportunidad el grupo Ciane presenta su visión bastante arriesgada de la “tragedia del príncipe de Dinamarca” en la sala Rajatabla el 1ero de diciembre de 2013.

Esta agrupación nace en el año 2003 con la pieza “El primer habitante”  y desde el mismo momento de su aparición en los escenarios caraqueños notamos su trabajo basado en el teatro físico en donde los  muy cultivados cuerpos de sus actores son intérpretes de una vorágine emocional y de adrenalina. El entrenamiento físico del grupo está a cargo de Soraya Orta mientras que la dirección técnica y producción general es de Peggy Bruzual.

El “Hamlet” presentado por el Centro de investigación artística nueva escena Ciane es una propuesta arriesgada en cuanto al significante donde predomina las acrobacias, las piruetas físicas extremas y la zanquearía algo que se metaforiza e inscribe dentro de la dinámica social actual. En lo personal pienso que esta puesta espectacular  nos lleva al límite de la tensión que puede ser leído como el subyacente trágico de la obra shakesperiana. Los golpes que daban los intérpretes  sobre la escenografía metálica, diseño de Soraya Orta, nos sacuden del confort de nuestros asientos y, tal vez, nos representan la angustia de Hamlet y su situación dentro del palacio del Elsinor. La lectura del texto a la materialización de éste en una puesta en escena nos supone un ejercicio entre la imaginación y la concreción y son, precisamente, esas marcas lingüísticas encontradas en el discurso verbal y no verbal de la dramaturgia lo que hacen que se disparen las imágenes de un montaje. Esa es la grandeza  de un buen texto escrito. Nos permite resemantizarlo. Y creo que la directora Soraya Orta leyó, dentro de sus posibilidades de expresión, otra manera distinta alejada del realismo al que estamos acostumbrados a ver las obras clásicas.

El epítome de la lectura de “Hamlet” en esta puesta en escena y que distingue a Ciane de otras agrupaciones es la escena de los cómicos en la cual los recursos expresivos de circo y destreza  física  están en su máximo esplendor. Excelente escena por demás. No puedo dejar de mencionar la iluminación a cargo de Peggy Bruzual cuyo diseño jugó un papel predominante en la creación de las distintas atmósferas. Un trabajo impecable.

El “Hamlet” de Ciane merece ser discutido en las aulas de formación teatral porque nos lleva a la sempiterna disyuntiva entre el cuerpo y la palabra. ¿Qué se hace necesario para que una obra de teatro funcione? ¿El cuerpo o la palabra?

El elenco que acompañó a Ciane en esta aventura teatral estuvo integrado por Pedro Pineda, veterano actor de Rajatabla,Martín Astudillo, Oliver JaramilloScarlett JaimesDavid Abad, Ramón GolizYurahy Castro, Jota LealRufino Dorta, José SánchezDevinson FerrerMarcos DíazYehisson GarcíaCarlos Valiente,  Badyr Paracuto, Cristóbal MendozaCrisbel GuzmánJhonny Torres, Antony MoretaAlba Barazarte, Carlos Valiente, Luigi Lobig, Yehisson García, Alba Barazarte, Ivamary Lozada, Badyr Paracuto, Cristóbal Mendoza, Oliver Jaramillo, Marcos Díaz, Yehisson García y Kathy Colina.Todos bajo la preparación física y dirección general de Soraya Orta; trabajo vocal de Cristóbal Mendoza y Yurahy Castro; preparación de músicos y cantos de Cristóbal Mendoza; diseño de iluminación de Peggy Bruzual; diseño de vestuario de Rufino Dorta; realización de máscaras de Crisbel Guzmán, Devinson Ferrer y Carlos Valiente.

Ciane/Hamlet


 
 
Por Carlos Herrera
@cehs1957
 
Al confrontar una obra clásica supone que tendremos ideas previas
antes de entrar a la sala. Algunas giran sobre la capacidad del grupo
de asumir el reto de serle fiel al texto; otra, relativa al tipo de
búsqueda respecto al tema cuando el colectivo decide encarar si ese
drama, comedia o tragedia (las más usuales) responde a expresarle una
reflexión que esté en consonancia al tiempo moderno, es decir, que el
asunto dramático esté vigente para la expectativa de una sociedad su
público a fin que sea capaz de hilar fino y percibir ese mensaje
inscrito por un determinado autor que, en su tiempo si sabía
conectarse con el espectador de su época. Otras incidencias giran
sobre que clase de preparación técnica, estética o artística maneja un
director y los miembros de su grupo a la hora de proponerse tomar el
clásico con un fin determinado que rompa con los cánones que estatizan
lo particular de una obra harto estudiada y quizás hasta colocada en
un sitial áureo que imposibilite generar lectura alternativas sobre lo
que tocaba su trama como tratamiento filosófico.

Asumir el teatro clásico que va de la producción de los grandes
griegos pasando por piezas del barroco español o, incluso, clásicos de
la producción dramática de un país supone que el producto escénico
disparará para algunos loas y para otros, denigraciones. Para lo
primeros si el director / grupo comprendió las normas y leyes que
deben regir la estaticidad del clásico a fin de no desvirtuarlo o
propender a desfigurarlos; para otros, que el clásico es mucho más que
eso y debe servir como arcilla moldeable para expresar nuevos giros a
lo que implica y/o supone es lo sacrosanto del texto / autor, por
ende, la denigración del trabajo escénico nunca soportará una
recepción flexible y menos aun comprensiva de lo que debe establecer
un artista de la escena respecto a la férula del como representar en
este aquí y ahora, cualquier obra de la producción textual calificada
como teatro clásico.

En este 2013 dentro de la dinámica de la escena teatral caraqueña
hemos constatado como el teatro clásico parece ser esa arcilla
moldeable que tiene un fin deslastrado del corsé de la mirada
ortodoxa. Un ejemplo, es que nos propone el Centro de Investigación
Artística Nueva Escena (CIANE)
con su propuesta del Hamlet del
isabelino William Shakespeare en la Sala Rajatabla.

Trabajo espectacular, montaje desapegado de la idea ortodoxa del cómo encarar
un texto que tiene sus formas y exigencias para concretarlo de una
forma que sea correcto. Pero acá vimos audacia porque buscó conectarlo
como discurso autónomo donde el manejo de la unidad dramática se
articulo con elementos no verbales coreográficos sustentados en
técnicas corporales (cuasi circense) con técnicas de zanquería
–propias del teatro de calle- y en la proyección de ruptura a la
italiana desde un ritmo pleno de vitalidad juvenil y sobre todo de
estableciendo una recodificación de lo que el espectador maneja como
comprensión de Hamlet tradicional.

La propuesta dirigida por Soraya Orta y producida por Peggy Bruzual ha dado que hablar para quienes la confrontaron ya que hay aspectos que generaron gustos y  aprehensiones.

Mucha energía de los actores y actrices que decidieron sumarse a
este proyecto de CIANE. La dualidad de papel protagónico encarada por
Martín Astudillo y Oliver Jaramillo fue sincrética aunque no se esté
nos indica la imagen paradigmática de este personaje. David Abad y
Yurahy Castro como debieron ir más a fondo con sus papeles; Scarlett
Jaimes
y Jota Leal en situación y con brillo específico; Pedro Pineda
con peso escénico.

Trabajo comprometido, dinámico y obsesivo en crear
ruptura a la formalidad de un Hamlet intocable, sin embargo entre
gustos y apegados a una propuesta adusta y circunspecta CIANE expresó
una idea artística autosuficiente para afirmarse que buscaban riesgo y
quiebre. Desde mi visual, ¡lo lograron!
 
 

lunes, 2 de diciembre de 2013

Simón


Por Juan Martins

Simón,  de Isaac Chocrón ha sido presentada por la «Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (Facta)» en coproducción con «Bauem Cop.» y la dirección de Marcelo Mangone en el marco del 31 Festival de Teatro de Occidente como un espectáculo rico en el componente actoral. La tarea entonces para este grupo argentino —a saber por lo que ellos mismos anunciaron en el Foro Crítico del festival— tiene un compromiso social relevante en sus objetivos. Destacar este hecho es elemental ante la premisa estética que finalmente vimos representada y en el que hacen énfasis en su discurso como visión política y social la cual los reúne. Bien, sin embargo, quiero pensar que también son una agrupación artística. Acudimos a su representación por el hecho artístico y ante la experiencia de lo escenificado. Y es justo en ese momento cuando reproduzco la comprensión de la obra y la medida de su significación. Es decir, para mí como espectador es el instante del espacio escénico lo que consolida el discurso de esa poética y no su enunciado retórico (entiéndase por retórico la relación enunciativa del discurso —lo político y social de éste— por quien lo declara). Lo sabemos. Pero veamos una perspectiva de esta visión crítica (es sólo un punto de vista crítico y modesto, no la crítica en sí), si en toda obra se producen signos, tenemos así la representación de una estructura: la codificación de signos al instante de esta representación. Se contiene de lenguaje. Y allí, quiérase o no, están presentes tres formalidades del discurso: lo paradigmático, sintagmático y semántico donde lo fluido de sus relaciones produce el discurso en el que puede sobrevenir un nivel sobre el otro, en este caso, el pragmático: el hecho épico de un personaje para todos conocidos como lo son «Simón Rodríguez» y  «Simón Bolívar». El diálogo, la síntesis de la representación es el orden social y político del discurso y el resto de ese discurso no puede exhibirse por separado la funcionalidad de los signos entre sí: el vestuario, la música, el gesto, aun el movimiento de los actores. Todo signa, produce significado. Estamos claro los espectadores venezolanos de una obra como ésta en nuestro contexto. Su referente político o el hecho histórico de sus personajes adquieren niveles retóricos hartamente conocidos. Digo esto porque si el componente actoral exhibido sostiene el equilibrio ante el espectador entre lo estético y lo histórico. Si no estaríamos ante un panfleto aburrido como alienante. En cambio, para nuestro placer, nos encontramos con muy buenas actuaciones contenidas de ritmo, impulso y dinámica la cual nos introdujo en la realidad de lo escenificado. A mi modo de entenderlo, la actuación ha sido orgánica, cuya energía se organiza sobre la puesta en escena y se precisa en la estructura del relato teatral, mejor dicho, sobre la sintaxis del relato teatral. La palabra escrita adquiere corporeidad. Este relato (el cual le es inexorable su visión histórica y narrativa de su autor para el momento de la escritura) se compone a partir de los actores, su representación, o sea, transcripción de significados en la acción del actor. Esto viene de la (de)codificación hecha por el director para establecer la relación de signos verbales y no/verbales a fin de esa representación. Y de esa traducción de códigos quedan definidos los de la actuación. Por eso «rescata» de cualquier discurso político la corporeidad escénica de los actores. Si tenemos claro el lugar de esta dramaturgia, es de saber también que lo que interesa para su representación es la capacidad de sus actores Carlos González en el rol de «Simón Bolívar» y Fernando Martín en el de «Simón Rodríguez» respectivamente. Ambos estructuran, se organizaron para mantener sus niveles interpretativos hasta alcanzar el entusiasmo del público. Nada fácil cuando se tiene de pretexto la historia. Ya el público reconoce el significante «Simón» o cómo adquiere esa alteridad en el signo teatral. Por sí sólo no funciona, hay que traducirlo, que ficcionarlo. He dicho en otros momentos del proceso de transducción que se lleva a cabo del texto dramático para su final representación. Este traslado de signos se expresa en la actuación, en la síntesis de ese proceso que se me exhibe, como decía, orgánica, sentida y de corporeidad por ambos actores, incluso, el actor/músico quien adquiere un sentido de imagen en la puesta en escena. Lo cual permite un nivel emotivo con el público. Primero por lo que representa a«Beethoven», signando la época y el sentimiento romántico del momento histórico y, por otra parte, el sentido de las sensaciones que nos trasmite ese personaje sobre el espacio escénico, subrayando la imagen, la emoción y el pensamiento de tal contexto. Este rol del músico en escena fue hecho por Sergio Milman. Las actuaciones, en otro nivel del espacio escénico, recurren a la acción, al ritmo, a la buena interpretación del texto dramático, el sentido organizado del desplazamiento en el poco espacio escénico definido y el uso o proyección de la voz con energía o sentido corporal de la escena. Tal ritmo nos coloca en el disfrute y el placer obtenido.

Creo que en esa síntesis le mejoraría no colocar a «Beethoven» al centro del escenario. Le otorgó una carga semántica innecesaria la cual le resta a las actuaciones respectivas. Todo en el escenario signa, por ello, el cuidado de los signos y su representación. Desde luego el uso de la música en vivo concede un nivel emotivo importante sobre el público, pero hay que —insisto, es un punto de vista— reducir su exhibición física de ese sonido, dejando su presencia en el marco del signo auditivo. Tal reducción confiere mayor fuerza interpretativa. Empero esto se verá modificar de acuerdo con la relación que se adquiere con el público. El público es parte de esa representación y éste interpreta la presencia del músico de manera diferencial. Sin embargo mi sugerencia está dirigida a reducir el espacio al mayor nivel posible, puesto que trato de argumentar lo que he dicho públicamente: el nivel del formación del actor argentino es de alto perfil, lo cual forma ya una tradición dentro del teatro latinoamericano. Excelente espectáculo, donde el actor es el partícipe de la acción dramática.

31 Festival de Teatro de Occidente/Guanare,  nov. de 2013/Avencrit

 


 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Hamlet se vengó

Una nueva y adiestrada generación actoral exhibe Ciane, como, lo demuestran estos contemporáneos Laertes y Ofelia.

Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe

 
Este cuento teatral es sencillo y estremecedor como lo demuestran sus palabras y acciones. Son los malditos cuernos de una reina y la conspiración que la adultera pone en marcha por casarse con el hermano de su esposo rey, tras un rocambolesco complot para asesinarlo. Es la tragedia íntima que arrincona a Hamlet, joven príncipe heredero, cuando descubre todo y opta ejecutar una venganza que se lleva por delante a su novia y todos los demás miembros de tan disoluta corte. Y aquella carnicería humana culmina con una gran catástrofe general en ese reino europeo, sometido a una invasión extranjera para imponer la paz, se supone, en medio de los funerales de esa dinastía de malévolos políticos. ¡Las moralejas sobran o son obvias!

Sobre esa obra teatral, Hamlet (1589), se han escrito asombrosos ensayos o investigaciones, nosotros asumimos todo lo que suscribe Harold Bloom, quien en su ensayo  Shakespeare, la invención de lo humano  afirma que es la máxima obra de la literatura imaginativa occidental. Texto centrado en la venganza del enloquecido príncipe,  el cual ha sido usado por casi todos los teatreros para definirse y adoptar una posición ante el mundo que les corresponde o eligen vivir, porque la trágica saga de ese hombre joven ante la traición de su madre y su tío  no es otra cosa que la teatralización de la comedia humana, siempre ambivalente y dividida entre el bien o el mal.

El más reciente montaje caraqueño de  Hamlet  fue un éxito estético y de audiencia durante la temporada 2012 en el teatro Trasnocho. Era una producción del grupo Skena, dirigida por  Armando Álvarez, quien hizo un espectáculo muy contemporáneo usando la versión de  Ugo Ulive.

Y ahora para cerrar la temporada 2013 irrumpe en la sala Rajatabla la agrupación Ciane (Centro de Investigación Artística Nueva Escena), creada hacia el año 2003 por Soraya Orta y Peggy Bruzual, inteligentes y trabajadoras artistas quienes parieron y criaron, teniendo en contra a todos los oráculos, su técnica Danza de altura, o Teatro de altura,  opinamos nosotros,  en la cual fusionan la danza, el teatro físico, la acrobacia y los zancos hasta lograr una sola disciplina multihíbrida. Todo eso implica formar o capacitar intérpretes que más allá de ser bailarines, actores, acróbatas o zanqueros, son comediantes integrales que utilizan elementos de extensión corporal como herramientas dentro de sus diferentes creaciones. No hay otra agrupación que se les asemeje y son, por supuesto, únicos con lo que hacen, lo cual es plausible en medio de este contexto venezolano donde se copian mal hasta las técnicas foráneas.

Este  Hamlet, que firma Soraya  y produce Ciane, centrado en un texto sin cortes, es un impactante trabajo teatral sin desperdicio, de vanguardia criolla y ambicioso con su propuesta visual e intelectual, el cual  que estará en cartelera de la sala Rajatabla hasta el 1 de diciembre, como para que se mueran de envidia los incrédulos ante el nuevo talento histriónico que este país produce.

Con un elenco de más de 20 intérpretes en escena, este Shakespeare de Ciane le propone a los espectadores venezolanos  “una reflexión sobre la descomposición moral” presente en todos los niveles de la pirámide social, el cual cobra una estrujante vida por intermedio un alucinante juego escénico combinado con actores en zancos y entregados a exultantes acrobacias circenses, danza, música en vivo y grabada, y pirotecnia festiva en medio de círculos de fuego.

 “Traer a nuestros días un clásico de la historia literaria universal, nos lleva a reflexionar sobre la corrupción moral” indica la directora Soraya Orta, quien a partir de esta premisa materializa un espacio extra cotidiano y activo, una atmósfera que se pasea entre lo juglaresco y trágico de los personajes  y que usa  “la fisicalidad” de sus intérpretes, para abordar contemporáneamente al grandioso texto shakesperiano. Son dos horas de un estremecedor ritual donde no solo los actores  sudan y se emocionan, sino que los espectadores están presenciando como se derrumba un régimen carcomido por la corrupción, porque el príncipe insiste y destruye toda esa corte o ratonera demasiado pequeña para atraparlo, porque el regresa voluntariamente a ella  para matar y morir matando.

  Este  Hamlet  de CIANE  propone un espectáculo  lúdico que va desde los cuerpos semidesnudos a la sonoridad  de las palabras dichas y cantadas. Todo eso en el reino de Elsinor añejado, bélico y cargado de energías tan potentes como sublimes: el amor, la pasión, la duda, la traición, la lujuria, la amistad, la avaricia son recreados a través del hierro perenne de la escenografía y de los zancos que se convierten en piernas de carne y hueso para construir esa ciudad  metafórica de Shakespeare, como ha dicho y mostrado la directora Soraya.

La directora Soya demuestra fehacientemente  la vigencia de  la pieza.  Su contemporáneo Hamlet encontró traiciones y desesperanzas, enfrentó, batalló y los pensamientos se convirtieron en reflexión universal, en “verdades que aún se encuentran en las paredes de las prisiones del deshonor”. Ella materializa su discurso escénico con todo su bagaje cognitivo, severa preparación física, preciso dominio escénico y espacial, una depurada creatividad juvenil  de los actores, además del elemento sorpresa íntimamente ligada a la puesta en escena: la llegada de un ser muy contemporáneo,  el invasor andrógino y perverso, Fortimbras.

Hay que subrayar que la importancia de los textos shakespereanos, en especial Hamlet está dada por la interpretación que se haga de ellos, por la creatividad de los actores y las puestas en escena imaginativas, porque de lo contrario es literatura dramática muerta. El montaje de Ciane rescata toda la advertencia de Shakespeare sobre las maldades del poder y sus nefastas manipulaciones que le quitan vida y amor a la gente joven y a todos quienes creen que el poder es lo único importante de la vida misma.

 Talento nacional

 
El conmovedor elenco está integrado por Pedro Pineda, veterano actor de Rajatabla,Martín Astudillo, Oliver JaramilloScarlett JaimesDavid Abad, Ramón GolizYurahy Castro, Jota LealRufino Dorta, José SánchezDevinson FerrerMarcos DíazYehisson GarcíaCarlos Valiente,  Badyr Paracuto, Cristóbal MendozaCrisbel GuzmánJhonny Torres, Antony MoretaAlba Barazarte, Carlos Valiente, Luigi Lobig, Yehisson García, Alba Barazarte, Ivamary Lozada, Badyr Paracuto, Cristóbal Mendoza, Oliver Jaramillo, Marcos Díaz, Yehisson García y Kathy Colina.Todos bajo la preparación física y dirección general de Soraya Orta; trabajo vocal de Cristóbal Mendoza y Yurahy Castro; preparación de músicos y cantos de Cristóbal Mendoza; diseño de iluminación de Peggy Bruzual; diseño de vestuario de Rufino Dorta; realización de máscaras de Crisbel Guzmán, Devinson Ferrer y Carlos Valiente; montaje y manejo de aéreos de Soraya Orta; pirotécnica  de Ciane y  producción general  de Peggy Bruzual.