jueves, 30 de mayo de 2013

Macbeth, cuando la realidad supera la ficción

Foto cortesía de Nicola Rocco/ www.photomanifiesto.blogspot.com 

Presenciar lo que está ocurriendo en la antesala de la majestuosa Concha Acústica de Bello Monte, es estar frente a un acontecimiento que pocas veces se ha dado en nuestra golpeada ciudad. Dos colectivos teatrales (Contrajuego y Hebu Teatro) salvando todos los obstáculos posibles y apoyándose en su constante trabajo, han logrado levantar una nueva “sala teatral de bolsillo” a la que han llamado La caja de fósforos.
Nos parece increíble esta hazaña en tanto el país-económico que vivimos no es el más adecuado para tales fines. Donde más bien empresas, consorcios, agrupaciones deben bajar sus“por no poder costear sus gastos, éstos férreos artistas, lucharon hasta hacerse de un nuevo lugar y brindarle a toda la comunidad aledaña y en general a la urbe, una exclusiva sala de cincuenta y cinco puestos.
No contentos con conseguir lo anteriormente descrito, Orlando Arocha y su equipo, Ricardo Nortier, junto a la infatigable Diana Volpe, deciden abrir el telón del nuevo recinto teatral con nada menos que el clásico shakesperiano Macbeth. Menuda empresa en estos tiempos de marquesinas teatrales que ofertan sólo carcajadas con pocos metros de tela sobre los cuerpos de sus “cómicos”.
Pero el hecho de llevar esta gran obra en la actualidad no sería objeto de colocarle atención, sería simplemente otro Shakespeare que se monta, como en cualquier parte del mundo, sin embargo en este caso no lo es y es ahí donde nos detendremos, el Macbeth que hoy podemos disfrutar en Caracas es sin lugar a dudas uno de los mejores reflejos de nuestra actualidad, lo que nos hace pensar que finalmente los artistas de teatro despertaron (como un proceso natural) y están radiografiando nuestra desgracia.
Macbeth, es la infausta historia de un hombre manipulado por su sed de poder y condenado por su autoritarismo al hacerse del trono. La corrupción, la traición, el engaño y los asesinatos para sacar del juego a los que molestan sus objetivos, son las premisas de quien llega a obtener el poder a través de la mentira.
No hay que hacer mucho esfuerzo intelectual, para comprender lo que Arocha desea poner frente a nuestros ojos, ese secreto a voces (a veces no tan secreto) de nuestra podrida clase política y cómo una sociedad se va desmoronando a causa de un tirano hambriento de sangre.
La genialidad de este montaje reside en su concepción estética y acercamiento a una lúcida lectura contemporánea de la pieza, ese país está muerto, no en vano las acciones ocurren dentro de una morgue: riesgo, trasgresión, imágenes contundentes, cinismo y crítica, son palabras que pueden definir la totalidad de este espectáculo, que arriba a su tercera semana de funciones con la taquilla agotada.
Diana Volpe y Juan Carlos Gardié, llevan en sus espaldas la responsabilidad de la obra, acertado casting que nos permiten volver a toparnos con sus talentos y sapiencia del oficio actoral. Sin embargo debemos destacar el elenco de soporte de actores en donde brillan: Beto Benites, Giovanni García, Paul Gámez, Ernesto Campo y Seyward Djamil Djassir. 

Usted amable lector, que está ahora paseando sus ojos sobre esta reflexión crítica, si me permite un consejo, no deje de ver esta crónica venezolana de la legendaria obra de Shakespeare.  Creerá que Macbeth nació aquí y comenzamos a saber de él hace 14 años…


@rosasla /@avencrit
Caracas, 30/05/2013


martes, 28 de mayo de 2013

Bajo tierra


Por Bruno Mateo
@Bruno_Mateo

El sábado 25 de mayo de 2013, pude presenciar en la sala Anna Julia Rojas de la Unearte, “Bajo tierra” un ensamble de la tetralogía del petróleo del dramaturgo venezolano César Rengifo por Karim Valecillos, contentivo de las piezas:  Las mariposas de la oscuridad (1951-1956), El vendaval amarillo (1952), El raudal de los muertos cansados (1969) y Las torres y el viento (1969). Aunque debo confesar que no vi ésta última en ningún momento del trabajo excepto por el ambiente hostil y fantasmal logrado con la escenografía de Rafael Sequera. La responsabilidad del montaje estuvo a cargo del director Francisco Denis para la agrupación Río teatro caribe (1994) y Auyan tepui producciones (2006)  con la actuaciones de Verónica Arellano, Gladys Prince, Zair Mora, Antony Castillo,Jesús Carreño y Luis Domingo González.

Cuando, en mi experiencia como espectador, siempre me pregunté las razones por las cuales los montajes vistos de la dramaturgia de César Rengifo  eran tan estáticos. Esto no significa ningún juicio de valor, sólo es un elemento recurrente producto de mi observación.  Los trabajos rayaban en lo tedioso lo que traía como corolario el rechazo hacia el contenido de sus textos. Ver “Bajo tierra” me significó más que hacer una crítica basada en un epistemología positivista, me incita a realizar más bien una reflexión.

Yo soy un lector asiduo de César Rengifo, entre otros autores y autoras, y ver este montaje me produjo una gratísima satisfacción porque el trabajo es una visión completamente distinta de lo que siempre se ha hecho con Rengifo. Aquí hay  una energía dinamizadora de un contenido de crítica social llevado a los códigos de paradigmas contemporáneos, como lo son el género de la telenovela, latinoamericano y, ¿por qué no? venezolano por excelencia,  la desacralización del discurso social como algo necesariamente pristino de cualquier guiño de comicidad y la ruptura a voluntad del hilo conductor de la estructura dramática.

Esta lectura puede traer consigo , también, una estereotipación de los personajes, como me percate, por ejemplo, en la caracterización de los indigenas; esto no implica que no sea efectiva esta represetación social, solamente apunto hacia el peligro de transitar en la frontera entre la comedia y la burla mordaz hacia ciertas personas vulnerables de la sociedad.

“Bajo tierra” resultó atrevido, algo que se debe  incentivar entre los creadores escénicos, un montaje al cual yo llamaria un  teatro necesario porque es vital la revisión de nuestros modelos imaginarios, insuflar las bases de esta Venezuela contemporánea, movilizar nuestros referentes ideológicos y ´pienso que Francisco Denis con su tropa lo logra con esta recomendable pieza.

Bajo tierra con César Rengifo


Por E. A Moreno Uribe

¿Sería chavista el dramaturgo César Rengifo (Caracas, 1915/1980) si hubiese sobrevivido a sus dolencias?  No sé, lo que denunció con su teatro no era exclusivo, porque el resto de la inteligencia venezolana, especialmente la izquierdista, también luchó para detener ese proceso desgastador que durante el siglo XX significó la explotación de los hidrocarburos. No hay que ser chavista para execrar los abusos cometidos no sólo por las empresas sino por los gobiernos títeres. Todo lo que advirtió se cumplió y aunque al final el petróleo fue controlado por el Estado venezolano, las secuelas de aquellos nefastos años no han podido curarse, ni los muertos inocentes resucitarán jamás.

Él hizo lo suyo al escribir su teatro, pero pocos le hicieron caso y las consecuencias están a la vista, porque “ya no somos un país independiente económicamente. Junto con el alud del capital extranjero, explotador, nos llega también una pseudo civilización estandarizada. Y junto a los ranchos, habitados por gente depauperada y sin ninguna cultura, aparece la pseudocultura del petróleo”.

Conocí de trato y palabra a César y su radicalismo me conquistó.Lo recuerdo ahora al ver y degustar el excelente espectáculo Bajo tierra, que ha presentado Rio Teatro Caribe y  Auyan Tepui Producciones en Unearte, bajo la dirección de Francisco Denis Boulton  y con el desenfadado apoyo actoral de Verónica Arellano, Gladys Prince, Zair Mora, Luis Domingo González, Jesús Carreño y Antony Castillo, dentro del dispositivo creado por Rafael Sequera.

Bajo tierra es un inteligente y amoroso ensamblaje, logrado por Karin Valecillos, de cuatro piezas de César sobre la explotación petrolera: Las mariposas de la oscuridad (1951-1956), El vendaval amarillo (1952), El raudal de los muertos cansados (1969) y Las torres y el viento (1969). Ahí resumió los inenarrables avatares de los trabajadores del petróleo y la de los campesinos desplazados por tan cruel industria. Escribió, pues, para advertir sobre las frustraciones de un amplio sector de la sociedad venezolana por el sinuoso destino de la renta petrolera, además de la muerte lenta de la agricultura y el éxodo de los campesinos a las grandes ciudades para buscar un destino incierto o esquivo, al tiempo que señaló la incesante sustitución de la cultura nacional por una foránea, “bien servida” por todos los medios de comunicación.

El director Denis Boulton quería montar esos textos pero no consiguió los recursos financieros y optó por el comprimido que le hizo Vallecilos. Plasmó la parodia de un programa de televisión que es visto por una abuela, su hija, mientras al nieto lo devora la Internet, en cualquier hogar venezolano.
Trabajó con esa fusión y los mínimos actores, reelaborando lenguaje y puntualizando acciones escénicas. Toda una estética de la sencillez que ha mostrado en sus anteriores montajes, como Machete caníbal o Sexo. El espectáculo se centra en el relato de la desgracia humana como consecuencia de la miserable explotación del recurso natural y el engaño a que se sometió al campesino principalmente. El humor es el otro personaje presente y es bálsamo para digerir todas las desgracias de esos seres arruinados sin saber porque.

El montaje se llama Bajo tierra porque el petróleo se extrae del suelo  y para hacer referencia a los hombres que trabajan bajo tierra, a una cultura que queda bajo tierra y un país que quizá, todavía, está bajo tierra en el sentido que depende de este ‘oro negro’, y esto no solo interviene en lo económico sino en muchos ámbitos sociales y culturales.

lunes, 20 de mayo de 2013

Trasnocho cultural deslumbra con sendas opciones teatrales (Glorius y Caricias)



Glorius, la peor cantante del mundo, es el nombre con que Peter Quilter, dramaturgo inglés, titula la comedia teatral que el Centro de Directores para el Nuevo Teatro presenta en la Sala Principal del Trasnocho Cultural, para contar la historia de vida de Florence Foster Jenkins, mujer norteamericana que se empeñó en cantar sin poseer el más mínimo talento ni cualidades para hacerlo; lo que sí tuvo fue mucho dinero que le permitió incluso grabar discos y presentarse en el Carnegie Hall antes de morir, en los años 40.

La primera actriz Elba Escobar es la encargada de personificar a Florence, la obsesiva millonaria que aturde a sus fanáticos. Con extraordinaria sapiencia de su arte, Escobar brilla, dando muestras de su descollante talento que junto a la puesta de Daniel Uribe, quien supo lograr un montaje minimalista que resalta toda la atención escénica en su distorsionada cantante, nos permiten disfrutar de una fascinante historia.
La escogencia del casting para este espectáculo es un real acierto: Germán Anzola, interpreta al pianista que acompañó en la última etapa de su vida a Foster y además sirve como hilo conductor de la trama, pues es él quien nos cuenta la historia. Anzola derrocha su presencia escénica y buen decir. Junto a él Liliana Meléndez como la amiga íntima de la protagonista y su fiel admiradora, ofrece una construcción de personaje sólido, divertido, que da muestras de su madurez como actriz. Completa el elenco Alberta Centeno como la criada de la peor cantante del mundo, derrochando comedia y soltura escénica.
Glorius, es un acertado espectáculo que permite ver buen teatro realizado con reconocidos profesionales de nuestra escena y que demuestra que cuando se conjugan en feliz comunión todos los elementos artísticos y el talento de nuestros artistas no se puede obtener otro resultado que el éxito.



Lo rudo de las relaciones humanas 
Sergi Belbel, es un dramaturgo catalán que ha sorprendido a miles de espectadores alrededor del mundo con sus punzantes textos que cobijan personajes atormentados al momento de relacionarse con sus “otros”, escrita en los años 90 y llevada al cine por el reconocido director español Ventura Pons, Caricias es la inflexión del ser humano en cuanto al amor, la soledad, la traición, la homosexualidad, la vejez e incluso el incesto.
Puesta en escena en dos ocasiones en nuestro país: primero de la mano del centro de Directores para el Nuevo Teatro dirigida por Gregorio Milano y luego gracias a Séptimo Piso bajo la dirección de Dairo Piñeres, este texto siempre ha llamado la atención por lo rudo de sus planteamientos.
En esta ocasión el director José Jesús González, asume el reto re-leer la pieza y subirla a las tablas del espacio Plural del teatro Trasnocho. Con un elenco de lujo, entre veteranos y jóvenes, González se dio a la tarea de seleccionar un cuidado staff de talentosos histriones: Virginia Urdaneta, José Torres, José Romero, Marco Alcalá, Alexander Rivera, Arlette Torres, Alexander Solórzano, Loly Sánchez, Ana María Paredes, Mariú Favaro y el debutante Grouber Materán, son los responsables de hacer que el público transite por las sofocantes vidas de estos personajes.
La puesta de José Jesús González jugó a la simpleza y colocó su acento en la interpretación de los actores, plausible hazaña que supo llevar a buen término cuando se observa uniformidad y verdad en la escena aunque cada uno de los intérpretes venga de escuelas y corrientes distintas. Inteligentemente, el director se apoya en los más veteranos: resulta un placer volver a ver en las tablas a Loly Sánchez, Ana María Paredes, Virginia Urdaneta, José Romero y al maestro José Torres. Es sencillamente una buena cátedra de actuación.
Marco Alcalá junto a Mariú Favaro, que vuelve a las tablas después de un retiro prolongado, se lucen en uno de los sketches más difíciles de la pieza. Al igual que Arlette Torres y Alexander Solórzano. Por su parte Alexander Rivera da muestras de su crecimiento sostenido en cada personaje que le vemos. Para Grouber Materán (el más joven del elenco) es una extraordinaria oportunidad de formarse sobre el escenario junto a estos gigantes. No cabe duda que la elección de estos actores es uno de los grandes logros de la producción en manos de Alexxey Córdova.
Ajustes de ritmo necesarios, que se ganan con el correr de la temporada y que son normales hasta que los once actores se amalgamen, sería el acento de nuestra lectura crítica, amén de un mayor cuidado en la musicalización del espectáculo para completar la unidad total del mismo.
Estamos seguros que los espectadores volverán a quedar atrapados y colmarán el Espacio Plural del Trasnocho para verse reflejados en sus lados más oscuros y reconocerse en cada uno de los personajes de Caricias.

@rosasla /@avencrit
Caracas, 02/05/2013


CIEN RATONERAS


Por  E.A Moreno Uribe

Hace 30 años Venezuela era otra, pero la cartelera teatral de Caracas no tenía 50 espectáculos para los fines de semana porque el estallido del teatro comercial no había comenzado todavía  y es por eso que José Ignacio Cabrujas y Carlos Giménez coincidieron, con sus declaraciones ante la prensa, con una grave queja: el teatro venezolano se hacía únicamente para el fracaso, para unas 24 funciones y después había montar otra pieza que atrapara el público.

 Si estuvieran vivos tan legendarios personajes se asombrarían ya que Producciones Mimi Lazo pasó de 150 funciones entre enero de 2012 y mayo de 2013, para más de 40 mil espectadores en 40 semanas, al exhibir High, de Matthew Lombardo, con Carlota Sosa, Christian McGaffney y además Luis Fernández en el doble actor de actor y director. Y a este récord se suma ahora La ratonera, con 100 funciones entre agosto de 2012 y el 19 de mayo de 2013. ¡Se vive la época del teatro comercial!

RAZONES DEL EXITO

Algo ha pasado para bien, pues, en el ámbito teatral venezolano con algunos de sus montajes, como es el caso de la producción de Catherina Cardozo y Nohely Arteaga con la famosa  obra de Agatha Christie. Ellas  afirman que el éxito de un montaje  no depende necesariamente de los números o de que sea comercial o no, “si definimos como comercial el vivir de ella económicamente. Esto puede ser muy engañoso ya que la mayoría de los productores  de este país hacemos teatro con las uñas debido a que, entre otras cosas, no disponemos o no disfrutamos de un aparato cultural- llámese Ministerio o Estado- como la mayoría de los países civilizados, para apoyarnos, como es debido, en los gastos de producción, los cuales varían de una obra a otra dependiendo de la ambición artística de cada productor o del tamaño de sus uñas”.

En el caso de La ratonera, agregan Catherina y Nohely, “nuestra ambición como productoras más que hacer dinero ha sido la de llevar al público un espectáculo de altísima factura y del Primer Mundo. Todo eso implica combinar un autor y una obra de probado éxito en otros países, una escenografía, música y vestuario de calidad, un equipo artístico y humano de primera, mucha publicidad y promoción y además en este caso, asociarnos con una sólida institución cultural como BODCorpBanca que nos dio su apoyo como coproductor y con quien también compartimos ganancias. Esto hace que una obra de mucha concurrencia y éxito artístico, paradójicamente no deje grandes ganancias debido a que el retorno de la alta inversión es lento y entre otras cosas depende del tamaño de la sala, los costos de boletería y el esquema de producción”.

Subrayan que, para lograr esta producción, “también tuvimos que lidiar con circunstancias adversas tales como: un espacio no convencional y difícil de adaptar, variación de precios y escasez de materiales a nivel nacional y además confrontar la visión austera y menos ambiciosa de Vladimir Vera, un director experimental tal vez acostumbrado a trabajar con menos recursos y en montajes de mucha menor demanda. Aun así, con todo lo acertado y lo adverso, nos ha permitido llegar a las 100 primeras funciones”.

INTIMIDADES

Catherina y Nohely coincidieron en la solicitud de los derechos de autor de La ratonera a través de Sacven y decidieron producirla juntas. “El elenco lo escogimos por su trayectoria en teatro y de acuerdo al perfil de los personajes. Creemos que la escogencia de los 14 actores que han pasado por el espectáculo  ha sido absolutamente acertada. Al director no lo conocíamos personalmente solo teníamos algunas referencias de su trabajo y quisimos arriesgarnos con él por sus montajes experimentales e innovadores. El dinero lo obtuvimos de patrocinios de empresas privadas, de amigos colaboradores y de nuestra fundabolsillo. El pago del elenco fluctúa de acuerdo a la taquilla y es bien equitativo. Todos trabajamos de forma integrada y casi a diario en promoción, ensayos y mejoras al montaje. No tenemos números exactos pero suponemos que hay más de 15 mil espectadores”.

La temporada de La ratonera finalizará en  BODCorpBanca  a mediados de Julio 2013 y ya están planeando una gira por algunas ciudades del interior.“Nuestro plan es seguir haciendo obras de suspenso y misterio, queremos explorar más el género, que ha tenido buena respuesta del público de Caracas”.

EN LOS AÑOS 50

La ratonera, la famosa  obra de Agatha Christie, escrita y estrenada en Londres en el   año 1952 ha permaneciendo en cartelera desde ese momento. La historia se desarrolla precisamente durante los años 50. Una joven pareja hereda una mansión y decide transformarla en una casa de huéspedes a la que llaman la Mansión Monkswel, ubicada en un pueblito cercano a la capital del Reino Unido. La mansión cobija a cinco personajes distintos unos de otros. El día de la llegada cae una gran nevada en la ciudad, manteniéndoles atrapados y aislados en la casona. Durante el encierro ocurren extraños acontecimientos que hacen que todos desconfíen de todos, creando así una atmósfera de misterio entre los personajes. Esta obra de suspenso, con cierta carga de humor inglés e intriga, es dirigida por Vladimir Vera (cuando no había sido designado director artístico del grupo Rajatabla) y con la participación de actores de gran trayectoria dentro del teatro y la televisión, como son: Gerardo Soto, Gonzalo Velutini, Malena González, Stephanie Cardone Fulop, Gabriel Blanco, Augusto Galíndez, Ignacio Marchena, Flor Elena González, Manuel Salazar y Catherina Cardozo. Ademas han formado parte del elenco Verónica Schneider, Martín Brassesco, Paula Woysechowsky y Nacho Huett.

Se presenta en el BODCorp Banca Centro Cultural en funciones de viernes a sábados a las 8 pm. y domingos a las 6 pm.

viernes, 17 de mayo de 2013

Ideales superados

Por Joaquín Lugo

En la su sala homónima, el grupo Rajatabla presentó Con una pequeña ayuda de mis amigos, texto de Nestor Caballero, producción general de William López y dirección de José Domínguez. Con este estreno, la agrupación comienza el homenaje a Caballero cuyo nombre lleva la III Muestra de Dramaturgia Nacional.

El argumento pone en escena a Gilberto, Álvaro, La Chata y Zulay, cuatro seres que se sintieron atraídos por el sueño revolucionario, de paz, amor y excesos propios de los años 60, pero que transitan una vida en la que traicionaron sus ideales. En el texto, presente y pasado se fusionan para sopesar las causas y consecuencias de las acciones de los personajes y para mostrar la esencia y los contrastes de cada época reflejada.

La dirección propone una estética simbólica que se sustenta en la escenografía de Silvia Inés Vallejo. Ésta es usada en toda su amplitud para representar cada uno de los espacios y tiempos. El piso de tonos verdes y el fondo con intervenciones de murales de Andy Warhol enmarcan cabalmente la época pasada y resaltan la figura de los actores sobre el escenario. Estas intervenciones fueron pintadas sobre persianas, lo que ayuda a la puesta en escena para mostrar apariciones de figuras que refuerzan las situaciones. Asimismo el diseño de vestuario de Rufino Dorta posee la esencia y diferencia de los roles en cada tiempo. Se destacan las transiciones que muestran la energía y música de los 60, gracias a las coreografías de José Lugo y la selección musical de Eduardo Bolívar. Quizás esto desvía un poco la atención sobre la trama central y el desarrollo de los personajes.

En las actuaciones, Gerardo Luongo como Gilberto y Dora Farías como Zulay se muestran precisos y cabales en sus trabajos, en especial la conexión que establece Farías con los sentimientos de su rol. Se destacan Jean Franco de Marchi como El Tigre y Ángel Pájaro como Álvaro, ambos intensos y con buen manejo de las intenciones. Eliana Terán como La Chata y Vicente Bermúdez como Saturno se perciben más externos y sin los matices que requieren sus interpretaciones. El resto de elenco conformado por alumnos del Taller Nacional de Teatro cumple en mayor o menor grado.

Es innegable vincular esta pieza con la historia de muchas épocas que ha vivido la humanidad y que han quedado en el pasado, aunque su espíritu se mantenga en el inconsciente colectivo. Todavía existen personas que mantienen los ideales transitados pero que han sido absorbidos por la sociedad contemporánea. Por esto, percibo que parte de la Venezuela actual se alimenta visiones del mundo ya superadas y que se pretendan conservar sin mirar al futuro.

Publicado en el Diaro Tal Cual.

El gigante de mármol

por Walter De Andrade

El trasfondo político y social de la propuesta es evidente y emite una preocupación por los peligros que acechan la libertad creadora.

Hace unos cinco o seis años aproximadamente el autor caminaba por un corredor de la Galería de la Academia de Florencia (Italia). A paso apurado y no sin emoción, un respiro profundo lo prepara para el encuentro. Al final del pasillo, bañado por la luz natural que se cuela por una cúpula, deslumbra la figura de un hombre desnudo, de unos 5 metros de alto, esculpido en mármol pálido. Es el David, vencedor sobre Goliat, inmortalizado como referente de la belleza humana por el cincel prodigioso de Miguel Ángel Buonarroti. Del embeleso provocado, nació el impulso que se hizo dramaturgia y así, esculpido ahora en la palabra, el “David” se hizo teatro en la pluma del consolidado actor Luigi Sciamanna, quien debuta como dramaturgo con un díptico centrado en la pieza más controversial del escultor florentino. “La novia del gigante”, estrenada en el 2012 fue la primera entrega, y el pasado 27 de marzo, en el marco del FITC 2013, se estrenó “El Gigante de mármol” en la sala de la Asociación Cultural Humboldt como cierre del ciclo.

En ésta última, Sciamanna se remonta a 1503, y presenta la aguerrida defensa que Miguel Ángel hizo de su obra ante la intención generalizada de destruirla por obscena y pagana. El texto, inteligente y ricamente escrito, se centra en exponer la confrontación del artista con los representantes de la iglesia, los comerciantes y los políticos, distintas caras del poder obtuso. El trasfondo político y social de la propuesta es evidente y emite una preocupación por los peligros, todavía vigentes, que acechan la libertad creadora. Si en “La Novia del gigante” hablaba el ciudadano común frente al poder, acá es un artista el que confronta al sistema en defensa de su obra.

El elenco conformado por Jorge Palacios, Armando Cabrera, Marcos Moreno, José Gregorio Paredes y Elvis Chaveinte, además del propio Sciamanna, se muestra consolidado, con un manejo sólido del texto, encomiable trabajo vocal e interpretaciones bien delineadas. Impecable el vestuario de Eva Ivanyi y Raquel Ríos que junto a la sobria iluminación de Manuel Troconis entregan una visual íntegra.

La pieza podría sí, ajustarse, sintetizando el desarrollo del conflicto que se hace reiterativo. El epílogo, luego del encuentro onírico de Miguel Ángel, ya victorioso, con su escultura vivificada (creemos que es el desenlace final), toma rumbos desconcertantes en historia y planteamiento escénico debilitando el acertado discurso hasta allí mostrado.

Columna publicada el 02/04/2013 en el diario El Nuevo País

lunes, 13 de mayo de 2013

Caricias


Por Bruno Mateo
@Bruno_Mateo

En el Espacio plural del Trasnocho cultural, en la zona de Las  Mercedes de la ciudad de Caracas  se está presentado desde el 26 de abril de 2013, la obra CARICIAS del catalán  Sergi Bebel ,texto que marca la internacionalización del autor que nos cuenta la historia de 11 diálogos distribuidos en 10 cuadros   con una estructura dramática muy interesante ya que, en cada cuadro, un personaje sale, y entra otro. Es un historia continua en donde no hay detenimiento en el cambio de un cuadro a otro. Este texto se ubica en la década de los noventas en la ciudad de Barcelona, España; en esta ocasión, el director venezolano  José Jesús Gonzalez nos trae a once actores (Virginia Urdaneta, Loly Sanchez , José Romero, Ana María Paredes, Alexander Solórzano, Mariu Favaro , Marco Alcalá , Arlette Torres , Alexander Rivera , Grouber Materan y el Primer Actor José Torres) que encarnan a once personajes muy variopintos que transitan por los intríngulis de los distintos ámbitos privados de las relaciones humanas que tocan los temas de el incesto, el punk, la homosexualidad, la indigencia, la vejez, la soledad, el maltrato y la muerte.

No es casualidad que se traiga a escena esta pieza en estos momentos cuando el ser humano  parece estar en el umbral de la transformación de nuestro sistema social en donde “los finales felices” y las “sagradas familias” parecen conminados  al almibarado mundo del celuloide más conservador de los productores cinematográficos. CARICIAS es un texto que nos habla más desde los silencios y del lenguaje connotativo. La puesta en escena de González intensifica los silencios. Un verdadero acierto en su dirección porque abre el compás de la interpretación por parte del público sobre lo que  hay entrelíneas, a la vez que los actores dosifican muy bien este elemento. La voz de la soprano  se amalgama con la atmósfera de desasosiego creada a lo largo de la dinámica del montaje. La utilización de  distintos ritmos hacen que los noventa minutos de duración del trabajo se hagan placenteramente llevaderos. Aunque el uso de los paraguas en escena es un recurso bastante manido, en este caso, pienso que éstos nos hacen percibir un ambiente lluvioso y gris, tan grisáceo como la vida de esos personajes anodinos.

De las actuaciones puedo acotar que son actores comprometidos con sus personajes, hay tan variadas interpretaciones que el público tendrá la oportunidad de obsevar cómo los actores enfrentan su trabajo a la hora de representar a un ente ficcional  . En lo particular puedo hacer mención de algunas  actuaciones, pero me parece injusto con todo el elenco porque aquí en este montaje sí se puede hablar de un verdadero hecho colectivo.

Es una pieza bastante elaborada que merece mantenerse un buen tiempo en temporada para que las personas puedan disfrutar de ella y ver como todos los elementos que conforman el hecho teatral se conjugan para dar forma a una obra artística.

viernes, 10 de mayo de 2013

El amor prohibido por el SIDA


por E.A Moreno-Uribe

El Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida prosigue enfermando y matando. Y es por eso que en  Venezuela hasta mediados de abril de 2013 había ya 167 mil infectados de SIDA, según declaraciones de Edgar Carrasco, vocero de Onusida, para la agencia Efe. El SIDA está ahí, agazapado, esperando  víctimas, tratando de impedir que los seres humanos se amen.

 Y ante tales  noticias, el teatro venezolano, otra vez más, ha salido al frente con el espectáculo Habitante del fin de los tiempos, el cual hace temporada en el teatro Escena 8, gracias a la entrega del dramaturgo y director Johnny Gavloski aliado con el productor y actor José Manuel Ascensao, apoyados además por los comediantes  Xavier Muñoz y  Marilyn Ascensao. ¡Otra vez regresan a la batalla por la vida y el amor!

Hay que recordar, que los creadores de las artes escénicas del mundo, desde 1982, cuando se dio el reventón del SIDA en Estados Unidos  y se regó en los cinco continentes, se pusieron de acuerdo para utilizarlo en sus metáforas artísticas  y mostrar así obras o espectáculos para difundir sagas sobre  infectados y diversas formas o métodos  para afrontar el síndrome. Emergió así un teatro, un cine y una televisión con fuerte carga didáctica y consejos filosóficos. También los poetas y los escritores, además de los medios de comunicación, aportaron lo suyo: dando instrucciones para prevenir las infecciones y reiterando recomendaciones para tener más cuidado en las relaciones sexuales. Al tiempo que la medicina enfiló todas sus herramientas para controlar al retrovirus causante de tanta mortandad, pero todavía no existe una terapia capaz de erradicar al SIDA de la faz de la Tierra y por eso las cifras rojas de las estadísticas alarman a todas las sociedades.

18 AÑOS DESPUES

Habitante del fin de los tiempos,  texto que evoca el humano miedo a la muerte como una encrucijada de una tragedia, avivada con inteligente humor, el mismo que  conquistó el Premio Municipal de Teatro 1997 entre otros galardones, vuelve en este crucial 2013 con su historia sobre tres venezolanos -David, Erasmo y Janice-para demostrar, una vez más,  que el amor y la amistad pueden ser cómplices y darle un verdadero significado a la vida.

Sin importar las preferencias o conductas sexuales- David, heterosexual, y Erasmo, gay- aprenderán y enseñarán a sobrevivir entre sus diferencias  ideológicas, culturales, espirituales y emocionales, gracias a una inquebrantable amistad, soportando los avances de una enfermedad que los hace valorar la vida; mientras Janice se mantiene latente en esa saga hasta  aparecer en un dramático final.

El público de este siglo XXI entra fácilmente en un torbellino de las emociones de los personajes, enfrentados sus propias dudas y expectantes ante una sociedad homófoba y falsamente religiosa, quienes deben luchar contra sí mismas para lograr salir adelante, esperando encontrar la cura antes de la muerte imprevista.

No es una pieza grata para nadie, sino todo lo contrario. Es una tragedia contemporánea que atrapa al espectador por ese hibrido del amor y la amistad, el cual no tiene parangón con ninguna otra experiencia y solo los que hemos vivido las peripecias de nuestros amigos enfermos y aferrados la vida, podemos comprenderlo y sentir como se nos arrugan nuevamente los intestinos o como se nos desbordan las lágrimas al recordar sus agonías.

El texto como tal ha envejecido y requiere de una poda precisa para bajar el tiempo de representación y permitir incluso que el público digiera las básicas líneas de información, poéticas algunas, y deguste  más las transiciones de los personajes y las peculiaridades de la trama.

Las actuaciones son un reto de verdades, como la de Ascensao, quien lleva el peso de la obra, y el positivo debut de Muñoz. Sin sus entregas no habría espectáculo.

EL MAL DEL SIGLO

Los venezolanos Elio Palencia, Marco Purroy, Johnny Gavlovski, y David Osorio Lovera, durante la última década del siglo XX, coincidieron al llevar al teatro como elementos dramáticos de sus piezas a personajes afectados por “El mal del siglo” o sea infectados por ese virus extraño que vino de lejos, el tristemente famoso Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida. En síntesis, estos autores, preocupados ante el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar en toda intensidad posible, se fijaron en el tema del SIDA, lo amaron y optaron por escribir sus textos: Habitación independiente para un hombre solo,  Anatomía de un viaje, Habitante del fin de los tiemposy El último brunch de la década.

Añadieron a la larga de personajes del prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena, homosexuales, bisexuales o heterosexuales infectados por el SIDA, el cual pone en peligro a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o sexuales. Y es precisamente una novedad en el teatro de Venezuela, para no citar al de otros países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible SIDA. Esas piezas teatrales, junto a las del precursor Amado Naspe, fueron  las primeras que se mostraron en Venezuela. Esa respetable lista prosiguió aumentando: Palencia estrenó en 1997 a Arráncame la vida, a la cual versionó y le cambió el titulo para así publicar y montar  ¡Mátame mamá!, en 2011, pero antes, en 2010, se agregó el trabajo de Julio Bouley y José Luis Pérez: Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos”.

EPIDEMIA

La epidemia de Sida en Venezuela sigue concentrada en hombres homosexuales y transgéneros, dijo a Efe vocero de Onusida, Edgar Carrasco, quien aclaró que esto no indica que la infección no afecte a otras personas. “Estas estimaciones se realizan con base al comportamiento de la epidemia en cada paí¬s. Para Venezuela, se hace este cálculo con base a que 20 por ciento de las personas con VIH necesita terapia antirretroviral". Carrasco echó mano del último informe venezolano relativo a los avances en la lucha contra el SIDA, que él exaltó como de “gran credibilidad”, donde se señala que la edad de los hombres infectados se ubica entre 30 a 39 años, y en las mujeres entre 25 a 34 años. Según estas referencias, el 5 por ciento de la población de “hombres que tienen sexo con hombres” podrí¬an estar infectados en la actualidad, aunque también agregó que “un tercio de los casos notificados pertenece a mujeres”. Según Carrasco, la epidemia se hallarí¬a concentrada en ese grupo debido a la falta de campañas “desprejuiciadas” dirigidas especialmente a los homosexuales hombres

miércoles, 8 de mayo de 2013

CAFÉ Y CARAMELOS: EL VALOR DE LA AMISTAD

por Carlos Herrera

La vida nos ofrece tener la familia con la cual nacemos y como lo refería el dramaturgo venezolano, Isaac Chocrón, “la familia elegida” esa que estará con uno porque fue la que escogimos, para bien o para mal en lo que será el decurso de nuestra adultez. La familia elegida podrá constituirse por personas íntimas, amigos o conocidos que, con el pasar de los años, ya cuando la persona se presiente en el ocaso de su existencia, termina sabiendo que no solo le han acompañado en las verdes o las maduras, de aguantarse los cambios de luna derivados del carácter o personalidad sino, incluso, porque terminan siendo cómplices, aguzados oidores de todas nuestras cuitas y firme bastón cuando por razón u otra, el andar existencial no haya impedido moral, sentimental o psicológicamente hecho caminar lerdos.

Son la voz de una esperanza que hace que la letra de un viejo bolero que reza casi tajantemente sobre la compañía de la vieja soledad hace que intuyamos que siempre habrá ese alguien, ese amigo, esa persona que por uno u otro factor, esté a nuestro lado para no sentirnos tan desasistidos, tan solos, tan huérfanos de un alguien en lo que sabiamente un dramaturgo suscribiría bajo el título de una obra como “Compañeros de viaje”, porque la vida es eso, un largo viaje donde muchos estén o no cerca de ti, emprenden juntos o por separado ese periplo hacia la eternidad y son, quizás pocos, pero escogidos, los que más allá de la partida, quienes te recordaran.

Los días sábado 4 y 5 de mayo tuve la especial oportunidad de estar en la calurosa tierra guanareña una vez más. El propósito; acompañar a los que considero una de mis familias más queridas en el medio teatral. Me refiero a toda la gente que, de alguna u otra forma he visto crecer y ser quienes son a lo largo de décadas como lo conforma la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa quienes, nuevamente levantaron haciendo lo que mejor saben hacer que es buen teatro, estuvieron por espacio de tres semanas presentando su más reciente trabajo teatral, “Compañeros de viaje” del dramaturgo argentino, Carlos Gorostiza (Buenos Aires, 1920) de quien hayamos algunas referencias dentro del primer tomo de la compilación Escenarios de dos Mundos, Inventario Teatral de Iberoamérica y que en palabras del investigador, Gerardo Fernández nos ilumina al decirnos que, aparte de ser uno de los autores y creadores más renombrados del s. XX en tierra gaucha, ya desde sus inicios –pero que marcaría su posterior desarrollo como artista de las tablas como del pensamiento escénico- e ir descollando en distintas formas creadoras que van de la poesía a la dirección teatral, pasando por experiencias como actor hasta llegar a ser novelista y cineasta, fue fácil reconocerle ese peculiar elemento de siempre tratar de perfilar un “estilo expresivo que nos representara y nos diferenciara, y en el cual nos reconociéramos” dado que Gorostiza fue capaz de involucrarse con “referencias concretas a problemas reales e inmediatos y a situaciones verdaderas y creíbles, a una indagación profunda en la coyuntura politicosocial que vivía el país y en la naturaleza de los cambios que la sociedad argentina estaba experimentando, a la aplicación de formas lingüísticas que eran fiel y jugosa reproducción del habla popular cotidiana; a una verdad y meticulosidad en el perfilado de personajes no sólo coherentes y enterizos, sino también genuinos y espontáneos”.

Autor que, desde obras como El puente pasando por El pan de la locura o Matar el tiempo logró calar no sólo con fuerza sino con honestidad para exponer cosas que le permitiese ser trascendente a lo largo del Cono Sur y, por ende, a toda la extensión sudamericana e, incluso, a nivel mundial.
Como venía diciendo, la experiencia ofrecida por la CRTP en los espacios de la Sala “Federico Collado” del Centro Cultural “Hermán Lejter” (Guanare / Edo Portuguesa) se constituyó en base a la afiligranada capacidad de versionamiento efectuada por un ducho artista cuya capacidad de respetar argumento, personajes y lo relativo a la forma específica de su estructura dramática donde la esencia queda y solo unos detalles se ajustan en pro del contexto donde se habrá de llevar su representación como del potencial público que la expectará fue dado por Aníbal Grunn para un texto corto de un acto (Aeroplanos, estrenada en 1990), un juguete teatral del cual sitúa al lector/espectador de ese texto espectacular en sintonía con dos hombres en avanzada edad (Francisco y Antonio), grandes amigos unidos por unos inquebrantables nexos que los han convertido en auténticos náufragos de la vida pero sobrevivientes porque comprendieron siempre que fueron sólidos compañeros de viaje que se supieron complementar como moneda de dos caras, que aunque sean lanzados al aire para ver cual es el destino de lo que marca al caer siempre el lado que no se ve, es el otro. Esos amigos del siempre, viudos, que no han viajado fuera de su terruño, pero que saben del mundo porque o bien uno colecciona estampillas o el otro, se informa, no desconocen sino sus geografías de sus sensibilidades, las fronteras inasibles de sus cuitas y anhelos; son derecho y revés de vidas conformadas por el más maravilloso canto que dos seres pueden expresarse: la fraterna amistad.

Una unificadora amistad que les hace leerse uno al otro sin cortapisas y comprender que la vida es ese pequeño espacio donde se une la esperanza con desasosiego de una mala noticia, es esa unión de almas que puedan que estén en un juego de preguntas/respuestas o de jugar dominó o hasta de chupar un caramelo y sorber tragos de café pero en la conciencia que son humanos y efímeros y que, al final de todo hasta un vuelo a otro país seguirá siendo enaltecedor para afianzar que lo humano prevalece y decirnos que hay signos del reconocimiento en mi que están en ti.

El trabajo como puesta en escena efectuada por Carlos Arroyo no se planeó amplificar nada. Escenificación intimista, espacialidad conformada por un cuadrado con mínimo de elementos: una mesa, dos sillas, y tres porta elementos (casetera fondo izquierdo, teléfono en primer plano primer plano izquierdo y en al fondo, una vasija metálica; un juego de dominó, una mesita con una cafetera, dos tazas). Sencillez con el espacio que, sin ser parco, supo capturar la vitalidad y energía de dos histriones en la articulación de sucintas tensiones como de micro climas emocionales.

Pero, ¡Ojo!, estamos ante un drama lacónico pero poderoso que, para algunos espectadores podría lanzarlos al peligroso terreno del melo porque se asoma mirando su abismo pero con sapiencia para bordearlo gracias a la sobria experticia de director que ha sabido también vivenciar esa clase de situaciones desde su tránsito como actor haciéndole comprender que, lo simple no es cosa de colocar actores a fin de decir cosas sin ton ni son sino de que lo que se dive y acciona puede mover un universo; una dirección que indico al diseñador de iluminación que tonalidades y acentos con los reflectores debían estar en consonancia con lo específico textual y de lo que ocurría sobre las tablas y, así, armar una atmósfera complementaria con una ambientación musical (bolero) escogido ex profeso para colocar el sentido y significación de lo que sucede como acción dramática; fue una puesta hecha desde la experiencia y apuntalada con intuición a fin de dinamizar un proceso decantado para que cada persona supiese donde hallar la médula de ese algo dramático les podía tocar su fuero interno. Una dirección aplomada gracias a que de lo poco, exacto y de lo necesario, preciso. Eso fue el el mejor logro de la dirección: apuntalar un espacio escénico sin el embadurnamiento de los elementos no verbales a fin que, texto y actuación brillasen por sí mismos.

Carlos Arroyo supo comprender estas coordenadas y ponerlas al servicio del dos magníficos actores como lo son Wilfredo Peraza y del propio Aníbal Grunn quienes de menos a más (en una lectura sabatina tocada por el feroz bullicio de un soberana lluvia que se desató justamente en los momentos más álgidos de la representación) pero que, en segunda lectura como espectador, pude deleitarme de ese poderoso factor que es la actuación elevada a niveles de lo orgánico donde la matización de los parlamentos sabía colocar ese acento donde se debía, que cada frase tenía una razón, que cada parlamento estaba unido a un recuerdo o a una exposición de verdad y sobre todo, porque ambos se fusionaron como artistas en un proceso e interrelación de personajes que se transformaban y emanaban hacia la platea: verdad escénica.

Fue sencillamente un trabajo de florilegios excepcional donde Grunn y Peraza lograron ese canto hermoso y sublime de constatar como con una dramaturgia tan especial como la de Gorostiza (y con los toques necesarios de la versión) eran capaces de llegar a lo más profundo de la emotividad del espectador. Un regalo histriónico porque la validez del acto escénico está en esa capacidad de decirnos cosas que, al salir de la sala e irnos alejando del teatro, frases, imágenes, parlamentos, gestos, silencios, miradas y hasta entendidos de lo que fue lo visto, revolotean en nuestros oídos, se asoman al cerrar los ojos y hasta permanecen cuando ya la soledad del ser individual, se ausenta de lo social para hacernos reflexionar que ¡la vida es eso: un minuto con los demás!

Para efectos de ir cerrando este compendio de crónica crítica diré que la producción para Compañeros de viaje fue sintética y pertinente para los efectos de lo que Carlos Arroyo deseaba ver sobre la escena; la labor en tal sentido conforma la composición plástica del ámbito escénico donde el juego de colores permitió una armonía cromática que al entrar el juego de iluminación de Kelyson Berrios, las tonalidades nunca alborotan la retina sino se acoplaron a un sentido de atmósfera de quietud, de sosiego y hasta de estar a tono con lo que las acciones verbales y psicológicas se emanaban desde la escena. La realización de escenografía de Luís Alberto Salas y la producción de Julián Ramos terminan por acoplar en su justa dimensión el concepto global de este satisfactorio y emotivo canto a la amistad que nos ofreció la CRTP en una breve temporada de la cual aspiro como animal de teatro, poder constatar en otras salas y con otros espectadores para verlos evolucionar con retos distintos a los que conllevó su experiencia en su terruño artístico guanareño. Hermoso espectáculo que sin llegar a una hora, sumerge nuestra alma en un regocijo que mereció mi más espontáneo aplauso. Acotación: ¡Les volveré a ver porque fue una muy grata experiencia artística como teatral!

Miércoles 08.05.2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

Premian al teatro venezolano. Se inaugura el Premio de la crítica


La Asociación Venezolana de Críticos de Teatro eligió a los artistas nominados para el Premio de la Critica AVENCRIT 2012, el cual entregarán,por primera vez,  durante el venidero mes de junio.
AVENCRIT también decidió otorgar un Premio Especial para una institución o una personalidad, pero solo se conocerá en la noche de la premiación.

 TEATRO PARA ADULTOS.

ACTRIZ PRINCIPAL: María Teresa Haiek (El acompañante), Jénifer Urriola (Neurosis sexuales de nuestros padres) y Yuri Pita (Señorita Julia).
ACTOR PRINCIPAL: Anibal Grunn (La colección del peregrino), Vicente Peña (Pedro y el capitán) y Antonio Delli (La novia del gigante  y Palabras encadenadas).
ACTRIZ DE REPARTO:Rossana Hernández (Señorita Julia),Cittlaly Godoy (Neurosis sexuales de nuestros padres) y Rosalía Blanco (Tinto de verano).
ACTOR DE REPARTO:William Escalante (Tres  noches para cinco perros), Gabriel Agüero (Séptico) y Adolfo Nitolli (Neurosis sexuales de nuestros padres).
DIRECTOR:Carlos Arroyo (La colección del peregrino), Consuelo Trum (Pedro y el capitán), Hernán Vargas (Séptico) y Luis Fernández (High).
PRODUCTOR:Lazo Producciones (High), Caterina Cardozo y Nohely Arteaga (La ratonera), Diana Volpe (Ciclo Strindberg) y CNT/Portuguesa (La colección del peregrino).
DRAMATURGIA VENEZOLANA: Daniel Di Mauro (La colección del peregrino), Rubén León (Tinto de verano) y  José Simón Escalona (De todas todas).
VESTUARIO:Joaquín Nández (Las amargas lágrimas de Petra Von Kant), Raquel Ríos y Efrén Rojas (Las bacantes) y Orlando Arocha (Ciclo Strindberg)
ILUMINACIÓN:Lina Olmos (Pedro y el capitán), José Jiménez (High) y Kenlyssom Barrios (La colección del peregrino).
ESCENOGRAFÍA: Rafael Sequera (La colección del peregrino), Emily Jolie (Pedro y el capitán) y Guillermo Díaz Yuma (Las criadas).

TEATRO PARA NIÑOS (AS)

ACTRIZ:Mercedes Barrios (Ratón y vampiro), Saima Rada (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve) y Jénnifer Urriola (Miguel Vicente pata caliente)
ACTOR:Slavko Sorman (Miguel Vicente pata caliente), Héctor Castro (Ratón y vampiro) y Diego Mora (Miguel Vicente pata caliente).
DIRECTOR:Oswaldo Maccio (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve), Juan José Martín (Arlequin enamorado) y Vyana Rodríguez Preti  (Ratón y vampiro).
DRAMATURGIA INFANTIL: Carmen García Vilar (El robo de la arrobita) y José Luis León (El último dragón).
PRODUCTOR:Karla Fermín (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve), Coco Seijas (Ratón y vampiro) y El último dragón (Cnt/Centro de actividades alternas).
MÚSICA:Pantelis Palamides (Odisimbad)  y Jonathan Angarita (Miguel Vicente pata caliente).
MAQUILLAJE: Juan José Martín (Arlequín enamorado)  y Luis Alfredo Ramirez (Miguel Vicente pata caliente).
ILUMINACIÓN:Carolina Puig (Ratón y vampiro) y Orihely Brizuela (Miguel Vicente pata caliente).
VESTUARIO: Samira Recondo (Arlequín enamorado), Luis Alfredo Ramirez y Franklin Zambrano (Miguel Vicente pata caliente) y  José Luis León (El último dragón).