miércoles, 31 de julio de 2013

A pesar de todo… los jazmines nacen en Lídice

No se puede obviar que el teatro de arte venezolano está floreciendo y en este bosque pleno de gigantes árboles se va abriendo camino para ofrecer al público caraqueño algo más que risas y divertimentos.
La reconocida agrupación caraqueña Tumbarrancho Teatro liderada por la dramaturga Karin Valecillos y Jesús Carreño, han vuelto a hacer de las suyas e imponerse con una nueva producción teatral que hace temporada en la Sala Plural del Trasnocho Cultural los días sábados y domingos a las cuatro de la tarde.
Jazmínes en El Lídice, es un  trabajo que todo caraqueño, y extenderíamos todo venezolano debe ver, allí encontrará una terrible y hermosa radiografía de nuestra convulsa sociedad, tragada por la violencia y la pérdida del respeto por “el otro”. Seis mujeres coinciden en la casa de una de ellas Meche son hermanas, cuñadas, madres, amigas, vecinas un solo hilo las une, el dolor por la pérdida de sus hombres en mano de la violencia. Sus hijos, maridos, primos, cuñados, amigos vecinos, han caído uno a  uno dejándolas solas rumiando su dolor.
En este país de matriarcado es en ella en quien recae la peor tragedia que después de seis años aún la aísla de la realidad la seca y la llena de impotencia de poder mirar a la calle de abrir las puertas y gritar su dolor, al mejor estilo de García Lorca, como las mujeres de Bernarda Alba, estas mujeres se encuentran para revolcarse en su dolor y sanar.
Partiendo de las anécdotas reales de madres venezolanas víctimas de la violencia que decidieron agruparse en la Fundación Esperanza Venezuela, quizás para que el dolor doliera menos por las pérdidas de sus amores más cercanos en manos de delincuentes, es que Karin Valecillos arma la trama de estas mujeres que habitan en el populoso Barrio El Lídice en Caracas y que en el momento de la acción tratan de hacer catarsis preguntándose una a la otra ¿Por qué?
Las primeras actrices Gladys Prince y Omaira Abinadé lideran el elenco que secundan Rossanna Hernández, Patrizia Fusco, Samantha Castillo y Tatiana Mabo, todas bajo la correcta visión escénica de Jesús Carreño, quien logró una realista puesta jugando a ratos con los imaginarios surrealistas de lo que podría ocurrir en las mentes de estas féminas rasgadas por la injusticia y el dolor, en los corazones y acciones de estas mujeres que aún continúan a pesar de los años haciendo la misma cantidad de comida por no saber calcular cuánto ingrediente restar porque falta uno en la mesa que no volverá.
La labor de las intérpretes es titánica, aquí todas ellas se revelan como uno de los conjuntos actorales mejor logrados: Gladys Prince, como la matriarca deja atónito al espectador cuando borda con detalle las desconexiones mentales a las que acude Meche, su personaje, para evadir tanto dolor, pero realmente logra un nivel de conmoción cuando dispara la música y comienza a soltar su carga a través del baile (pocas veces hemos visto escenas tan dramáticas y hermosas logradas por una actriz). Omaira Abinadé (Aída) la mujer que conoce todo el aparataje burocrático de la justicia por dentro y es víctima de la venganza por haber dictaminado un caso, su dureza esconce detrás una gran derrota que pudiendo aplicar justicia no puede.
Por su parte Rossanna Hernández, habla de la hermana mayor (Anabel) aquella que además de perder a sus amados hombres intenta mantenerse en una pieza inquebrantable, pero al enfrentarse a su madre entendemos cómo esa pieza es fachada.  Patrizia Fusco, la hermana menor ha querido evadirse a través de sus juegos y necesidad de no crecer, ser niña para no sufrir…Y la viuda, la nuera que durante seis años ya más nunca dejó de ir a casa de su suegra: Tatiana Mabo, nos regala una Sandra plena de matices y silencios que tocan al espectador. Mención aparte merece el trabajo de caracterización de Samantha Castillo en el papel de Yoli, una mujer con ciertas discapacidades que aunque madre de un malandro “malo” como ella lo describe, igual sufre por su hijo ausente, esta interpretación de Castillo la coloca dentro de una de las actrices más versátiles, talentosas y que estamos seguros dará mucho de qué hablar en su ascendente carrera.
Estos relatos se han condensado en un conmovedor espectáculo que lejos de regodearse en el melodrama de cada caso, rehúye a los facilismos que pudiera suponer la terrible situación trágica de estas madres. Y creemos, ahí está el hallazgo tanto de la dramaturgia como de la dirección, quienes además supieron conducir de forma extraordinaria a estas seis almas a la piel de esas madres que paren en escena su dolor pero con la firme convicción que hay un mañana: -“estás viva mamá” -Le grita Anabel a Meche- “estás viva y continúas aquí”- “hay que vivir”, palabras más o palabras menos del texto que desarticula la represa y comienzan a fluir el desapego, el deslastre, el soltar lo que no se ha querido gritar por seis años. Para concluir con la imagen más hermosa, la inevitable, la que debe ser: la esperanza de la vida, la esperanza de que a pesar de todo aún pueden crecer Jazmines en El Lídice.
L.A.R.
@rosasla

Caracas, 31 de julio de 2013.

domingo, 28 de julio de 2013

La ratonera


Por: CARLOS E. HERRERA
Dentro de lo que significa producir un espectáculo y mantenerse dentro de la cartelera con éxito incuestionable de público es uno de los objetivos a los que aspira todo grupo teatral en nuestro país. Ello va más allá de cálculos optimistas y apuestas afiligranadas en cuanto a aunar una serie de factores que creen el esquivo catalizador que les garantice: el éxito.

Pocos son capaces de unir esos particulares esfuerzos y cuadrar todos los
elementos en un mismo tiempo y espacio y concebir una propuesta escénica (de arte o comercial) que sea capaz de atraer al espectador más allá de unas pocas representaciones. Raros son los montajes que logran superar cifras de tres dígitos en un teatro e, incluso, seguir adicionando más si contemplan su circulación hacia otras salas, efectuando giras y ocasionalmente participando en festivales.

El llamado “teatro ligero”, “digestivo” o “evasivo” no queda desmeritado por estos epítetos, ya que buena parte de ellos sí logran conjugar ingredientes como una atractiva referencia de autor y la anuencia promocional de la prensa como el haber recibido críticas favorables por exhibir dentro del global del producto un staff (elenco) actoral atractivo conformado por actores y actrices notoriamente sonoros porque laboran en terrenos mediáticos o porque han ganado el respeto del público en otros montajes teatrales. Además pueden contar con una puesta en escena que no escatima calidad en lo referido a la integración de coordenadas escenográficas, vestuario o utilería resueltas por profesionales del medio artístico y, por supuesto, llamar a un sagaz director que sepa mover todo el conjunto hacia el fin último que es una propuesta que se sustente (aparte del texto) en saber sacar a cada histrión sus mejor talento y emplear cada elemento como un todo indisoluble que hará que sea una comedia o un drama, que logre suscitar el aplauso del público y aprehender el elusivo éxito de taquilla, cuyo resultado es construir una temporada con cifras envidiables.

Uno de esos fenómenos teatrales en nuestra ciudad ha sido La Ratonera, concretada por Catherina Cardozo y Nohelí Arteaga Producciones, bajo la dirección de Vladimir Vera. Espectáculo asertivo que tomó esta pieza teatral de la inglesa Agatha Christie, rubricada hacia los años cincuenta del siglo XX, que con el pasar de los años se convertiría en una historia de suspenso que, hoy por hoy, sigue generando interés a sus lectores y magníficos beneficios de taquilla a quienes la escenifiquen, pero sintiendo que apelan a concretar un montaje enmarcable dentro de los cánones de llamado “teatro comercial”.

Nuestra Ratonera ya había sido programada para el Segundo Festival de Teatro de Caracas y volvió a ser del interés de los programadores del Circuito Teatral de Caracas para exhibirla en sus funciones número 125 y 126 (estrenada en septiembre de 2012 en una sala del este de la ciudad) este fin de semana en el Teatro Nacional. Allí sumaron más de mil espectadores que con precios populares disfrutaron de una de las producciones más sonoras de los dos últimos años.

Propuesta escénica nada empalagosa que supo apelar al melodrama y el suspenso, tras las inquietudes de un grupo de personas atrapadas en una casa de huéspedes a la afueras de Londres, donde un extraño crimen ocurrió. Esto genera acontecimientos que envuelven tanto a estos personajes como a la expectativa del público. La Ratonera se sostuvo gracias a una destacada plantilla actoral conformada por Gerardo Soto, Nacho Huett, Flor Elena González, Gonzalo Velutini, Stephanie Cardone Fulop, Augusto Galíndez, Ignacio Marchena, Manuel Salazar y Catherina Cardozo. La Alcaldía de Caracas y Fundarte volvieron a dar un tiro en el piso con esta programación.

Ccs, 22/07/13

 

Los 300 Victorinos de Rajatabla

Ángel Pájaro
Por E.A Moreno Uribe
@EAMORENOURIBE

La novelística de Miguel Otero Silva fascinó al director Carlos Giménez, quien se sacrificó para teatralizarla con su grupo Rajatabla. Durante las temporadas de 1973, 1987 y 1992 mostró Fiebre,  prosiguió  con  Casas Muertas y Oficina Número 1 cerró su saga artística nada menos. Él huracanado artista argentino decía que nadie logró captar las claves de la Venezuela moderna y la esencia de su irredento pueblo, como lo hizo MOS, crucial intelectual de izquierda.

Tenía entre sus proyectos a Cuando quiero llorar no lloro pero se la dejó a Pepe Domínguez, quien desde la temporada del 2009 ha insistido con dos versiones escénicas y ayer en el Celarg se sintió halagado al exhibir la función 100, con elenco renovado y todo un brioso espectáculo. Él sueña con otro centenar de presentaciones. Por supuesto que también avanza una tercera generación de Rajatabla, institución que se niega a morir por ahora.

El primer montaje de Cuando quiero llorar no lloro no cuajó por dificultades con el guión, sumado al diseño de una puesta nada dinámica y un contexto extrateatral que conspiró. Pero Domínguez, con valiosa y plausible tozudez  hispana, superó de principio a fin las fallas anotadas: ahora hay más y mejores acciones dramáticas, menos narrativa y la violencia verbal y la física, aunadas a la música y el  baile, se toman la escena para magnificar el discurso escénico y hacer llorar ante la tragedia de esos tres muchachos, quienes son consumidos porque una sociedad que no se apiadó de ellos y los sacrificó.

Cuando quiero llorar no lloro transcurre en Caracas, entre el 8 de noviembre de 1948 y el mismo día en 1969. Nacimientos y muertes de los protagonistas: Victorino Pérez, Victorino Perdomo y Victorino Peralta. Uno es pobre, condenado por las condiciones sociales a ser delincuente. El otro es clase media, estudiante de sociología que se incorpora a la guerrilla. El tercero es un chico de la jaialai, convertido en patotero y practicante de la violencia gratuita.
 
Los Victorinos constituyen un solo personaje-emblema de una juventud condenada a la muerte prematura por la violencia, el alcohol y las drogas,  Este drama, explica el título rubendariano,  “cuando quiero llorar no lloro”, a la par que refleja la reacción emotiva y racional del autor ante tan menguados destinos.
 
La virulenta fábula de  tres venezolanos-Victorino malandro, Victorino guerrillero y Victorino burgués- es la metáfora de un país en construcción donde la continuidad de los procesos sociales siempre se cortan de súbito; la violencia es el arma de los individuos que continuamente tratan de buscar su pasado heroico, el de la independencia, y una constelación de mártires anónimos siempre traicionados por las generaciones siguientes.

Participan en este montaje más de 60 personas entre actores, bailarines, músicos y cantantes encabezados por Ángel Pájaro, Luis Alfredo Ramírez y Jean Carlos Rodríguez- tripleta de lujo- como los Victorinos; Indira Jiménez, Adriana Bustamante y Tatiana Mabo son las madres; Fran Maneiro, José Antonio Simons y José Luis Bolívar encarnan a los padres, acompañados por alumnos y egresados del Taller Nacional de Teatro de la Fundación Rajatabla. La producción general es de William López (José Rosario López), presidente de la institución.

Un hombre, cuatro estaciones

Luis Carlos Boffill es "Ernesto"
Por Bruno Mateo
@Bruno_Mateo


Desde el pasado jueves 25 de julio de 2013 en la sala 2 del Centro de estudios latinoamericanos Rómulo Gallegos, conocido por sus siglas Celarg se está presentando el monólogo “Un hombre, cuatro estaciones” escrito y actuado por Luis Carlos Boffill bajo la dirección de José Manuel Peña (Q.E.P.D) que nos muestra a un hombre cubano  hablándonos de su experiencia tanto en lo político, ideológico como en lo emocional, todo ello a través de la vida de su amigo homosexual Miguel Ruiz fallecido como consecuencia del SIDA.

El montaje es sumamente sencillo. Los elementos escenográficos conforman el tradicional triángulo de las puestas en escena a la italiana. La música de Piotr Ilich Chaikovski es clave para el ambiente del montaje. El personaje que narra los hechos puntuales del monólogo se llama Ernesto y es quien nos muestra cómo, a manera de analogía, las cuatro estaciones de un año se asemejan a la vida de Miguel Ruiz.
El monólogo está hecho con mucha sinceridad . La interpretación de Boffill  es entregada y pasional  con lo que logra ciertos espacios íntimos interesantes sobre todo cuando evoca la separación física con su amigo gay y su esposa. Hay un momento esencial que es cuando Ernesto nos dice que él hubiera deseado ser homosexual y darle amor a Miguel, pero que lamentablemente nació heterosexual.
A la dramaturgia se le debe revisar debido a que el discurso pertenece más al género narrativo que dramático, por lo tanto, el ritmo en escena se torna un tanto lento.

lunes, 22 de julio de 2013

Bello, el primer crítico teatral venezolano.

Gracias al crítico Oscar Acosta, colaborador del semanario cultural Todos adentro, republicamos aqui este articulo sobre el vital rol que ejerció Andrés Bello para el incipiente teatro venezolano del siglo XIX.

Por Óscar Acosta

En 1808, España había sido invadida por el ejército francés al mando de Napoleón Bonaparte y el rey Fernando VII forzado a abdicar, tras lo cual fue impuesto como rey José Bonaparte, hermano de Napoleón,  lo que desató en la península ibérica un furor patriótico generalizado que se reflejó intensamente en el mundo de las letras y las artes, extendiéndose a las colonias americanas. De la defensa de la corona española a la emancipación y creación de las naciones nuestramericanas hubo apenas un lapso de dos años. Las canciones patrióticas españolas devinieron, en muy corto tiempo, en el  Gloria al bravo pueblo. El estudio del clima de agitación y turbulencia intelectual propio de esos días, es crucial para  la comprensión de los factores que fueron la génesis de nuestra independencia y la consecuente creación de la República y en la cual el teatro jugó un papel estelar como palestra de las contradicciones políticas.

El teatro, más que la prensa escrita, constituía el medio de comunicación masivo más eficaz para un público en el que predominaba el analfabetismo, sirviendo de tribuna por excelencia para reflejar la convulsa situación que vivía el imperio. Ello dio pie a la escritura de una gran cantidad de piezas dramáticas en las que se denostaba a los invasores franceses, exaltando a la vez, la fortaleza patriótica del pueblo español y las virtudes de la corona.  El 25 y 26 de diciembre de 1808 se efectuaba en el teatro Coliseo de Caracas (situado en la hoy esquina del Conde) la representación de España Restaurada, drama alegórico, de texto desconocido, referido a las vicisitudes políticas que enfrentaba el imperio español.

Del hecho, tenemos noticia gracias a una nota publicada en la Gazeta de  Caracas el día 30 de diciembre: “ El 25 de los corrientes se ha abierto de nuevo el Teatro Público de esta ciudad (...) y se dió principio a la función con el drama alegórico, La España restaurada muy propio de las actuales circunstancias de la nación, y terminado con una Canción patriótica, A lá vista de los personajes que representaban las Provincias de España con los trages correspondientes y sobre todo á la del Retrato de nuestro amado Soberano Fernando VII... ” La nota fue escrita por Andrés Bello,  quien  fungía como redactor de la publicación, órgano de prensa de las autoridades coloniales, en su carácter de Oficial Segundo de la Capitanía General de Venezuela. Corresponde a este humanista entonces,  ser el precursor de la crítica teatral en el país , como también en Chile, pues desde 1830 en el periódico El Araucano, fue el primero en publicar numerosos artículos relativos al arte de la representación.
Desde que el historiador y filólogo Pedro Grases en uno de sus artículos en la década del 40 del siglo pasado, afirmó que la autoría del drama España restaurada, correspondía al mismo Bello, en casi todos los libros y estudios sobre el teatro y la literatura venezolana que se refieren a la época colonial, así como en innumerables publicaciones que tratan su extensa producción, se repite tal atribución.
También quien redacta estas líneas reiteró la información en escrito reciente para Todosadentro. El dato es erróneo. A través de una investigación internética en los archivos digitales de diversas universidades y bibliotecas españolas podemos obtener la obra España restaurada, alegoría dramática de Gaspar Zavala y Zamora (Valencia, Imprenta de Burguete. 1808.), así como su manuscrito con nota y fecha de aprobación del censor del 13 de agosto de 1808,  lo cual indica que, probablemente, se representó ese mismo mes.  Hay referencias a otra edición, realizada en Madrid del mismo año, en la imprenta de D. Eusebio Alvarez.  Se conserva también la partitura original de la “canción patriotica” a la que alude Bello en la Gazeta de Caracas y que “muchos de los espectadores acompañaron (...) el ritornelo o coro con que terminaba cada una de las coplas”. La composición es de Blas Laserna, muy popular en ese entonces y considerado el “Mozart de la tonadilla”, y quien compuso asiduamente melodías para las representaciones teatrales de la época en los escenarios españoles. Cuatro meses después, el espectáculo fue representado, con actores y músicos criollos,  en el recinto teatral caraqueño. No hay lugar a dudas, se trata de la misma obra:  los datos que aporta Bello en la crónica, corresponden al texto de Zavala y Zamora.

 Nuevamente se hace alusión a la pieza en un documento del ayuntamiento caraqueño, publicado en la Gazeta del 3 de febrero de 1809 y en el que se da cuenta de los eventos  realizados ese mes, con motivo de la Instalación de la Suprema Junta Central Gubernativa de España é las Indias. Según la relación, el día 16 de enero “... se representaron en nuestro coliseo Restauración de España, Batalla de Baylén, é Impersonal de Murat, en que cada uno de los actores se excedió asi mismo para representar su carácter...”  No es fácil identificar los dos últimos dramas dada la profusión de los que fueron  escritos con nombres parecidos a propósito de lo que sucedía en Europa y la imprecisión de los títulos con que se asentaban  en los registros, pero Batalla de Baylén bien pudiera referirse a  El mejor triunfo de España, la victoria de Bailén o la rendición del general Dupond, así como  Impersonal de Murat a La Muerte de Murat: escena trágica, ó bien sea, semi-unipersonal joco-seria, ambos de contenido antifrancés, autor anónimo y publicados en España (1808).

Según la Gazeta de Caracas, otras obras representadas en el Coliseo en 1811, y de las que hasta ahora se omitieron los nombres de los autores en las publicaciones existentes sobre el tema, fueron Morir por la patria es gloria: Atenas restaurada de Manuel Fermín de Laviano y La mayor constancia de Luzio Scebola de Francisco de Leiba y Ramírez. En 1812, además de varias operetas, a partir del 12 de enero se escenificó sucesivamente durante varios domingos, la pieza El bruto de Babilonia, escrita en colaboración por Juan de Matos Fragoso, Agustín de Moreto y Jerónimo de Cáncer y Velasco, en la que, el “pintor y tramoyista” portugués, José Seixas hizo los decorados. También, de estas tres obras se pueden obtener copias digitales a través de internet.

Aunque El bruto de Babilonia  está basado en un tema bíblico, es indudable su analogía con la situación reinante en la recién creada República venezolana, sumergida en una cruenta guerra contra las fuerzas realistas. El argumento está basado en la opresión del pueblo de Israel por parte del rey Nabucodonosor, quien es castigado por contrariar la voluntad de Dios. Al final, a este le es concedido el perdón divino, apareciendo un ángel que sentencia:

 “ÁNGEL.-  (...) es su voluntad
que dejéis ir a su patria,
libre, al pueblo de Israel.
(…) Pues queda en paz, Babilonia;
y tú, Rey, que a Dios aplacas,
vive humilde, sin que irrites”.

 Quizá fue este drama el primero que tuvo una temporada exitosa en el país y, probablemente, el último en representarse en el teatro Coliseo, primer coso teatral de la capital, antes de que fuera destruido por el terremoto del 26 de marzo de 1812. 

 En la investigación reciente sobre el tema (aún en curso) y mientras elaboraba este escrito, me topé con la noticia de un artículo titulado De desvaríos y atribuciones históricas: La España restaurada, ¿una obra de Andrés Bello?, de la historiadora y musicóloga Montserrat Capelán Fernández, publicado en la revista venezolana El desafío de la historia (2012). Corresponde a ella entonces, la primicia de haber develado la autoría de España restaurada.

.Además de corresponderle el mérito de haber publicado la primera crítica teatral, a  Andrés Bello se le atribuye Venezuela Consolada, loa representada en 1804 en el teatro Coliseo de Caracas y alusiva a la introducción en el país de la vacuna contra la viruela. La loa era una breve composición dramática en verso en las que generalmente se alababa a alguna personalidad de singular importancia o alguna deidad católica y que se escenificaba antes de las obras más extensas y de varios actos.

lunes, 15 de julio de 2013

Saverio, el cruel.

De izquierda a derecha: Rossana Hernández (Susana) y Elvis Chaveinte (Saverio)

Por Bruno Mateo
@Bruno_Mateo

 
En el nuevo teatro conocido como “La caja de fósforos” ubicado en la Concha acústica de Bello Monte, en el municipio Baruta, Caracas se presenta el segundo montaje realizado en este espacio “Saverio, el cruel” (1936) del escritor argentino autodidacta Roberto Arlt (1900-1942) de la naciente agrupación “Deus Ex Machina” bajo la dirección de Gabriel Agüero Mariño con las actuaciones de Elvis Chaveinte como Saverio; Rossana Hernández como Susana; Abilio Torres es Juan; Abel García interpreta a Pedro; Dayana Carmona como Simona; Alexandra Vivas es Ernestina; Sahara Álvarez en el papel de Luisa e Idanis Infante como Julia. Un texto dramático que, como toda la dramaturgia de Arlt, es un juego entre la realidad y ficción. Es de aclarar que esta pieza tiene dos versiones, una situada en un hospital psiquiátrico y la otra, la que vi, está ubicada en una casa de unos jóvenes clase media que planifican una broma pesada al Sr. Saverio (clase pobre), vendedor de manteca (mantequilla).

En este texto se narra la historia de Susana, una joven que gusta divertirse en engañar a las personas fingiendo bromas pesadas para burlarse de ellas. Junto con sus primos y hermanos planea burlarse de Saverio, proveedor de manteca de la familia. Para ello, acuerda fingir locura y que su hermano Pedro, interpretando a un doctor, le sugiera a Saverio seguirle su manía para buscar un tratamiento adecuado. Susana, al fingir que está loca, se cree una reina destronada por un coronel al que tan solo desea decapitar. El papel que le sugieren a Saverio es el de este coronel, cuando acepta, las jóvenes acuerdan un día para que las amigas de Susana puedan ver como se ridiculiza al mantequero. La complicación surge cuando Saverio se toma muy a pecho el papel que debe cumplir y empieza a tomarlo por real, sueña con la aparición de un vendedor de armas, un inglés llamado Irvirng, con quien discute sobre la situación de los hombres con poder en el mundo y la situación de la sociedad actual. En ese momento llegan Luisa, Pedro y una amiga de ellos, Ernestina, a dejarle el traje que debe de usar en la farsa. El conversa con ellos y Ernestina detecta que Saverio está perdiendo la razón al creerse un tirano en potencia. Poco después llegan dos hombres con una guillotina que había ordenado, y los jóvenes huyen rápida pero cordialmente. Saverio se queda delirando con llegar ser un dictador cruel, hasta que finalmente sale de su habitación. El día de la representación todo se ha ornamentado en función de la farsa, están presenten muchos amigos de Susana, esperando a Saverio y comentan que este ha enloquecido y comprado una guillotina. Cuando llega, inician rápidamente la farsa y en medio de ella, Saverio le hace saber a todos que Julia, la hermana de Susana, le ha contado del engaño que planeó Susana para burlarse de él. Todos se asombran y Susana les pide a todos que la dejen con Saverio para pedirle perdón. Al quedarse solos, Saverio y Susana conversan, esta le dice estar enamorada y que su artimaña tenía como objetivo acercarse a él y darse cuenta si era, tal y como ella, capaz de soñar. Saverio se da cuenta que ella está realmente loca, que los ha engañado a todos haciéndose pasar por cuerda, y rechaza a Susana. Esta lo abraza y aprovecha para sacar un arma y dispararle. Al escuchar el ruido los invitados entran para ver a Saverio morir, Julia se desmaya al ver lo que ha hecho Susana la cual parece haber perdido todo rastro de cordura. (La sinopsis es tomada del trabajo “El individuo en la Modernidad según el teatro de Roberto Arlt: La isla desierta y Saverio, el cruel”  de Melissa Hernández. Universidad de Costa Rica. Facultad de artes y letras. No se especifica el año)

La puesta en escena de Agüero Mariño al comienzo del desarrollo de la pieza nos hace eco a un set de televisión, luego, a medida  que avanza se trasforma al formato de teatro del esperpento, o más bien, grotesco, ayudado por las máscaras y pelucas realizadas por Samyra Recondo. Siento que hay una ruptura de formatos. El nudo entre ambas maneras de representación no está cuajado. Cada una por separado  está bien, sin embargo no encuentro unificación conceptual entre ambas dimensiones. La pared del cuarto de Saverio es un elemento efectista que rompe con la bidimensionalidad de la escenografía diseñada y realizada por Elvis Chaveinte, no obstante, se percibe un poco incómoda para el desenvolvimiento actoral. La puerta de entrada y salida de los personajes está concebida para personas de baja estatura no así para actores y actrices altos. En cuanto al diseño de iluminación de Gerónimo Reyes y Ángel Pájaro puedo acotar que está acorde con lo esperpéntico de la puesta. Hubo una falla en la operacionalización técnica de las luces. El diseño de vestuario a cargo de Jericó Montilla puede decirse que es ecléctico. Al principio, en los actores hay una combinación de épocas, así como de realidad y fantasía (en el caso de Susana). Hay un pastiche que le faltó un poco de cocción. De las actuaciones, Rossana Hernández como Susana luce creíble, logra los cambios psicológicos y anímicos pertinentes con el personaje. Ella es una Ofelia shakespereana. Lucía etérea en el escenario.  En cuanto  a Elvis Chaveinte, ese sello de hombre descuidado, básico, primitivo  fue muy bien logrado. Su interpretación de hombre común, vendedor de manteca que pasa a Coronel un poco trastornado por la confusión entre realidad y fantasía y luego a un ser decepcionado por el peso de su situación real es convincente, incluso mueve a la compasión. Abilio Torres con su interpretación del primo Juan, homosexual diletante sin rayar en el estereotipo del gay televisivo convence al espectador. Su tono irónico al hablar caracteriza a una clase social que aborrece al sector popular de los mantequeros. Sugiero, y espero que no me lo tomen a mal, que la actriz Idanis Infante, le imprima pasión a su personaje, el cual es el lado “bueno” de la historia.

La agrupación Deus Ex Machina nace con un montaje de peso tanto en lo conceptual, ideológico, político y estético con el cual podemos o no estar de acuerdo, pero es importante que los creadores y artistas escénicos tomen una postura frente al significante que les rodea, tal es el caso de este grupo que surge de una necesidad expresiva de interpretar su realidad.

Saverio, el cruel” se está presentando en La Caja de Fósforos, Concha Acústica de Bello Monte. Viernes y sábados a las 8:00 pm y los domingos a las 6:00 pm. Precio de la entrada 50 Bs. Correo-e: lacajadefosforos@gmail.com

domingo, 14 de julio de 2013

Dirección Gritadero

Desde la semana pasada se está presentando en la Sala A-Teatro de Bellas Artes, una interesante lectura de la pieza teatral del francés Guy Fossy, reconocido dramaturgo galo que sorprende por el arrojo de su puesta en escena y la calidad de sus interpretaciones.
Dirección Gritadero es la crítica en tono de humor negro que hace Fossy a la sociedad dominada por las normas y el poder. En este país donde las Señoras 1, 2 y 3 viven, está prohibido expresarse, está prohibido decir lo que se piensa y sólo puede drenarse lo acumulado en “el gritadero” pero para llegar a ese sitio sólo se puede acceder por un bus, que en este caso y para acentuar el conflicto, no llega nunca.
Al mejor estilo de A puerta cerrada de Jean-Paul Sartre, estos personajes están condenados a permanecer sin explicación en una parada de bus de donde no pueden irse y en donde deben compartir con semejantes que provocan que salgan a flote sus miserias y verdaderas personalidades.
La dirección a cargo de la joven directora Nehilid Ascenzi (este es su primera puesta en escena) supo entender el mensaje de la pieza y logró conducir a sus intérpretes a buen puerto. Sin “espectacularidades” innecesarias, Ascenzi logra que sus actrices (talentosas jóvenes en proceso formativo) exploren matices y transiciones sin apresurar el drama pendulando entre la comedia negra y la reflexión, alejándose del melodrama en el que fácilmente se puede caer con este tipo de textos. Con visos absurdistas, la directora plantea un espacio integrado, íntimo, en el que el público puede padecer de cerca con estas tres mujeres que están condenadas a no poder ir a gritar.
Las sólidas propuestas actorales de Fátima Mendoca, Yulika Hernández y Valentina Garrido hablan de una importante generación de relevo en las tablas caraqueñas, estamos seguros que si continúan en el oficio éstas histriones darán mucho de qué hablar en los próximos años.
No podemos dejar de mencionar el ingenio del artista Joyner K Burgos, quien con la composición original de la música para la obra, logra acompañar inteligentemente los acentos climáticos de la puesta en escena.
Sólo ajustes de iluminación permitirían la creación de imágenes más impactantes, sin embargo las limitaciones de la sala no se los permitió, habrá que ver la propuesta en una sala mejor dotada y con un equipo técnico completo, estamos seguros resaltará el trabajo.
En suma un joven colectivo teatral que da sus primeros pasos hacia la profesionalización, y que arranca con buen pie, riesgo, ganas de hacer las cosas bien y sobre todo talento que es lo que necesita nuestro teatro.
L.A.R/@rosasla.

Caracas, 14 de julio de 2013.   

miércoles, 10 de julio de 2013

Josefa Camejo en batalla

Livia Méndez. Actriz venezolana.
por E.A Moreno Uribe
@EAMORENOURIBE

Historiadores y dramaturgos están en deuda con las mujeres venezolanas. No han entregado las necesarias sesudas  investigaciones  o una serie de aplomadas obras teatrales que sirvan para rescatar definitivamente la memoria de las heroínas y las mártires  de las Guerra de la Independencia. César Rengifo, Vinicio Romero y Carmen de Romero son, por ahora, los teatristas más conocidos o de quienes se conocen unas cuantas piezas que reivindican a unas pocas. ¡Pero la deuda sigue!
¿Y por qué no hay  suficientes o variadas piezas teatrales sobre las mujeres en el proceso de la Independencia?, le preguntamos  a la actriz y productora Dilia Waikkaran y ella nos respondió sin titubeos: “Nuestro dramaturgos, al parecer son misóginos o no les interesa para nada esa vital etapa de nuestra historia. Allá ellos con sus problemas. Pero yo, con mi gente de la Fundación  Ayanamsha, no vamos a dejar de insistir en nuestro reto de teatralizar a unas cuantas de nuestra proceresas ya lo hicimos con Manuelita Sáenz, después vino Josefa Camejo y ahora trabajamos con Luisa Cáceres de Arismendi”.

MONÓLOGO HISTORICO

Y hacemos estas reflexiones sobre las deficiencias de la dramaturgia criolla, porque hemos visto en la sala de conciertos de Unearte  a Josefa Camejo, proceresa inmortal, aleccionador monólogo de Carmen Romero, muy ceñido a la historia, con una pulcra producción de Dilia Waikkaran para la Fundación Ayanamsha, actuado por Livia Méndez y con sobria puesta en escena de Henry Manganiello.

La historia teatral interpretada por la destacada actriz Livia Méndez, con más de 25 años de fructífera carrera en las tablas venezolanas, se desarrolla simbólicamente en el interior del Panteón Nacional el día 8 de marzo de 2002, Día Internacional de la Mujer. Allí Josefa imaginariamente dialoga con varios de los personajes que han sido honrados con la colocación de sus restos en dicho recinto patrio, entre ellos Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Rafael Urdaneta, José Leonardo Chirinos, Manuela Sáenz y Ezequiel Zamora.

Aunque se trata de una obra histórica el contenido de la misma mantiene vigencia en el tiempo pues “realza los valores de lealtad, trascendencia e ideario libertario,  contestatario y crítico, que mantuvo en lucha a esta gran heroína y que aún siguen presentes en nuestro pueblo y en nuestras mujeres” indicó la precursora del proyecto Dilia Waikkarán.

La Fundación Ayanamsha que a lo largo de su trayectoria, de más de 14 años, se ha preocupado por llevar a escena piezas de gran calidad y con un carácter histórico y social rescata así con esta obra “el peso específico de la mujer venezolana y  latinoamericana en la militancia de los procesos de cambios de nuestro pueblo y su estelar protagonismo en la construcción de una sociedad más justa” expresó Waikkarán.

Vimos el espectáculo y nos sorprendió gratamente la performance de la actriz Livia Méndez, especialmente la composición que hace de su personaje, además de las puntuales transiciones, y la contundencia de su verbo.

LIBERTADORA DE CORO

Cuenta el historiador Luis Alfonso Bueno que Josefa, hija de Miguel Camejo y de Sebastiana Talavera y Garcés, nació el 18 de mayo de 1791 en Curaidebo, estado Falcón. Estudió en el colegio de las hermanas Salcedo en Coro y después la enviaron a un convento de monjas en Caracas, donde completó su educación y estuvo en contacto con las ideas republicanas. En 1810 estando en Caracas, tuvo la oportunidad de vivir los sucesos del 19 de abril. En 1811, viajó a Mérida donde conoció al coronel Juan Nepomuceno Briceño Méndez, con quien contrajo matrimonio. El 18 de octubre de 1811 firmó el documento titulado "Representación que hace el Bello Sexo al Gobierno de Barinas"; en el que las firmantes enteradas de la invasión que intentaban los guayaneses por San Fernando, se ponían a la orden para la defensa de Barinas, sin ningún temor los horrores de la guerra. A principios de 1813, Barinas fue asediada por tropas realistas al mando de José Antonio Puey, por lo que el gobernador, Manuel Antonio Pulido se vio en la necesidad de llevar a cabo el traslado de la población hacia San Carlos (estado Cojedes), travesía a la que se incorporan Josefa y su madre, quien muere ahogada cuando cruzaba el río Santo Domingo. En San Carlos, los pobladores procedentes de Barinas se unen a las fuerzas del general Rafael Urdaneta, disponiéndose que los hombres protegieran a las mujeres durante el viaje hacia la Nueva Granada. Durante este éxodo, Josefa Camejo se dedicó a curar a los heridos. Al llegar a la Nueva Granada se unió a las familias republicanas, permaneciendo allí por espacio de cuatro años. A mediados de 1818 decide regresar a Venezuela, viajando según algunos testimonios, disfrazada de vagabunda o pordiosera. En 1821, al frente de 300 esclavos que trabajaban en su hato de Paraguaná, propició una rebelión contra las fuerzas realistas de la Provincia de Coro; pero fueron derrotados. El 3 de mayo del mismo año, con un grupo de 15 hombres se presentó en Baraived, lugar donde descansaba el jefe realista Chepito González, a quien enfrentó y derrotó. Posteriormente se dirige junto con varios patriotas a Pueblo Nuevo, donde es puesto preso el gobernador, nombrándose a un gobernante civil republicano: Mariano Arcaya. El mismo día Josefa Camejo leyó en Pueblo Nuevo el manifiesto que declaraba libre a la Provincia de Coro y en el cual se juraba fidelidad a la República. Se dice que después de la Independencia se retiró a sus haciendas en donde finalizó sus días al lado de su familia.

PERSONAJES EN ESPERA

Los investigadores  y dramaturgos tienen el reto de hacer personajes teatrales a esta mujeres: Luisa Arrambide de Pacanins, Consuelo Fernández, Leonor Guerra, María del Carmen Ramírez, Teresa Heredia, Juana Ramírez “La avanzadora”, Eulalia Ramos de Chamberlain, Josefa Joaquina Sánchez (ya César Rengifo se les adelantó, con su texto), Cecilia Mujica y Ana María Campos, por ahora. Todas luchadoras por la Independencia. ¿Cuándo las descubren?

miércoles, 3 de julio de 2013

Hay un enemigo en el pueblo

Jamás cuando un dramaturgo produce un texto teatral, se imagina las repercusiones que éste pueda tener y la trascendencia que puedan contener esas páginas que no cobran vida hasta que penetran en la piel de un actor. Imaginamos que Ibsen nunca supuso que en la Venezuela del Siglo XXI su obra Un enemigo del pueblo, pudiese llegar a identificar fervientemente a los espectadores con la anécdota ahí narrada.
Pero si Ibsen hubiese conocido la Venezuela finisecular del pasado siglo y la primera década de éste, habría pensado que su historia calza perfectamente en suelo nacional. Y es que eso ocurre con los clásicos, una vez revisados, re-interpretados y puestos en la escena contemporánea con la sapiencia de lo que se hace no puede obtenerse otro resultado sino un producto artístico de calidad que debería estar en temporada permanente.

Un enemigo del pueblo, del Grupo Emergente de Caracas, se revela como una joya teatral de nuestro teatro contemporáneo de la mano del director Jesús Delgado y su equipo, quien supo combinar en feliz conjunción los elementos estéticos teatrales con una clara visión de lo que quería transmitir al público que asiste a la Sala Cabrujas de los Palos Grandes.
Sin embargo, sentimos que la Sala Cabrujas no es el espacio físico adecuado para la puesta en escena que se plantea Delgado, pues es una sala que no está concebida para el hecho teatral y tampoco se ha pensado en reformarla para tal fin, es una galería, por lo que limita la planta de movimientos de los histriones. Hay que ver este montaje en una sala de teatro con un espacio suficiente para el fluir de la puesta y estamos seguro crecerá a dimensiones extraordinarias.
Antonio Delli como el Dr. Stockman, lidera el elenco, pues en él es donde recae toda la acción dramática y la injusticia que determina el conflicto de la pieza, amén del personaje antagónico, encarnado por el actor Wilfredo Cisneros (El Alcalde) hermano de Stockman, que encarna lo más podrido de la clase política que logra llevarse por el medio hasta a su consanguíneo con tal de no perder el poder. Este dúo logra unas caracterizaciones justas que dan muestra de la madurez que han alcanzado como intérpretes, sus escenas están plenas de matices, transiciones y enfrentamientos que ponen en vilo a la audiencia y los hace comprometerse con lo visto sobre la escena, para identificarse sin ninguna duda con el relato.
No se puede ignorar el desempeño de la actriz Claudia Nieto, a nuestro juicio ésta, su caracterización de la Sra. Stockman, sin lugar a dudas es uno de sus mejores trabajos, lo que logra  en la relación de vínculo sobre la escena con Delli es digno de una clase actoral sobre relaciones de personajes en las tablas. La contención de las emociones y el fluir de las mismas en su interpretación conmueven. 
Al trío de protagonistas, los acompañan en igual nivel y desempeño: Jesús Hernández, Lidsay Castro, Jorge Dakar y Carlos Clemares, quienes completan el elenco que no hubiese conseguido este rendimiento, si no fuese por una correcta dirección de actores de parte de Jesús Delgado, que definitivamente sabe lo que quiere y lo que necesita de sus histriones.

Una radiografía de nuestra turbia política y manejos fraudulentos del poder es lo que usted disfrutará en Un enemigo del pueblo, asistiendo a la Sala Cabrujas, comprobará que los teatristas venezolanos estamos tomando consciencia, al fin, de lo que nos ha pasado en los últimos años y ya es hora de denunciarlo con lo que sabemos hacer: arte; hay un enemigo en el pueblo y es él mismo pero mientras sigamos apáticos aceptando los desmanes del poder, continuaremos creyendo que el enemigo es el otro y no nosotros mismos. 
 
@rosasla /@avencrit

Caracas, 03/07/2013