Jamás
cuando un dramaturgo produce un texto teatral, se imagina las repercusiones que
éste pueda tener y la trascendencia que puedan contener esas páginas que no
cobran vida hasta que penetran en la piel de un actor. Imaginamos que Ibsen
nunca supuso que en la
Venezuela del Siglo XXI su obra Un enemigo del pueblo, pudiese llegar a identificar fervientemente
a los espectadores con la anécdota ahí narrada.
Pero si
Ibsen hubiese conocido la
Venezuela finisecular del pasado siglo y la primera década de
éste, habría pensado que su historia calza perfectamente en suelo nacional. Y
es que eso ocurre con los clásicos, una vez revisados, re-interpretados y
puestos en la escena contemporánea con la sapiencia de lo que se hace no puede
obtenerse otro resultado sino un producto artístico de calidad que debería
estar en temporada permanente.
Un enemigo del pueblo, del Grupo
Emergente de Caracas, se revela como una joya teatral de nuestro teatro
contemporáneo de la mano del director Jesús Delgado y su equipo, quien supo
combinar en feliz conjunción los elementos estéticos teatrales con una clara
visión de lo que quería transmitir al público que asiste a la Sala Cabrujas de los Palos Grandes.
Sin
embargo, sentimos que la Sala Cabrujas
no es el espacio físico adecuado para la puesta en escena que se plantea
Delgado, pues es una sala que no está concebida para el hecho teatral y tampoco
se ha pensado en reformarla para tal fin, es una galería, por lo que limita la
planta de movimientos de los histriones. Hay que ver este montaje en una sala
de teatro con un espacio suficiente para el fluir de la puesta y estamos seguro
crecerá a dimensiones extraordinarias.
Antonio
Delli como el Dr. Stockman, lidera el elenco, pues en él es donde recae toda la
acción dramática y la injusticia que determina el conflicto de la pieza, amén
del personaje antagónico, encarnado por el actor Wilfredo Cisneros (El Alcalde)
hermano de Stockman, que encarna lo más podrido de la clase política que logra
llevarse por el medio hasta a su consanguíneo con tal de no perder el poder.
Este dúo logra unas caracterizaciones justas que dan muestra de la madurez que
han alcanzado como intérpretes, sus escenas están plenas de matices,
transiciones y enfrentamientos que ponen en vilo a la audiencia y los hace
comprometerse con lo visto sobre la escena, para identificarse sin ninguna duda
con el relato.
No se
puede ignorar el desempeño de la actriz Claudia Nieto, a nuestro juicio ésta,
su caracterización de la Sra. Stockman ,
sin lugar a dudas es uno de sus mejores trabajos, lo que logra en la relación de vínculo sobre la escena con
Delli es digno de una clase actoral sobre relaciones de personajes en las
tablas. La contención de las emociones y el fluir de las mismas en su
interpretación conmueven.
Al trío
de protagonistas, los acompañan en igual nivel y desempeño: Jesús Hernández,
Lidsay Castro, Jorge Dakar y Carlos Clemares, quienes completan el elenco que
no hubiese conseguido este rendimiento, si no fuese por una correcta dirección
de actores de parte de Jesús Delgado, que definitivamente sabe lo que quiere y
lo que necesita de sus histriones.
Una
radiografía de nuestra turbia política y manejos fraudulentos del poder es lo que
usted disfrutará en Un enemigo del pueblo,
asistiendo a la Sala Cabrujas ,
comprobará que los teatristas venezolanos estamos tomando consciencia, al fin,
de lo que nos ha pasado en los últimos años y ya es hora de denunciarlo con lo
que sabemos hacer: arte; hay un enemigo en el pueblo y es él mismo pero
mientras sigamos apáticos aceptando los desmanes del poder, continuaremos
creyendo que el enemigo es el otro y no nosotros mismos.
@rosasla /@avencrit
Caracas, 03/07/2013
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