Por Carlos Herrera
@cehs1957
@avencrit
Una de las cosas que el teatro venezolano manifiesta,
es contar con una juventud talentosa, que se está formando y que, a pesar de
las consabidas dificultades del tiempo actual, es que ha buscado aglutinarse dentro
de proyectos y acciones de forma decidida ante los incrédulos: ¡Aquí estamos!.
Lo afirmo, por un ejemplos que van, desde el talento emergente que aflora desde
La Caja de Fósforos, por grupos que se están proyectando en festivales como
CREAJOVEN o, FESTEA hasta esa insistencia por consolidar colectivos que tengan su
nicho de proyección sea bien en la Gran
Caracas o, en y hacia las regiones desde hace más o menos, una década.
Una de esas figuras y uno de esos grupos que han
ido calando en su hacer son, por una parte, el dramaturgo, Jorge Cogollo. Por
otra, los Jóvenes Actores para Caracas
(JACCS) bajo el liderazgo del también dramaturgo y director, Jan Thomas Mora Rujano
como de su productor, Elmer Pinto. Esta tríada logró converger hace unos días
en los espacios de la Sala “José Ignacio Cabrujas” del Centro Cultural Chacao para mostrar al público, la obra de Cogollo, Un pedacito de paz en el baño (2009), propuesta
de tono juvenil que explora el tema de la resignación y emana una reflexión
sobre el poder ante el ominoso embate de la guerra.
Montaje
discreto, sencillo, eficaz que buscó concretar sin exageraciones efectistas y
sin ampulosidades desde la puesta en escena, un trabajo escénico donde el foco
estuviese centrado en la fuerza del texto y la construcción de personajes que
se tratan de hacer sintonía con los asistentes. No siendo un trabajo demasiado
osado en lo experimental todavía pudo ser decantado dentro de esa lúdico
infantil pero a la vez opresiva atmósfera que trataban de sortear los
personajes. Estos, personificados por Nuvia
González con mucha desparpajo escénico, Gabriel Sulbarán algo rígido pero con buena
intención de trabajar su desempeño y Barbará Rodríguez con apego a lo estaba
delimitado a su papel, crearon con buen ánimo, esa decidida afirmación que,
trabajando se hace que las cosas sean como deben de ser. Con la dirección de
arte y fotografía de Yoelia N. Mora y la dirección técnica de Daniel García, el
grupo JACCS, tiene muchas cosas por decirle al segmento juvenil de esta ciudad.
Como
cierre, diré que el ascenso de Jorge Cogollo (Caracas, 1986) es innegable. ¡Llegará
lejos! Le conocemos textos como: Circo
ausente (2008), Ningún Lugar
(2011) o, Más allá del muro (2014). Tras
una breve charla a través de una
red social, me expresó parte de sus inquietudes - desde la ciudad de Buenos
Aires donde realiza una Maestría en Dramaturgia – expresándome que: “Me
interesa el hombre frente al fantasma del sistema, cómo este se mira en un
mundo estructurado de leyes, como su vida está siguiendo un destino marcado por
un poder invisible, que se esconde, que nos divide, que nos engaña. Me interesa
ir levantando las capas o imaginar quién está detrás de ese poder invisible”.
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