En el Espacio Plural del
Trasnocho Cultural, Ananás Producciones presenta Stop kiss, texto de la norteamericana Diana Son, producción de Reinaldo
Cervini y dirección de Consuelo Trum.
La obra trata del enamoramiento
entre dos mujeres, Callie y Sara, y las consecuencias de la intolerancia cuando
sufren el ataque de un hombre que las vio besándose. Para desarrollar esta
historia, la autora alterna pasado, presente y futuro teniendo como eje central
el proceso en que ambas se enamoran, sin embargo este desarrollo es poco
teatral y compromete el ritmo de la representación.
El teatro sintetiza y refleja la
vida pero de ninguna manera, sobre todo en el teatro contemporáneo, refleja la
trama de los personajes con tanto detalle. En este caso, la historia de amor
entre las protagonistas propone una progresión muy pormenorizada que tiende a
reducir el interés y alarga innecesariamente el argumento. Después de la hora
de representación, la trama del detective que investiga los sucesos y otras
escenas que informan lo que sucedió dan por cerrado la solución del conflicto.
Además, esto hace que sea poco significante la inclusión en la trama del ex
novio de Sara.
La pérdida del ritmo y el
alargamiento indican que la estructura de la pieza complicó la propuesta de
dirección, aunque la puesta en escena de estética realista ofrece el estilo y
tono necesario a cada escena. La única parte que podría corregirse es ubicar el
beso en el centro del escenario.
Luce llamativo el uso de la
proyección en video para presentar algunas escenas. La dirección audiovisual es
apropiada con la selección de los planos que reflejan los sentimientos de los
personajes, pero cabe la posibilidad que la realización de estas escenas durante
la representación ayude a la progresión dramática. Quizás con el avance de la
temporada, las escenas fluyan mejor si bien esto no corrige las limitaciones
del texto.
Por su parte, el diseño de
escenografía de Edwin Erminy presenta de forma pertinente dos espacios bien
diferenciados: el apartamento de Callie y el cuarto del hospital donde Sara
está convaleciente. De igual manera, el diseño de vestuario de Joaquin Nandez
refleja el estilo realista y define de forma cabal a cada rol.
En las actuaciones, Sheila
Monterola como Callie y Karina Velásquez como Sara son justas y sinceras en sus
interpretaciones. La secundan los trabajos acertados de Agustín Segnini como
George y Jesús Das Merces como Peter. Destaco la labor apropiada de Antonio
Delli y Carolina Leandro en el video.
En
definitiva, el montaje se presenta como una denuncia de la intolerancia pero no
soluciona los problemas estructurales del texto.
Joaquin Lugo
Publicado en la columna "En las tablas" del Diario Tal Cual.
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