El Festival de Teatro de Caracas
regresó en su segunda edición como vitrina para una gran variedad de grupos
nacionales que se presentan en diversos espacios.
La inauguración se realizó en el
Teatro Nacional y estuvo a cargo de Lazo Producciones que presentó El último amante, texto del
norteamericano Neil Simon, producción de Mimí Lazo y dirección de Luis Fernández.
El argumento pone en escena a un hombre en principio tímido que desea ser
infiel y para ello invita a una mujer que conoció en el lugar donde trabaja a
la casa de su madre. Como no concreta nada, intenta llevar a cabo la
infidelidad en dos oportunidades más aunque sin éxito.
Esta comedia juega con el tema de
la pareja infiel e intenta dar un punto de vista que termina por ser
tradicional pese al interesante manejo del humor. Sin embargo, el trabajo
presentado por Fernández no posee la concreción necesaria porque permite un
exceso de improvisaciones y situaciones que desvirtúan el texto. Esto hace
evidente la imprecisión de los actores a la hora de seguir la trama original y
convierten la representación en una mezcla de risa burda y fácil. En este
sentido, las interpretaciones de Lazo y el mismo Fernández, que se muestran más
precisas al principio, se pierden totalmente con las frases que incluyen para
complacer al público. Igual sucede con la estética. La sala de un apartamento es
decorada con tendencias minimalistas, aunque no se corresponda con la
descripción que se ofrece de la misma ni con la condición social de la dueña
del lugar. Todo lo anterior demuestra la falta de rigor y de sentido de la
escena que Fernández ha mostrado como director en anteriores montajes.
En el Teatro Alberto de Paz y
Mateos, la agrupación TEMPO (Teatro Estable de Muñecos del Estado Portuguesa) y
el Centro Nacional de Teatro presentaron la coproducción La colección del peregrino, escrita por Daniel Di Mauro y dirigida
por Carlos Arroyo. Este es un interesante espectáculo que integra escenas de
teatro de actores con teatro de títeres para contar una parte de la vida de
Lope de Aguirre, interpretado de manera extraordinaria por Aníbal Grunn.
En la Sala Rajatabla, Kabré
teatro llevó a escena Hippos-equino,
inspirada en Equus de Peter Shaffer,
escrita y dirigida por Wilfredo Tortosa. Un joven que ha dejado ciegos a seis
caballos es tratado por una psiquiatra que descubre cómo la religión le ha
marcado la vida. La versión resta fuerza a muchas de las situaciones originales
y la dirección agrega elementos no se integran cabalmente, solamente el
personaje principal logra la franqueza que se requiere con su interpretación.
El festival apenas está comenzando.
Joaquin Lugo
Publicado en la columna "En las tablas" del Diario Tal Cual.
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