Perla,la callejera sigue en su deambular por los teatros caraqueños |
Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe@avencrit
Mientras en el Vaticano, el Sínodo de Obispos pretende reconocer los
"dones" y "cualidades" de los homosexuales y aceptar los aspectos positivos de las parejas gais, por los
teatros venezolanos deambula un estremecedor espectáculo sobre la callejera
Perla, conmovedora saga de un adolescente travesti, asesinado en el patio de su
liceo, según la obra y la excelente actuación performántica de Luis Vicente
González, bien dirigido y generosamente producido por Carlos Díaz y Dairo
Piñeres, respectivamente.
Callejera, como se llama este auténtico
y asombroso montaje sobre la homofobia y el travestismo,
se estrenó hace cuatro meses en el Celarg y de ahí pasó a la sala
Rajatabla, de donde saldrá para los festivales de Occidente y Oriente u otros
espacios donde lo permitan. Largo e inconmensurable es su derrotero, lo aseguran
sus artífices artistas.
Es un unipersonal que plasma la historia de Perla (así se llama el
personaje), un muchacho que se trasviste para ir al liceo, donde se enamora y
lo asesina un compañero de clases. Pero lo novedoso del espectáculo, la
forma en que es actuado por González y la violencia teatral del mismo, ya que
el personaje es un jugador de básquet que se viste y se desviste, se baña y
así, en esa constante transformación, actúa o narra las vicisitudes del
muchacho hasta que lo matan y el mismo reseña su funeral.
El argumento está basado en un
hecho real, ocurrido en Estados Unidos de América, cuando un joven es asesinado
por un compañero de clases en plena fiesta de San Valentín, delante de todos.
El muerto solía travestirse ocasionalmente para ir al liceo y lo hacía con
vestidos que una profesora le regalaba. Este chico se enamora de su asesino, a
quién le pide que sea su acompañante en el baile de los enamorados que se
celebrará en el claustro, petición que le hace públicamente días antes de la fiesta.
El autor-actor se apropió de
tal suceso para su Callejera y en el proceso de creación
fue incorporándole anécdotas y personajes que pertenecen al mundo de su niñez,
en el pueblo donde nació y creció, ficcionándolos para construir la vida
familiar y callejera de Perla, al igual que su interioridad.
El Perla teatral es un delgado
jugador que corretea, salta, se tira al piso, durante 70 minutos, dentro del
desnudo espacio escénico y con mínimos elementos de utilería va mostrado todas
sus etapas. Todo es tan rápido y tan violento que no hay tiempo para
seleccionar y regodearse con las estéticas imágenes que compone sino para verlo
en su performance destinada a gritarle al mundo que la homofobia en el hogar y
en el liceo lo llevaron al final: un disparo por la espalda, cuando aún no
había cumplido 15 años.
El guión de Callejera está
constituido por 29 cuadros, de manera que al leerlo fácilmente se le pudiera
inscribir dentro del teatro de texto, pero como lo han demostrado, usaron una
variedad de lenguajes para la elaboración del exquisito discurso teatral.
Estamos ante un trabajo que marca una ruptura estética ante algo tan
inhumano como es la homofobia, eso que ahora preocupa a los pastores católicos
y los convoca a la reflexión y al amor.
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