lunes, 18 de agosto de 2014

La “Buena gente” de La Caja de fósforos.

Foto Alexandra Blanco. Cortesía de El Nacional

Por Bruno Mateo
@bruno_mateo
@avencrit

 

Cuando se escucha hablar de la cultura estadounidense, por lo general,  nos remitimos a un espacio regido, exclusivamente, al consumismo desmedido por el  Capitalismo y a objetos culturales ligados a la tecnología alejada de una conciencia social, pero hay otra realidad, poco divulgada entre el común del colectivo, la cual está consciente de la problemática que implica la misma existencia humana; una buena oportunidad de descubrir esa otra faceta de la cultura del país del Norte de América  es acercarse a La Caja de fósforos en  Bello Monte en donde se propusieron  realizar el Festival de teatro contemporáneo estadunidense desde el 12 de julio al 12 de octubre de 2014 con un total de ocho espectáculos y tres conversatorios, entre sus montajes se encuentra Buena gente (15 de agosto-14 de septiembre) de David Lindsay-Abaire autor del drama Conejo Hole, lo que le valió el Premio Pulitzer en 2007, dirigido por Diana Volpe con las actuaciones de Carolina Leandro (Margaret), Jonathan Mora (Stevie), Eulalia Siso (Jean), Haydée Faverola (Dottie); Carlos Abbatemarco (Mike) y Rosalía Blanco (Kate); diseño escenográfico de Rafael Sequera ; iluminación de  Gerónimo Reyes y diseño de vestuario Raquel Ríos.

Un texto mordaz muy bien estructurado que nos conduce a la radiografía de unos personajes que dentro de su escala de valores poseen una moral regida por la satisfacción de  sus interés personales edulcorados con una pátina de “buena gente”. Diálogos ágiles, precisos que van deshojando las capas del drama hasta llegar al corazón del drama. Es una historia marcada por el destino materialista del ser humano.

En cuanto a la puesta en escena; se puede decir que Volpe supo resolver en el espacio reducido de la sala toda la dinámica de la obra; al principio, lo churrigueresco de la escenografía, una marca distintiva en el estilo de Sequera, choca en la visión panorámica del lugar, sin embargo, nos percatamos, durante el desarrollo del montaje, que los elementos escenográficos son funcionales. No hubo exceso de traslados de personajes, más bien es un montaje basado en lo textual cuya acción lo da, precisamente, la palabra.

Las interpretaciones de los personajes fue acertada, pienso que desde el mismo momento del “casting” de los actores, el cual encaja con la construcción ficcional del personaje; debo hacer una mención especial a la actriz Eulalia Siso quien atrapa al espectador desde el  mismo momento de su aparición; es un personaje brillante dentro de aquella comedia sarcástica de aquellos seres; la modulación de la voz nos permite acompasarnos con los distintos tonos de la dinámica dialógica.  
Buena gente, es un montaje de esos que te hacen reconciliar con el teatro y que te permite ampliar tus horizontes imaginarios

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