domingo, 25 de mayo de 2014

Sarte en la Caracas bolivariana

Unos venezolanos enfermados por el teatro filosófico

Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe
@avencrit

La juventud construye su futuro y no espera ni pretende que se lo fabriquen. Así piensan y lo demuestran los juveniles venezolanos del Grupo Teatral La Salamandra con su espectáculo  No Exit, basado en la pieza de Jean Paul Sartre, el cual presentan en la sala Rajatabla, dirigida por Loredana Volpe, quien también actúa al lado de Edmundo Bianchi, Fabiola Arace y Reinaldo Navas. La próxima semana se mudan a la Sala Cabrujas,en Chacao.

 Es la primera vez que vemos en escena a estos gratos teatreros “salamandras” y creemos que lo justo o correcto es ponderarlos con otro espectáculo para emitir un juicio sensato sobre su arte teatral, el cual, aunque recién comienza, ya exhibe aspectos positivos. ¡Bienvenidos sean, ya que la experiencia los capacitará y por ende serán felices!
 
FANTASMA DE BRADBURY
 
Mientras tanto, la directora Loredana Volpe nos cuenta que, en febrero de 2012, se reunió con otros dos actores con “el fin de fundar una compañía actoral en la que tuviésemos la oportunidad de trabajar en nuestras propuestas; teníamos la necesidad de teatralizar piezas exclusivamente literarias. El primer nombre para el grupo fue F-451, en honor de Ray Bradbury y su famosa novela  Fahrenheit 451, que hace referencia a la temperatura necesaria para que los libros ardan completamente, ya que están proscritos por los poderes públicos por ser considerados perjudiciales para la felicidad del hombre, por lo que todo aquel que posea alguno es castigado severamente. En este punto aparece nuestro símbolo, porque los bomberos del mundo de Bradbury conducen unos vehículos con apariencia de salamandras que cumplen una función distinta a la acostumbrada: se encargan de provocar incendios en las casas cuyos habitantes resguardan algún libro. Nosotros rescatamos la figura de este urodelo como símbolo de redención y de purificación de la literatura en el teatro, ya que a partir de dichas penalidades los habitantes de esta ciudad que amaban los libros se vieron en la necesidad de convertirse en obras literarias vivientes, cada uno transmutado en una pieza literaria que los demás podían consultar a escondidas”.
 
-¿De dónde son las salamandras de la agrupación?
 
-De los actores fundadores sólo quedé yo; uno de ellos es filósofo y venía de Teatro UCAB (Eduardo León) y el otro es uno de mis ex alumnos cuando dirigí el Grupo Teatral Juvenil ANTI-fases (Ezequiel Petrocelli). Empecé a reunir más actores para un primer proyecto y convoqué a un casting al cual invité a quienes habían trabajado conmigo en el Gimnasio de Actores, de Matilda Corral o en el Taller de Canto y Actuación de Mariana Cabot. Me recomendaron a otros y el grupo creció en número: La Salamandra ha contado con actores que venían de Horus Teatro, del Grupo Teatral Nueva Era, de Skena, entre otros. Actualmente sus integrantes, que ya forman parte de nuestra planta de actores fija, vienen de Rajatabla, como Fabiola Arace; de El Chichón, como Edmundo Bianchi; de Séptimo Piso, como Reinaldo Navas; del mundo del doblaje, como Víctor Simón Díaz; de UNEARTE, como Flor Veracierta; de Horus, como Mafer Esparza, de Teatro UCAB, como María Gabriela Díaz y Álvaro Campos. Otros actores, como Samuel Coelho, se han formado con nosotros.
 
-¿Qué teatro pretenden representar?
 
-Nuestra misión ha sido y es llevar al teatro obras literarias que respondan a nuestras necesidades de comunicar un mensaje, y por encima de todo, un mensaje de protesta. Esa es parte esencial del teatro que estamos interesados en representar. Las piezas de vanguardia cumplen, para nosotros, con este objetivo, precisamente porque nos permiten experimentar con las formas. Nuestro primer montaje Ubú rey, mostrado en la Sala 2 del Celarg en 2013,  estuvo protagonizado por Teo Gutiérrez. Y nuestro objetivo con esa pieza, valiéndonos del código dadá, fue señalar el abuso de poder por quienes gobiernan. La obra fue adaptada al contexto de la Constitución de la Nueva Granada (1832), y lo que en la pieza original de Alfred Jarry era Polonia en nuestra obra era “Nueva Palmada”, juego de palabras que hace referencia al falocentrismo que ha caracterizado a los gobiernos desde sus inicios. Jarry se convirtió en nuestro estandarte de protesta: “Absoluta rebelión frente a la totalidad de la simpleza”. Y es nuestro lema actual. El segundo montaje, por tanto, seguía la línea de Jarry. Hice una adaptación de todo el Ciclo Ubú (Ubú Rey, Ubú en la Colina, Ubú cornudo y Ubú encadenado) y esta vez lo llevé al contexto de la República Bolivariana de Venezuela, en nuestra obra llamada “Bubuzuela”. La recepción fue mayor porque estaba adaptada en clave de comedia negra, de modo que el público se conectó con la protesta de la pieza por intermedio de la risa. Un personaje, en particular, tocó mucho al público: el Señor País (Víctor Simón Díaz), que era empalado y desempalado en escena repetidas veces. En la pieza original es un coleccionista de poliedros y en nuestra propuesta coleccionaba figuritas presidenciales. La obra tuvo su temporada en el Teatro Santa Fe, a finales de 2013, y luego en Teatro UCAB, a principios de 2014, protagonizada por Edmundo Bianchi (Padre Ubú) y Fabiola Arace (Madre Ubú).
 
EXPERIMENTAR
 
No Exit presenta la posibilidad de experimentar como con ninguna otra pieza, precisamente porque los personajes propuestos por Sartre están muertos, conciencias macizas reunidas en una habitación que ellos relacionarán con el infierno, sin que nadie  los indique. “Como seres vivos no podemos experimentar una situación como ésta o arrojar una verdad absoluta sobre este respecto, de modo que tenemos la libertad para crear miles de hipótesis. Sartre crea una caja experimental donde prueba escénicamente una teoría antropológica sobre la conducta humana. Esto es, para nosotros, el gran atractivo de esta pieza. En el proceso han surgido muchas preguntas y sé que seguirán generándose más. Considero que todo proceso teatral debe de ser un abierto, donde estaremos cuestionándonos el verdadero sentido de cada palabra, cada sentencia, hasta la última función. Mucho más en una pieza como ésta donde Sartre presenta una idea ontológica de la muerte: los personajes no tienen futuro, su ser está coagulado y su pasado es inmodificable, por lo que no tienen defensa posible ante la mirada del otro que cosifica ese pasado. Y una de las condiciones fundamentales de esta caja es que no tiene superficies especulares, de este modo los personajes se ven obligados a buscar su imagen, su ser, en los ojos del otro. Esto es lo que representará el verdadero infierno para ellos”.
 
PROYECTOS


Cuenta Loredana que ya trabajan en la preproducción es Alicia en el país de los villanos, una  infantil escrita por ella  y en la cual participará todo el grupo. Estima que se estrena en agosto, en Teatrex. Su siguiente propuesta como montaje para adultos es El balcón de Jean Genet, en el cual trabajarán a finales de este año. Por ahora  apuestan  por los autores franceses.

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