lunes, 10 de junio de 2013

Shakespeare da para todo

Foto: Nicola Rocco

Por Bruno Mateo
@Bruno_Mateo



Montar una pieza del dramaturgo inglés William Shakespeare (1564/1616) es una tarea apetitosa para cualquier director de teatro o cine, esta vez, le tocó el turno a Orlando Arocha con su grupo Contrajuego  quien  junto con el grupo Hebu teatro, en la persona de Diana Volpe, lleva a cuestas dos empresas para el teatro venezolano, la primera, haber montado “Macbeth” y la segunda, abrir  un nuevo pequeño teatro, con un aforo máximo, calculo, de 60 espectadores en la antesala de la concha acústica de Bello Monte, al que le pusieron el muy acertado nombre de “Caja de fósforos” en donde  representan esta obra para el público caraqueño.


La historia transcurre en una especie de sala de tanatología para dar la sensación de una nación muerta. En este  “Macbeth” se da una lectura distinta, lo que produce un significante que pretende vincular una realidad, interpretada  por el director,  sobre la política contemporánea venezolana y la vida del Rey de los escoceses que gira en torno a la ambición, el poder y la usurpación. Vínculo débil con  poca sustentabilidad argumentativa y mucha  impresión personalista del proceso político nacional de Arocha.

 Este montaje nos trae infinidad de elementos que se articulan para ofrecer una visión un tanto efectista: imágenes impactantes, ruptura total con las convenciones teatrales tradicionales, cuerpos desnudos llenos de sangre, el  extremo acercamiento de los actores con el público son algunas estrategias para lograr una atmósfera apabullante. No hay duda que hay una búsqueda incesante de nuevas estéticas.

El trabajo actoral de Juan Carlos Gardié como Macbeth es merecedor de muchos halagos, un dominio de escena desde su primera aparición hasta la culminación del montaje. Su interpretación es explosiva, cargado de mucha pasión. Un verdadero acierto fue la representación de las brujas (hermanas fatídicas) por Simona Chirinos, Dayana Carmona, Homero Chávez y Dallas Aguirrez. Por su parte, Diana Volpe interpreta a una Lady Macbeth serpenteante.

Los dramas de Shakespeare son tan bien elaborados en cuanto a estructura que soportan cualquier lectura y es perfectamente válido usarlos para hacer paralelismo con  una realidad, aunque esa realidad sea una percepción parcial.
 

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