jueves, 7 de noviembre de 2013

Teatro de la memoria (Nuestra señora de las nubes)

Por Carlos E. Herrera
@cehs1957

Dentro del Circuito Permanente de Teatro de Caracas que organizan conjuntamente Fundarte y el Gobierno del Distrito Capital, tuve la saludable experiencia de confrontar a la joven agrupación Con los pies en las Tablas, en el Teatro Principal, con su plausible espectáculo Nuestra Señora de la Nubes del maestro actor y dramaturgo, Arístides Vargas. Sin duda, una correcta versión que supo manejar con el cuidado que se requería esta excelente pieza expuso que, uno de los representantes de la generación que tendrá en sus manos el futuro de la puesta en escena en esta ciudad está mostrando su talante profesional y una capacidad expresiva de buen tono en cuanto a plantearse escenificaciones dramáticas que tiene ese estimado toque de ir más allá de concretar espectáculos ligeros.

Teatro de la nostalgia, del recuerdo o de la memoria son algunas de las etiquetas que se le pueden colocar a la producción dramatúrgica del argentino-ecuatoriano Arístides Vargas (Córdoba, Argentina) al cual se le conoce como el “dramaturgo del exilio” dado que en su dilatada producción teatral el tema del dolor de los seres que deben partir o están en tierras extrañas sea bien producto de golpes militares, por buscar horizontes más tranquilos a una vida llena de ideales y cuyos personajes están signados por la nostalgia, el recuerdo como por la comprensión poética de lo dejado atrás, le ha permitido hilar fino y proponer a toda Latinoamérica e Iberoamérica textos profundamente hermosos entre los que destacan, Jardín de Pulpos, Pluma, Donde el viento hace buñuelos, La edad de la ciruela, esta hermosa pieza como Nuestra Señora de las Nubes, ese grito teatral que logra conmover y poner en perspectiva al lector/espectador sobre ese dolor que tienen muchos exiliados en su periplo por tierras ajenas. Piezas catárticas, obras con mensaje, textos iluminadores sobre una realidad inocultable que concretados con eficiente trama, con personajes que pueden ser identificables en la dimensión de lo poético pero capaces de decirnos verdades tácitas han sido escenificadas por él como actor dentro de una de las agrupaciones más notorias de este continente como lo representa el grupo Malayerba.

Ahora, bajo la perspicaz mano de Luis Bernal una de sus piezas teatrales más significativas ha sido expuesta con seriedad, aplomo y un grado de eficacia que cautivó por la búsqueda que la puesta asume para la construcción de imágenes, de procurar un ritmo eficiente para la casi hora y media de duración del montaje y que permitió que la trama fluyese sin trabas quedando expuesto el asunto de “dos exiliados que descubren el dolor y la soledad por el alejamiento de su propia tierra” sino para lo que tenía que ser la performance histriónica –trabajada por la actriz Daifra Blanco quien con desparpajo y manejo eficiente de técnica, logró componer varios personajes y acompañado por el propio director, asumen una dupla compacta que hizo aplaudir al público que les llegó a ver– y los elementos globales que estaban sumados alrededor de este espectáculo como lo fue el vestuario de Efrén Rojas, la iluminación de José Pérez y la asesoría de Armando Zullo.

Nuestra Señora de la Nubes expuso que, un grupo como Con los pies sobre la Tierra pues tendrá mucho que decir en los venideros años ya que están insuflados de ese elemento técnico, artístico y de investigación que da frutos sí y solo sí, está siempre hambriento de logros y no dejarse seducir por los cantos de sirena del teatro digestivo. Luis Bernal está demostrando que tuvo buena escuela y su labor como creador fue digna de nuestro aplauso.
04/11/13.-

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