domingo, 24 de noviembre de 2013

Araure: la historia como divertimento.



Por Juan Martins

La Compañía Regional de Teatro de Portuguesa y el Teatro Estable de Portuguesa nos presentan Araure escrita en versión libre por Aníbal Grunn y dirigida por Carlos Arroyo en el marco del 31 Festival de Occidente, nos exhibe el carácter épico en el que lo axial cumple su estructura con lo pedagógico, su relación entonces con el espectador se compromete con su registro histórico: el contexto con una fase de nuestra historia, fase por lo demás apegada a las causas románticas del proceso de independencia de la Venezuela decimonónica. Este estadio histórico requiere de responsabilidad con el discurso. Es la opción cuando se asume la representación de la historia. Como en toda representación, el componente pragmático del lenguaje debe ser cuidado, es decir, la dependencia del signo con la sociedad, su estrecha relación con esos aspectos históricos sociales, por muchos conocidos, en una Venezuela cuya pasión por dichos acontecimientos arroja a propios y extraños a la interpretación del discurso de lo representado. Podemos trastear en  ese intento. La caída sería dura, puesto que lo épico subraya el aspecto político sobre un tejido polarizado como el nuestro, sin embargo, Carlos Arroyo en su dirección asume este riesgo en función de aquél perfil épico de la historia: la batalla de Araure es configurada en el espectáculo por medio de grupos de representación (músicos, actores y bailarines) simétricamente encontrados para subrayar los elementos de oposición que estructuran el conflicto. La guerra de la independencia puesta al margen de la interpretación conceptual de la historia (la lectura retórica de los sucesos) a modo de hacerla doméstica y divertida al público, se le hace teatro de calle, accesible a degustarlo. Cercana a su noción de la vida, del componente que le deviene en el marco de su identidad. De modo que la historia no es un hecho abstracto, sino complementado en su figura social, en la figura que se le arregla en el espacio escénico. Si se me permite la frase, la composición cultural del llano se hace en él por su participación. En este sentido pedagógico del espectáculo, es un trabajo brecthiano por excelencia, pero no tiene mayores pretensiones estéticas antes que pedagógicas y esto es decir bastante ante un público que les pertenece a fuerza de conquistarlo con disciplina y labor. El público participa, elabora su interpretación, se cruza literalmente en las escenas al disponerse en forma circular, pero a la inversa: es el espectador quien debe mirar hacia cada lugar del círculo (el modo en que se dispone el espacio escénico) para visualizar la obra. Su factoría pedagógica es un logro ambicioso. Y lo consigue. Hay que destacar la labor de investigación que se llevó a cabo en la versión escrita. El arqueo de un texto publicado en el siglo xix y trasladarla a este componente ya es en sí una labor titánica por parte de la Compañía Regional de Teatro. Sería de gran valor que se hiciera publicar éste en una edición especial, dada las características de esta dramaturgia para su futura documentación de la historia del teatro venezolano y en qué lugar de esa dramaturgia está Celestino Martínez Sánchez, su autor.

Se hace necesario acudir a más de una función para determinar el componente actoral ante los músicos y los bailarines, a modo de establecer con mayor rigor un análisis del componente actoral. El público se identifica con la representación, permitiendo que las emociones se integren en una dinámica de color, ritmo, sensación y música. En esa menestra, la actuación. De allí que la actuación es un componente, no el todo de la representación. En términos semánticos nos hallamos ante un proceso de transducción. Esto es, codificar los signos que están en el texto para el ejercicio de la escena. Su director no sólo dispone de lo vigente en el texto, también, recrea aquellos que son necesarios. Sobre todo cuando ha sido dispuesto para el teatro de calle. El compromiso con su público queda consolidado.

31 edición del Festival de Teatro de Occidente/Guanare, nov. de 13

 

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