martes, 22 de octubre de 2013

Amor sueco

Por CARLOS E. HERRERA
critica@cantv.net
@cehs1957

Hacia 1979, Rodolfo Santana había culminado uno de sus más agudos dramas en torno a la desmedida voracidad de las grandes corporaciones bancarias que rigen al mundo capitalista de nuestro tiempo. Una obra en cuyo trasfondo la mente lúcida, pero a la vez crítica de Santana, osó levantar su puño contra la voracidad consumista que aliena a nuestras sociedades y que esta imponía sus nefastas como inhumanas fórmulas a favor de entes como la una necesaria banca, pero todas sustentadas en la insidiosa presencia de organismos supranacionales que las favorecen. Me refiero al texto dramático Nunca entregues tú corazón a una muñeca sueca ganadora del Premio de Dramaturgia Santiago Magariños (1994) estrenada por el grupo guariqueño Búsqueda (1984) y luego en coproducción entre el Grupo Cobre y TextoTeatro (1998) donde el autor la dirigió participando en ese tiempo David Villegas y Alfonso Rey.

Pieza contundente por la posición de quien fue un dramaturgo preocupado en hurgar a través del poder de la palabra su feroz crítica al universo del capitalismo deshumanizante que, por años, acosa a esta aldea global que llamamos sociedad occidental. Tal y como Santana lo llegó a visualizar, la banca es “una máquina con semántica propia dirigida a la trituración inmisericorde del ser humano”. Es pues, el desmantelamiento que tenía este dramaturgo sobre las diabólicas posturas de los mercados capitalistas y sus decisiones sobre el mercado financiero mundial y cómo operaban sus diabólicos agentes como el FMI o el Banco Mundial. Drama capaz de radiografiar cómo estos organismos actúan sobre sociedades enteras activando una alucinante antropofagia económica que medra sobre países y sistemas cordero que persisten en ver sus migajas salvadoras como posibilidades de salvación. Santana lo supo decir, y señalar lo que ha sido por décadas harto denunciado dentro de los países en desarrollo, pero pocos se han atrevido a desenmascarar y menos mostrar cómo opera la gran esquilmadora de los sueños de naciones e individuos que siguen creyendo que las finanzas y el dios dinero lo es todo.

Nunca entregues tu corazón a una muñeca sueca se retomó bajo el empuje del Teatro San Martín y Teatro Cobre dentro del Circuito Teatral de Caracas, y fue exhibida en el Teatro Principal en fiel concordancia con lo que Santana deseaba mostrarle al público para seguir diciendo que, a través de obras, el tema de la corrupción y la deshumanización consumista tiene absoluta vigencia. Ha sido un trabajo lleno de un poder moralizante que aún es capaz de seguir desvelando los mecanismos que ostentan la banca local y foránea que ni sienten ni padecen sus consecuencias, el peso de sus decisiones sobre nuestras sociedades; pieza que tiene una poderosa vigencia y que sigue manteniendo la fidelidad con la cual la elaboró Santana, al imbricar elementos del absurdo con la ironía dentro de un lenguaje ajustado que posee resonancias metafóricas, expuesto por dos personajes: los hermanos Iván y Abel, perfectamente interpretados en esta oportunidad por Adolfo Nittolli y David Villegas, quienes formaron una dupla histriónica acoplada, llena de sutilezas y con un ritmo compositivo plausible, que sostienen una relación antropofágica sostenida por la utopía consumista que se concreta mediante una muñeca de plástico que cambia sus bizarras vidas.

Un trabajo teatral donde el lector/espectador se rio, pero al mismo tiempo se llevó en su subconsciente una reflexión sobre la oscura mascarada que ostentan las sacrosantas instituciones de las finanzas locales y mundiales. Un montaje que puede verse más de una vez, y donde el espectador podrá hacer sus lecturas personales y discutir en colectivo.

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