Por Carlos Herrera
@cehs1957
@avencrit
En la amplia presencia de
grupos teatrales que hacen vida en Caracas, se destacan las agrupaciones
emergentes. ¿Qué les caracteriza de otras que hicieron vida en décadas pasadas?
En lo que ha sido el tránsito de cierre del s. XX y lo que han sido estos
quince años del
presente milenio; son colectivos conformados por jóvenes cuyas edades promedio fluctúan
entre unos 18 a 30 años; la gran mayoría tienen estudios formales de teatro
siendo estos adquiridos tanto en centros teatrales como, por ejemplo: las escuelas
“César Rengifo” o “Juana Sujo”; talleres como el TNT de la Fundación Rajatabla;
egresados de centros académicos como UCV, UCAB o, la UNEARTE e incluso, de talleres
dictados por grupos reconocidos como el GA80, Altosf, Contrajuego, TET o, ganado
experiencias a través de participaciones en propuestas como “El Piquete”
dinamizado por La Caja de Fósforos.
Gente joven que, a pesar
de su corta trayectoria, tienen en sus alforjas, algunos galones logrados en el
fragor que otorgan las tablas; exponen agallas a la hora de encarar sus retos
sin dejarse presionar por lo que de ellos puedan decir otros profesionales del
área; algunos de ellos ostentan vivencias profesionales en el cine, la
televisión y, en algunos casos, en el mundo del modelaje. Jóvenes talentosos,
con ganas de decir y mostrar su talento y pasión articulando proyectos escénicos
que adquieren efectiva concreción sorteando los factores económicos y
promocionales que puedan hacer mella en sus aspiraciones de estar ante el gran
público.
Por lo general, al
aglutinarse ya exponen en sus ofertas teatrales, la calidad de sus productos
sea bien en lo formal de las producciones, su sagaz manera de hacer un incisivo
marketing por medio de las llamadas
redes, también asumen como desenfado estar en salas reconocidas o, mostrarse
con soltura, en espacios no convencionales.. En estos grupos destacan figuras
claves para su dinámica con presencia de noveles directores y dramaturgos que
haciendo efectiva unión o asumiendo un doble rol, dibujan retos creativos que,
más temprano que tarde, pasarán de la periferia del anonimato, al centro del
reconocimiento.
En fechas recientes, he
tenido la satisfacción de constatar en dos espacios diametralmente opuestos de
esta urbe a dos de ellos. El primero, el grupo Anónimo Teatro que tuvo
temporada en el Teatro “Luís Peraza”, escenificando la obra “Lex Serpentis”
escrita y dirigida por Rafael Ortiz. La segunda, fue la obra “0+ ¿Ironías?”
escrita y dirigida por Youssef Abrache para la conjunción del grupo Ambigú
Producciones y Agrupación Teatral Arte Abstracto, en la Fundación Acción
Solidaria.
La primera propuesta se
centró es hurgar desde lo temático
argumental, el asunto de la injusticia, el desvelamiento de la pohedumbre del
poder y como los intereses de los poderosos pueden manipular con su perversidad
la probidad de algunos funcionarios judiciales. La segunda, aborda con un
enfoque menos signado por el cliché, el tema del HIV/SIDA desde dos caras, la
de un segmento de personas homosexuales cuyo estilo de vida es desenfrenado en
lo sexual y despegado de valores frente a otra, homosexual también pero
recatada y con una actitud en apariencia recatada pero en cuya trasfondo moral,
deja expuesto el prejuicio.
Dos trabajos, que califico
como serios, bien plantados, con capacidad de decirle cosas al tiempo de hoy,
con actores y actrices que dieron el todo por el todo en su compromisos con sus
personajes, que supieron conjugar el reto que ser grupos emergentes que evitan
ser improvisados y que, de continuar unidos como colectivos, darán que hablar a
quienes auguran siempre le auguran un oscuro porvenir al teatro hecho por gente
joven.
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