Diferentes historiadores que se han
ocupado de estudiar el origen del teatro en Venezuela, coinciden en mencionar
el 8 de mayo de 1595 y el 28
de junio de 1600 como
las fechas más antiguas que se conocen en las que se presentaron obras
teatrales en nuestro país. El señor Melchor
Machado, que se
presentó danzas y comedias el Día de Corpus Cristo en Caracas, se convierte así
en el actor más antiguo que jamás se haya oído mencionar en nuestra historia.
En la fecha de Corpus correspondiente
al año 1619, se encomendó al Contador Baltasar de Escovedo y al Tesorero
Bernabé de Oñate para que se encargaran de que en la procesión se preparasen
danzas de muchachas mulatas, y también danzas de las indias de los
repartimientos; también ordenaban de que las cofradías de negros y mulatos
danzaran como acostumbraban,
suponiéndose que de aquí se deriva las actuales Danzas de los Diablos de Corpus
de Yare.
El 3
de abril de 1624, los
Alcaldes y Regidores reunidos en Cabildo, decidieron instar a hacer una lucida
danza a los oficiales de artesanos y a los pulperos, y obligar a las Cofradías
de San Juan y Altagracia “para que las fiestas se hagan más cumplidamente”, y
en la puerta de la iglesia se represente una comedia.
En el Gobierno de Don Diego de Osorio, Caracas progresó bastante, pues se
fijaron los ejidos y se crearon alcabalas; aumentó el entusiasmo por las obras
teatrales, despertándose una verdadera fiebre por el teatro, creándose pequeños
teatros de carácter privado en los corrales de las casa para conmemorar
acontecimientos familiares o para desarrollar el espíritu público. Según Arístides Rojas, en esta primera etapa del teatro los
principales papeles fueron interpretados por los conquistadores con sus esposas
e hijos, convirtiéndose en centros de sociabilidad que desarrollaron la
población y contribuyeron a su entronamiento.
En noviembre
de 1749 el Frey Julián de Arriaga había llegado a la
Guayra con 1500 infantes de tropa veterana con motivo de los sucesos
relacionados contra la Compañía Guipuzcoana, y en 1751 el Gobernador Felipe
Ricardos trajo consigo al desembarcar otros 200 soldados, que crearon una
verdadera guarnición de tropas regulares en Caracas y la Guayra llamada el
“Batallón Fijo”, las cuales, para romper el tedio, se dedicaban a hacer
representaciones dramáticas.
Con la llegada del Obispo Mariano
Martí se inició una verdadera campaña contra las obras de teatro, y el 9 de octubre de 1772 expidió un edicto en el que dictaba
reglas para que los padres de familias evitasen que sus hijos concurriesen a
tales espectáculos y para que los curas ponderaran vivamente los efectos
perniciosos que respiraba la grey en la representación de esas comedias. En la
fecha del Corpus prohibió tales representaciones con pena de excomunión mayor y
veinte pesos de plata para la fábrica de la iglesia. Ordenaba también que, en
caso de hacerla, se hiciera de día y nunca de noche “por obviar los graves
inconvenientes que resultan, y de que estamos informados”. Mandaba también que
“en los pueblos de indios no se presentaran obras ni de día ni de noche, por no
convenir y tenerlo así dispuesto Su Majestad”.
En septiembre
de 1772 se
representaron comedias en la Guayra, y se produjeron serias desavenencias entre
el Gobernador Agüero y el Vicario de nuestro puerto, las cuales fueron elevadas
a la Corte y no recibieron solución hasta enero de 1777.
En septiembre
de 1775 el Gobernador
Agüero estaba organizando las comedias de la temporada, y los militares que
hacían las veces de actores empezaban a ensayar sus papeles, cuando llega a
puerto el Buque “San Vicente Mártir” de la Compañía Guipuzcoana, con la noticia
de que la expedición enviada por Carlos III contra el bey de Argel había sido
destrozada y se habían perdido muchas vidas. Antes esta novedad, el Doctor
Miguel Muñoz, quien se hallaba en visita pastoral ordenada que “ante las
fatales noticias” no consideraba oportuno que se celebrasen los regocijos de
comedias previstos, esperando que se dejasen para ocasión más propicia. El
Gobernador Agüero, amante furibundo de las comedias, le respondió al día
siguiente al vicario que lo ocurrido en Argel “no es motivo suficiente para suspender
las comedias y hacer deprecaciones”, y añadía el Gobernador que las comedias se
hacían con el piadoso fin de contribuir con limosnas a la fábrica del templo de
Altagracia.
El Gobernador y Capitán General
Brigadier Manuel González Torres de Navarra , entre 1782 y 1786, hizo muchas
mejoras en Caracas, entre ellas se cuenta la construcción de un Coliseo con
patio de comedias , el cual fue concluido el 4
de mayo de 1784 para “el
mayor lucimiento de la ciudad y para que al mismo tiempo haya una diversión pública”.
Este teatro se fabricó de Conde a Carmelitas, y poseía dos puertas a la calle,
dos filas de palcos a las cuales daban acceso dos escaleras a derecha e
izquierda. La iluminación estaba dada por seis arañas de hierro con seis luces
cada una, que consumía setenta velas y dos botijuelas de manteca.
Entre los actores que actuaron entre
1791 y 1796 encontramos a Teresa
Guarirenas, primera
dama, de quien se supone por su nombre artístico, que fuese oriunda de la Guayra, calificada de “blanca” aunque el
Coliseo estuvo arrendado a dos sargentos del Batallón de Pardos de Caracas, lo
que supone que los actores han debido de ser también pardos, dadas las
presiones sociales y los prejuicios reinantes. En las localidades populares
cada quien llevaba su propio asiento y todos se acomodaban donde le placía,
hombres y mujeres juntos. En 1793 el Gobernador Don Pedro Carbonell atendiendo
a “los notables prejuicios que pueden seguirse de la mezcla y unión de hombres
y mujeres en el patio del coliseo de comedias”, expidió un decreto para la
separación de ambos sexos.
En 1801
se proyectó reformar
el Coliseo para ponerle un techo y pintar el teatro con pintura de color de
porcelana blanca con filetes celestes, encomendándole la obra al Ingeniero José
Parreño, finalizando la obra en 1808. Según Juan José Churión, en casas particulares
se daban funciones de mímicas o pantomimas, que actuaban en silencio, las
cuales estaban prohibidas hasta con la misma Inquisición por el Gobernador
Carbonell. Después, en la fecha decembrina se representaban los “Nacimientos” y
“Entradas a Jerusalem” con figuras inanimadas a modos de títeres, sin embargo
Manuel Barboza, apodado “Curazao”, pidió permiso al Gobernador Guevara y
Vasconcelos para hacer nacimiento viviente, con luces y música, lo que le fue
negado. En 1802
Francisco Bolívar
organizó en Maiquetía un nacimiento viviente, que fue suspendido a raíz de un
altercado que se formó una noche entre un cabo milicias y un negro esclavo. Estos
nacimientos a lo vivo se hicieron más populares en Caracas y La Guayra,
proliferando en demasía, hasta provocar con sus excesos las censuras del
Arzobispo Ramón Ignacio Méndez.
El Coliseo caraqueño, se arruinará
definitivamente con el terremoto de 1812, lo que acabará con sus funciones. En septiembre
de 1813, estando la guerra en toda su violencia, su recinto sirve de
alojamiento a un Escuadrón de Caballería Simón Bolívar da órdenes afanosamente
armas para organizar y lanzar a la lucha sus soldados. De repente, alguien dice
que descubrió unas cajas que contienen sables, pero cuando son abiertas se
encuentran que sólo contienen hojas de metal o fierro que simulan sables y estaban
destinadas a material de utilería en representaciones teatrales, siendo inútiles
para la guerra. Se supone que antes este chasco nuestro Libertador debió sonreír.
Fuente: La Guayra. Dos siglos de historia.
Luis Enrique González F. (Cronista del Departamento Vargas). Ediciones del
Concejo Municipal del Distrito Federal. Caracas, 1983.
Ejemplar
de la Biblioteca personal del artista plástico Efrén Porras.
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