viernes, 19 de septiembre de 2014

PRIMERAS PRESENTACIONES TEATRALES EN LA GUAYRA


Diferentes historiadores que se han ocupado de estudiar el origen del teatro en Venezuela, coinciden en mencionar el 8 de mayo de 1595 y el 28 de junio de 1600 como las fechas más antiguas que se conocen en las que se presentaron obras teatrales en nuestro país. El señor Melchor Machado, que se presentó danzas y comedias el Día de Corpus Cristo en Caracas, se convierte así en el actor más antiguo que jamás se haya oído mencionar en nuestra historia.

En la fecha de Corpus correspondiente al año 1619, se encomendó al Contador Baltasar de Escovedo y al Tesorero Bernabé de Oñate para que se encargaran de que en la procesión se preparasen danzas de muchachas mulatas, y también danzas de las indias de los repartimientos; también ordenaban de que las cofradías de negros y mulatos danzaran  como acostumbraban, suponiéndose que de aquí se deriva las actuales Danzas de los Diablos de Corpus de Yare.

El 3 de abril de 1624, los Alcaldes y Regidores reunidos en Cabildo, decidieron instar a hacer una lucida danza a los oficiales de artesanos y a los pulperos, y obligar a las Cofradías de San Juan y Altagracia “para que las fiestas se hagan más cumplidamente”, y en la puerta de la iglesia se represente una comedia.

En el Gobierno de Don Diego de Osorio, Caracas progresó bastante, pues se fijaron los ejidos y se crearon alcabalas; aumentó el entusiasmo por las obras teatrales, despertándose una verdadera fiebre por el teatro, creándose pequeños teatros de carácter privado en los corrales de las casa para conmemorar acontecimientos familiares o para desarrollar el espíritu público. Según Arístides Rojas, en esta primera etapa del teatro los principales papeles fueron interpretados por los conquistadores con sus esposas e hijos, convirtiéndose en centros de sociabilidad que desarrollaron la población y contribuyeron a su entronamiento.

En noviembre de 1749 el  Frey Julián de Arriaga había llegado a la Guayra con 1500 infantes de tropa veterana con motivo de los sucesos relacionados contra la Compañía Guipuzcoana, y en 1751 el Gobernador Felipe Ricardos trajo consigo al desembarcar otros 200 soldados, que crearon una verdadera guarnición de tropas regulares en Caracas y la Guayra llamada el “Batallón Fijo”, las cuales, para romper el tedio, se dedicaban a hacer representaciones dramáticas.

Con la llegada del Obispo Mariano Martí se inició una verdadera campaña contra las obras de teatro, y el 9 de octubre de 1772 expidió un edicto en el que dictaba reglas para que los padres de familias evitasen que sus hijos concurriesen a tales espectáculos y para que los curas ponderaran vivamente los efectos perniciosos que respiraba la grey en la representación de esas comedias. En la fecha del Corpus prohibió tales representaciones con pena de excomunión mayor y veinte pesos de plata para la fábrica de la iglesia. Ordenaba también que, en caso de hacerla, se hiciera de día y nunca de noche “por obviar los graves inconvenientes que resultan, y de que estamos informados”. Mandaba también que “en los pueblos de indios no se presentaran obras ni de día ni de noche, por no convenir y tenerlo así dispuesto Su Majestad”.

En septiembre de 1772 se representaron comedias en la Guayra, y se produjeron serias desavenencias entre el Gobernador Agüero y el Vicario de nuestro puerto, las cuales fueron elevadas a la Corte y no recibieron solución hasta enero de 1777.

En septiembre de 1775 el Gobernador Agüero estaba organizando las comedias de la temporada, y los militares que hacían las veces de actores empezaban a ensayar sus papeles, cuando llega a puerto el Buque “San Vicente Mártir” de la Compañía Guipuzcoana, con la noticia de que la expedición enviada por Carlos III contra el bey de Argel había sido destrozada y se habían perdido muchas vidas. Antes esta novedad, el Doctor Miguel Muñoz, quien se hallaba en visita pastoral ordenada que “ante las fatales noticias” no consideraba oportuno que se celebrasen los regocijos de comedias previstos, esperando que se dejasen para ocasión más propicia. El Gobernador Agüero, amante furibundo de las comedias, le respondió al día siguiente al vicario que lo ocurrido en Argel “no es motivo suficiente para suspender las comedias y hacer deprecaciones”, y añadía el Gobernador que las comedias se hacían con el piadoso fin de contribuir con limosnas a la fábrica del templo de Altagracia.

El Gobernador y Capitán General Brigadier Manuel González Torres de Navarra , entre 1782 y 1786, hizo muchas mejoras en Caracas, entre ellas se cuenta la construcción de un Coliseo con patio de comedias , el cual fue concluido el 4 de mayo de 1784 para “el mayor lucimiento de la ciudad y para que al mismo tiempo haya una diversión pública”. Este teatro se fabricó de Conde a Carmelitas, y poseía dos puertas a la calle, dos filas de palcos a las cuales daban acceso dos escaleras a derecha e izquierda. La iluminación estaba dada por seis arañas de hierro con seis luces cada una, que consumía setenta velas y dos botijuelas de manteca.

Entre los actores que actuaron entre 1791 y 1796 encontramos a Teresa Guarirenas, primera dama, de quien se supone por su nombre artístico, que fuese oriunda de la  Guayra, calificada de “blanca” aunque el Coliseo estuvo arrendado a dos sargentos del Batallón de Pardos de Caracas, lo que supone que los actores han debido de ser también pardos, dadas las presiones sociales y los prejuicios reinantes. En las localidades populares cada quien llevaba su propio asiento y todos se acomodaban donde le placía, hombres y mujeres juntos. En 1793 el Gobernador Don Pedro Carbonell atendiendo a “los notables prejuicios que pueden seguirse de la mezcla y unión de hombres y mujeres en el patio del coliseo de comedias”, expidió un decreto para la separación de ambos sexos.

En 1801 se proyectó reformar el Coliseo para ponerle un techo y pintar el teatro con pintura de color de porcelana blanca con filetes celestes, encomendándole la obra al Ingeniero José Parreño, finalizando la obra en 1808. Según Juan José Churión, en casas particulares se daban funciones de mímicas o pantomimas, que actuaban en silencio, las cuales estaban prohibidas hasta con la misma Inquisición por el Gobernador Carbonell. Después, en la fecha decembrina se representaban los “Nacimientos” y “Entradas a Jerusalem” con figuras inanimadas a modos de títeres, sin embargo Manuel Barboza, apodado “Curazao”, pidió permiso al Gobernador Guevara y Vasconcelos para hacer nacimiento viviente, con luces y música, lo que le fue negado. En 1802 Francisco Bolívar organizó en Maiquetía un nacimiento viviente, que fue suspendido a raíz de un altercado que se formó una noche entre un cabo milicias y un negro esclavo. Estos nacimientos a lo vivo se hicieron más populares en Caracas y La Guayra, proliferando en demasía, hasta provocar con sus excesos las censuras del Arzobispo Ramón Ignacio Méndez.

El Coliseo caraqueño, se arruinará definitivamente con el terremoto de 1812, lo que acabará con sus funciones. En septiembre de 1813, estando la guerra en toda su violencia, su recinto sirve de alojamiento a un Escuadrón de Caballería Simón Bolívar da órdenes afanosamente armas para organizar y lanzar a la lucha sus soldados. De repente, alguien dice que descubrió unas cajas que contienen sables, pero cuando son abiertas se encuentran que sólo contienen hojas de metal o fierro que simulan sables y estaban destinadas a material de utilería en representaciones teatrales, siendo inútiles para la guerra. Se supone que antes este chasco nuestro Libertador debió sonreír.

Fuente: La Guayra. Dos siglos de historia. Luis Enrique González F. (Cronista del Departamento Vargas). Ediciones del Concejo Municipal del Distrito Federal. Caracas, 1983.

Ejemplar de la Biblioteca personal del artista plástico Efrén Porras.

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