lunes, 12 de agosto de 2013

La parte productiva.

Foto: Nicola Rocco
por Carlos Herrera
@cehs1957

¿Cuántos de nosotros en los tiempos que corren podemos aseverar que adolecemos de alguna pequeña neurosis, trauma o complejo? ¿Qué individuo en esta sociedad de consumo y llena de elementos alienantes, políticos y hasta culturales hemos sido capaces de atajar algún arranque de locura? Quién define que uno está cuerdo o sencillamente seamos solo un ladrillo más en la pared de la locura general que ante todos es lo normal? ¿En que parte de la sociedad usted cree estar? ¿En la parte productiva o en la parte que está tocada? Pero, una vida sin locuras ¿no es cómo sin comer sin sal? Bueno, la cuestión es que aludiendo el viejo refrán que dice: “!De poetas y locos, todos tenemos un poco!”, uno podría justificar uno que otro alocado arranque ¡claro!, siempre y asumiendo la sentencia de: “¡Sin arrojarle piedras a los demás!”.

Manejando estas interrogantes y discurriendo esos refranes y sentencias, salí ligero del Teatro Catia este fin de semana después de presenciar la divertida comedia Terapia (Comedia en tres sesiones y un diagnóstico) del dramaturgo, Martín Giner (1945 y adscrito a la nueva dramaturgia argentina) ha pergeñado piezas como: Verduras imaginarias; Los autoiluminados, Freak Show, entre otras.
Habilidoso escritor que teje agudas comedias en cuyas tramas descansan elementos del absurdo y situaciones dramáticas y donde los personajes generan al lector-espectador no solo interés sino que le ganan de forma franca debido al ingenioso elemento que subyace en los argumentos. Terapia es una de esas piezas que, sin ser “comerciales o digestivas” al 100% se nos descubre inteligente, provocadora e hilada sobre el encuentro de “un personaje que alucina ver a su madre, y un psicoanalista que no se queda atrás con sus propios traumas”.

Texto que nos hace reír y pensar al unísono. En su fondo sentimos a un dramaturgo perspicaz que supo tomar el señuelo de la comedia para armar una situación inteligente que permite a un grupo como Producciones Espejo Teatro acertar en eso que denominamos sus primeros pasos en la profesionalidad teatral de Caracas. La acertada dirección de Yorbi Bastidas que no desperdicia nada del texto, que supo buscar en los actores los gags y soltura de acción, que concatena el aporte de iluminación para situar atmósferas donde lo lúdico rememorativo era pertinente con lo que se desarrollaba sobre la escena e, incluso, si vender el final de la pieza, hace que lo sigamos con acuciosidad en futuros procesos artísticos. Bastidas hace dupla con la labor de producción de Sofía Mirabal quien entendió parte del secreto que esta clase de proyectos debe contemplar: austeridad pero calidad en los elementos escénicos dispuestos. No es llenar la escena de objetos, no es saturar la puesta con lo ostentoso de una escenografía sino que lo sencillo exprese una base para que la labor actoral esté lo más cómoda posible. La imagen es parte de esos secretos de un buen productor.
Respecto a la resolución histriónica, debemos confesar que la selección actoral fue lograda.

Las desenvueltas caracterizaciones dadas tanto por Domingo Balducci y Elvis Di Marcoantonio hacen que el texto esté allí sin ningún esfuerzo. Ambos evitando caer en la tipificación deformada de personajes paciente / psicoanalista lograron un dúo acoplado. Se percibió presencia y ritmo a lo largo de la hora de duración. El público catiense que merece contar con espectáculos de este nivel respondió con sus risas y aplausos hizo significativo este trabajo ya que el espectáculo estuvo dignamente edificado. Terapia fue un espectáculo con rúbrica de buen teatro que puede verse sin remilgos en cualquier sala de la capital. Esperamos que así sea. Producciones Espejo Teatro es un sí afirmativo por el talento emergente.

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