miércoles, 27 de noviembre de 2013

Simón


Por Carlos Herrera
@cehs1957

Dentro del marco de la XXXI primera edición del Festival de Teatro de Occidente en la ciudad de Guanare (estado Portuguesa) tuve la suerte de espectar el montaje Simón escrita por uno de los dramaturgos del s. XX como lo fue Isaac Chocrón (1930-2011) novelista y ensayista, autor cuya producción teatral cuenta con un legado de piezas tras las cuales el lector puede verificar a un afinado en su singular estilo de la teatralidad, poseedor de una eficacia con el manejo del lenguaje y por haber desarrollado una exploración temática específica que gravitó en lo personal sin dejar de lado una profunda inflexión sobre la realidad del país; todo ello permitió ser catalogado como representante del “realismo subjetivo” en Venezuela.

Chocrón y su pieza Simón (1983) ganan la atención de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (Facta) en coproducción con Bauem Cop –luego de la recomendación–dada por Juan Carlos Gené a estos sobre esta pieza y articularon una producción teatral que, sin lugar a dudas, enaltece con calidad, sensibilidad y regio manejo de la sintaxis dramática chocroniana el asunto de un teatro histórico que rara vez fue centro de atención de nuestro hoy desaparecido autor.

La obra es esa clase de pieza que no cae en la reconstrucción in extremis a la exactitud histórica, sino que apela al imaginario de lo que pudieron ser los nexos de amistad entre el joven Bolívar tras la muerte de su esposa (María Teresa del Toro) y va tejiendo los encuentros del futuro Libertador con su tutor, Simón Rodríguez, en la ciudad de París cuando el primero era un dandy y sus ideas sobre la emancipación apenas eran una luz germinal en su corazón. Pieza que apela a hilar sobre los nexos de afecto como la influencia del mentor intelectual ilustrado con ideas de Rosseau en momentos cuando se daba el ascenso de Bonaparte como emperador. Desde el cruce de ideas hasta el choque amoroso de opiniones empezaba a ser urdimbre para crear el análisis que derivaría en inflexión del Juramento del Monte Sacro donde un Bolívar preclaro comprendía cuál debería ser su propósito como hombre, pensador y finalmente, como patriota que buscaría romper con el yugo español.

Simón se me evidenció como una propuesta donde la palabra correcta no es fiel a lo que se desea expresar, sino que me induce a calificarla de contundente por densificar con credibilidad su respeto al texto chocroniano, la dirección dada por Marcelo Mangone fue sintáctica, el espacio justo, la planta de movimientos precisa, una cónsona atmósfera que le aportó el diseño de Miguel Solowej para la iluminación, el atavió de vestuario (diseñado por Nené Murúa) con firme estudio de época –pero con cierta infidelidad al famoso sombrero “Bolívar” con el cual el joven Simón generó un sacudimiento a la moda parisina en aquellos años iniciales del s. XIX –pero cuya unidad es sobria y a la vez elegante se sumó a la síntesis de Carlos Di Pasquo en la escenografía y la composición musical de Luis Sticco sobre la partitura original de L. V. Beethoven dieron pues, la argamasa para una unidad teatral.

Las actuaciones fueron compenetradas, perspicaces y llenas de filigranas por la capacidad técnica de Fernando Martín (Simón Rodríguez) y Carlos González (Simón Bolívar) al crear una fusión de sutilezas y matices en esa relación de amistad entre ambos personajes y que permitió el sincero aplauso del público. Simón fue exhibido en la Casa del Artista los días 22 y 23 y supe de quienes lograron cotejarlo, que fue una propuesta emotiva como digna

 

martes, 26 de noviembre de 2013

Cartelera teatral (I)


POR CARLOS E. HERRERA

@cehs1957

Hablar de cartelera teatral en Caracas exige a cualquier neófito o conocedor de su dinámica manejar algunas mínimas destrezas: consultar uno o dos medios impresos de alta circulación de la ciudad; conocer qué entes culturales públicos (Fundación para la Cultura y las Artes de la Alcaldía de Caracas, Gobierno del Distrito Capital, Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Casa del Artista, Banco Central del Venezuela, Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, etcétera) o académicos (Universidad Central de Venezuela, Universidad Nacional Experimental de las Artes, Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas o Escuela César Rengifo) están en capacidad de programar; saber qué colegios privados programan para sus auditorios y espacios teatrales; estar atento a lo que se visualiza por medio de entes corporativos privados que ofertan en sus salas y espacios lo que, en términos generales, se conoce como de arte o comercial; investigar lo que está orientado hacia plazas, parques, bulevares e insólitamente dentro de centros comerciales, como espacios alternativos.

Se debe detallar también la adición de ámbitos insertos en clubes y lugares nocturnos que han permitido el ingreso de propuestas de pequeño formato y espectáculos, y que se han convertido en espacios para la participación de colectivos poco conocidos, artistas de la farándula e, incluso, agrupaciones noveles que prueban suerte allí con el propósito de hacerse presente en lo que entendemos como oferta/demanda de la distracción artístico cultural.

Incluso, el público debe tener en mente lo que los ya escasos grupos consolidados independientes mantienen en sus salas a lo largo del tiempo, como la Fundación Rajatabla, el Teatro Experimental de Teatro, el Teatro San Martín de Caracas o Río Teatro Caribe. En este tiempo solo ha surgido un espacio ecléctico en Bello Monte (antigua Concha Acústica) donde un conglomerado de colectivos (Contrajuego, Hebú Teatro, Arte Cénica, La Bacante, entre otros) han conformado la llamada Caja de Fósforos, especie de alianza que trata de activar una oferta de interés y de jugar con una pequeña sala donde sus productos escénicos, hasta la presente fecha, están catalogados como de calidad, aunque sus condiciones de producción sean precarias. Caracas posee una gran oferta de teatro pero, si la analizamos con rigor, caemos en cuenta que está más articulada por la cantidad que por la calidad.

FESTIVAL DE TEATRO NO DECLARADO

La más dinámica en su variedad fue generada luego de la concreción del primer Festival de Teatro de Caracas en 2011, organizado por la Alcaldía de Caracas. Éste generó una programación continua en lo que ha sido, hasta la presente fecha, un positivo paso en materia de rescate, restauración y mantenimiento programático de un teatro de variadas miradas, con acceso a grupos con distintas ópticas creativas y hasta con posiciones ideológicas en franca oposición a lo que es el proceso bolivariano.

¿Cómo sería la verdadera oferta teatral de Caracas si no solo en dos medios impresos se promocionase todo lo que en materia escénica se ofrece cada fin de semana? Creo con certeza que estamos ante la realidad de un festival de teatro no declarado.

 

lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Quién nos vendió la luna?


Por Bruno Mateo
@bruno_mateo

 
Durante el XXI Festival de teatro de occidente que dirige Carlos Arroyo se presentó, en el Centro de bellas artes Doña Amanda Muñoz de Urriola de la ciudad de Guanare, estado Portuguesa, la pieza para público infantil y familiar ¿Quién nos vendió la luna? autoría y dirección de Manuel Manzanilla, coproducción del Centro nacional de teatro y el grupo Batahola año 2013.

El montaje resultó un trabajo con un contenido social que pocas veces se ve en el teatro para niños sin que por ello, mengüe  la calidad estética. Un verdadero acierto de la agrupación Batahola fundada en el año 1980 por Rodolfo Castro, Arturo Aranguren y Federico Collado. El texto literario dramático nos cuenta las picardías de dos personajes estafadores Don Menti y Corroncho, interpretados por el actor Alver Morón y Elvis Collado, que llegan al pueblo San Patricio y venden la luna a la alcaldesa, personificado por Mayeli Delfín.

La puesta en escena fue dinámica con un ritmo vertiginoso muy adecuado para los espectadores infantiles, los vestuarios apuntaron hacia la  correcta significación de cada personaje, tal vez, podrían utilizar un poco más las diagonales para romper  con el primer plano. El elemento lúdico, importante cuando se trata de un producto que va a ser apreciado por las niñas y niños, estuvo presente en todo el montaje.

Las actuaciones de todo el elenco estuvo  atinada, hay que mencionar, especialmente a la actriz Deymar Oropeza en su personaje Pepita que logra una performance pulida, usa todos sus recursos, desarrolla un carisma que inunda toda la sala con su presencia, maneja a su antojo el espacio escénico para lograr así el desarrollo a plenitud de cada unidad de acción del texto; asimismo el actor Elvis Collado en su personaje de Corroncho nos convence con su creación, en donde encontramos elementos de la comedia del arte en su gestualidad , una buena expresión corporal junto con una  buena administración de la intencionalidad de los parlamentos hace de este personaje una delicia al espectador.

El montaje de ¿Quién nos vendió la luna? con elementos de circo y de trovadores nos reconforta con el difícil teatro hecho para niños. Vayan mis felicitaciones al Centro nacional de teatro por apoyar al  grupo Batahola en la realización de tan entregado montaje con un contenido conceptual y estético que deja muy en alto el teatro en el Estado Portuguesa.

 

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Quién nos vendió la luna?

Por Juan Martins

¿Quién nos vendió la luna?, texto y dirección de Manuel Manzanilla, una coproducción entre el Centro Nacional de Teatro y la agrupación Batahola. Un trabajo infantil lleno de alegría, ritmo, gestualidad y jocosidad. No sólo por el hecho de ser un «infantil» en el que le son propios estos códigos para signar un evento como tal. Acá encontramos un dominio actoral, diría más bien, un «cuerpo actoral» bien entrenado y estructurado en la disciplina. Quienes exhiben su pasión por el teatro, por lo que están haciendo y por las características de su agrupación. La dinámica adquiría un ritmo avasallador. No da oportunidad a que el público «piense» en términos de distracción de lo representado. Al contrario, debe centrar la mirada en el relato, sobre el decidido movimiento y la gestualidad hasta llegar al ritmo de lo caricaturesco como sistema de divertimento . Y vaya que nos divertimos mediante su estructura lúdica. Pero hay que destacar el nivel de actuación de estos jóvenes. Jóvenes con la integridad y la disciplina del trabajo bien hecho, la noción de lo estético y organizado en el escenario. Quizás aquel nudo caricaturesco de la actuación desea acentuar la ironía del discurso. Dejar en ridículo un sistema de consumo al que nos someten a diario, es decir, hacer accesible a la audiencia infantil el aspecto ideológico de la denuncia: la cosificación del hombre mediante la cultura de consumo que nos impulsa a tener por encima de ser. Este axioma se representa en la gestualidad y la caracterización: las actuaciones, excelentes en ese perfil, nos mantienen al ritmo del relato, los acompañamos con alegría y entusiasmo hasta el final de la historia. Ya por si solo es un logro la puesta en escena. La representación por su parte se define con pocos elementos decorativos (y digo decorativos por el tratamiento del color específico al género infantil) y, en cambio, se concentra en la actuación, en su relación orgánica con su público. Los actores impulsan toda su energía en la gestualidad y el uso adecuado del cuerpo. Destaquemos un hecho inexorable: la excelente interpretación de Elvis Collado en el rol de «Corroncho» quien nos mostró dominio del género (le hemos visto anteriormente en sendas interpretaciones con la «Compañía Regional de Teatro de Portuguesa»). Su fuerza interpretativa, su gestualidad adquiría un ritmo sólido y lúdico en toda la obra. El desplazamiento necesario acorde al uso de la máscara, la respiración y el vestuario le otorgaron el carácter de esa fuerza interpretativa. El texto, lleno de humor y jocosidad, sostenía el entusiasmo del público subrayando también su aspecto lúdico. Sencillo pero contenido de su semántica y de su estructura dramatúrgica. La dirección también envuelve tal aspecto de la caracterización, haciendo de aquella caricatura la retórica del discurso a modo de acentuar el discurso dramatúrgico y dejar sobre el escenario lo mejor de su conflicto. A Manzanilla el equipo actoral lo acompaña con la coherencia de esa representación del relato teatral. Y el resto de los actores/actrices mantienen esta estructura en el marco de un mismo nivel interpretativo. No hay un «mejor» actor que otro sobre la puesta en escena: están limitados por una buena dirección. Un tanto nos muestra Alver Morón en el rol de «Don Minti» que se ajusta a ese mismo ritmo interpretativo, de intensidad y poética corporal de modo divertido y característico. Asimismo el resto del elenco. Mantenía los desplazamientos necesarios y los movimientos acordes. Creemos que es necesario hacer descansar un poco ese ritmo para que el espectador pueda digerir el relato. El ritmo de las interpretaciones era tal que en algunas oportunidades nos avasallaba, si permitir las transiciones de rigor: pausa, paradas, descanso entre una articulación y otra. Creo que este espectáculo ascendería a un importante nivel con este arreglo. Lo digo por la mediatez del uso del signo gestual el cual requiere de esas pausas para su correcta significación con el público.

Debemos felicitar a Batahola por tan apremiada elaboración

Araure: la historia como divertimento.



Por Juan Martins

La Compañía Regional de Teatro de Portuguesa y el Teatro Estable de Portuguesa nos presentan Araure escrita en versión libre por Aníbal Grunn y dirigida por Carlos Arroyo en el marco del 31 Festival de Occidente, nos exhibe el carácter épico en el que lo axial cumple su estructura con lo pedagógico, su relación entonces con el espectador se compromete con su registro histórico: el contexto con una fase de nuestra historia, fase por lo demás apegada a las causas románticas del proceso de independencia de la Venezuela decimonónica. Este estadio histórico requiere de responsabilidad con el discurso. Es la opción cuando se asume la representación de la historia. Como en toda representación, el componente pragmático del lenguaje debe ser cuidado, es decir, la dependencia del signo con la sociedad, su estrecha relación con esos aspectos históricos sociales, por muchos conocidos, en una Venezuela cuya pasión por dichos acontecimientos arroja a propios y extraños a la interpretación del discurso de lo representado. Podemos trastear en  ese intento. La caída sería dura, puesto que lo épico subraya el aspecto político sobre un tejido polarizado como el nuestro, sin embargo, Carlos Arroyo en su dirección asume este riesgo en función de aquél perfil épico de la historia: la batalla de Araure es configurada en el espectáculo por medio de grupos de representación (músicos, actores y bailarines) simétricamente encontrados para subrayar los elementos de oposición que estructuran el conflicto. La guerra de la independencia puesta al margen de la interpretación conceptual de la historia (la lectura retórica de los sucesos) a modo de hacerla doméstica y divertida al público, se le hace teatro de calle, accesible a degustarlo. Cercana a su noción de la vida, del componente que le deviene en el marco de su identidad. De modo que la historia no es un hecho abstracto, sino complementado en su figura social, en la figura que se le arregla en el espacio escénico. Si se me permite la frase, la composición cultural del llano se hace en él por su participación. En este sentido pedagógico del espectáculo, es un trabajo brecthiano por excelencia, pero no tiene mayores pretensiones estéticas antes que pedagógicas y esto es decir bastante ante un público que les pertenece a fuerza de conquistarlo con disciplina y labor. El público participa, elabora su interpretación, se cruza literalmente en las escenas al disponerse en forma circular, pero a la inversa: es el espectador quien debe mirar hacia cada lugar del círculo (el modo en que se dispone el espacio escénico) para visualizar la obra. Su factoría pedagógica es un logro ambicioso. Y lo consigue. Hay que destacar la labor de investigación que se llevó a cabo en la versión escrita. El arqueo de un texto publicado en el siglo xix y trasladarla a este componente ya es en sí una labor titánica por parte de la Compañía Regional de Teatro. Sería de gran valor que se hiciera publicar éste en una edición especial, dada las características de esta dramaturgia para su futura documentación de la historia del teatro venezolano y en qué lugar de esa dramaturgia está Celestino Martínez Sánchez, su autor.

Se hace necesario acudir a más de una función para determinar el componente actoral ante los músicos y los bailarines, a modo de establecer con mayor rigor un análisis del componente actoral. El público se identifica con la representación, permitiendo que las emociones se integren en una dinámica de color, ritmo, sensación y música. En esa menestra, la actuación. De allí que la actuación es un componente, no el todo de la representación. En términos semánticos nos hallamos ante un proceso de transducción. Esto es, codificar los signos que están en el texto para el ejercicio de la escena. Su director no sólo dispone de lo vigente en el texto, también, recrea aquellos que son necesarios. Sobre todo cuando ha sido dispuesto para el teatro de calle. El compromiso con su público queda consolidado.

31 edición del Festival de Teatro de Occidente/Guanare, nov. de 13

 

Teatro venezolano 2013

Gladys Prince es la actriz que engalana la portada de  nuestro libro, dedicado además al grupo Tumbarrancho por su histórica pieza "Jazmines en el Lídice" de Karin Valecillos, ganadora del Premio Isaac Chocrón de Dramaturgia 2013.
por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe

Entró en imprenta el libro 27 de nuestra colección Teatro 2013 Apuntes para su historia en Venezuela, el cual reúne comentarios y entrevistas sobre la actividad reseñada entre  septiembre de 2012 y agosto de 2013.Son 378 páginas para un total de 154 artículos. Una muestra de como nuestros artistas sí trabajan.

A manera de editorial publicamos este articulo, El año 13, donde afirmamos que el teatro venezolano ha sido, es y será revolucionario. Artistas, dramaturgos y su oceánico público así lo han demostrado a lo largo de 413 años, aunque en ocasiones surgen detractores y enemigos que tratan de asfixiarlo, de quitarle espacios, de desviarle los recursos del Tesoro Nacional que le pertenecen porque además son una crítica manifestación cultural, y hasta han pretendido matar por hambre a sus hacedores.

El teatro no es complaciente, ni frívolo, ni tampoco tarifado, ni servil; prefiere comerse las migajas del banquete antes que deshonrarse. Hay que recordar, que Rómulo Betancourt liquidó a tres teatreros- el actor César Burguillos y los estudiantes Oswaldo Orsini y Reinaldo García -.quienes participaron en aquellos revoltosos alzamientos contra su régimen, pero el teatro no feneció ni siquiera ante el plomo de las pistolas adecas y copeyanas, como lo decía el dramaturgo Gilberto Pinto.

Hasta ahora nadie ha podido hacerlo claudicar ni desaparecer de los escenarios y el boom del mal llamado teatro comercial es muestra de como sus creadores si pueden sobrevivir gracias a la imaginación pero sin claudicar en su filosofía de denuncia contra las injusticias, contra los desatinos de los gobiernos y siempre en contra de las exclusiones. La comedia aparentemente sosa o banal tiene un veneno dirigido contra el poder, porque el teatro es arma revolucionaria y por eso le temen o pretenden ignorarlos los llamados poderosos.
El teatro siempre ha estado en la acera del frente pero sin poner en tela de juicio su amor patrio.

En medio de ese complejo panorama de incertidumbres y contradicciones para la sobrevivencia del arte escénico, desde finales del año 2011, en Fundarte, la mano cultural de la Alcaldía de Caracas y el Gobierno del Distrito Capital, han planificado y materializado sendas muestras del teatro contemporáneo, ese que estaba en la cartelera o en las despensas de los teatreros, y fue así que pusieron en marcha  al Festival de Teatro Caracas 2011 (FTC 2011) y el Festival de Teatro  Caracas (FTC 2013).

Esas salas no cerraron durante este crucial año 2013, salvo durante el duelo nacional por la siembra del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, y  sus programaciones posteriores han servido para que las nuevas generaciones y algunas veteranas se exhiban ante la comunidad, gratis o con una módica entrada. Son tres años modélicos de gestión gubernamental fundamentales para el desarrollo de las artes escénicas. Y ya alistan el festival para el 2014, el  cual tendrá una importante presencia internacional dentro de una agenda de 100 espectáculos.

Durante este 2013 se intensificó la presencia de la generación del relevo, formada en Unearte y en los talleres de Rajatabla, entre otros, con lo cual las artes escénicas, públicas y privadas, siguen vigorosas. Casi al cierre de la temporada, el Poder Ejecutivo dispuso la creación del Movimiento César Rengifo, destinado a incrementar las actividades teatrales en las escuelas y los liceos, al tiempo que la Compañía Nacional de Teatro se ha transformado en Centro Nacional de Teatro, con lo cual una buena parte de las producciones escénicas estarán  baja la égida del Estado.

El teatro ha sido, pues, pan de los ciudadanos y alegría para sus artistas, especialmente por la mayor presencia de textos de autor venezolano en los escenarios, como son algunas cuantas piezas de César Rengifo, Rodolfo Santana, Román Chalbaud, Elio Palencia, Luigi  Sciamanna y Karin Valecillos, entre otros, al tiempo que el conspicuo teatro comercial, con nutrida participación de autores foráneos o versiones criollas, le roba fuego al cielo para incendiar sus escenarios y convencer a sus clientes, quienes tienen que pagar sin chistar por lo que les ofrecen.

Llega el 2014 y el teatro por supuesto no desaparecerá.

Esta publicación se logra por la valiosa colaboracion del editor Mario Trujillo y de los amigos de la empresa Queiroz,con Douglas Palumbo y Ángel Seoane en el sopòrte técnico.

martes, 19 de noviembre de 2013

Teatro para sacudir a los venezolanos

Otro teatrero es Luis Bernal y sube la dificil escalera del teatro de arte caraqueño
 
Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe

Nació en San Cristóbal y desde aquel año 1972 está sin reposar por los avatares de su existencia y porque busca ser útil a la patria y su familia. En el Taller Nacional de Teatro (TNT) se hizo teatrero hace 14 años. Desde entonces ha seguido formándose con maestros como Héctor Manrique, Javier Dualte, Dimas González, Javier Vidal, Diana Volpe y  Hugo Kogan, entre otros.Escribimos pues de Luis Bernal.

Los inicios

 Cuenta que sus inicios actorales fueron con Rajatabla, en la obra Blasón de Lobos de Valle Inclán. Luego, durante su proceso de formación, llegó a participar en espectáculos como Macbeth, Aquiladas,  La Tierra prometida, Momentum y Bodas de sangre, entre otros. “Después tuve la oportunidad de estar al lado de Héctor Manrique, él me decía que tenía la vena para dirigir y que pensara en asumir esos retos. Y, pues, le tome la palabra. Cuando me gradué en la Universidad Nacional Experimental de las Artes, inmediatamente formé “Con los pies en las tablas”,  empresa productora con la cual realice y dirigí mi primer espectáculo, nada más y nada menos que Zarzuela, en el Colegio Francia, junto a maestros de canto lírico como María Elena Vargas, el ruso Nikolay Nazarov, Xiomara Mistage y la pianista Teresa Cos,  entre muchos otros. Después hicimos un ciclo de teatro musical con cuatro espectáculos en Unearte. Luego de tomar un taller de dirección, con Dairo Piñeres, teníamos que presentar un espectáculo final, y de allí sale mi primer montaje: Pony, nunca te he negado una lágrima de Gustavo Ott. Al mismo tiempo  estaba ya planificando la realización de la obra Nuestra Señora de las Nubes del argentino  Arístides Vargas, sobre la cual he recibido gratas críticas y ahora la presentaré en el Festival Creajoven, en el Celarg”.

Bernal también ha estado recibiendo formación académica para el cine con maestros como Pablo De La Barra, Valentina Saad, César Bolívar y  Carlos Ospino, entre otros. “Me encuentro escribiendo mi primer guión cinematográfico el cual pienso dirigir. Lo mío son las artes escénicas en su totalidad y hacia allá apunto”.

Sus métodos

 Bernal explica que cuando lee una obra y se siente enganchado con la temática, el argumento, los personajes y sobre todo el mensaje, o, como se dice en el lenguaje teatral, el sub texto, “pues uno inmediatamente dice: esto tengo que mostrarlo a través de un discurso escénico y con actores y actrices que le den vida a cada personaje y trasmitan el mensaje no sólo que está implícito en la obra sino lo que yo como director quiero comunicar. Porque los que ejercemos este oficio, al mismo tiempo utilizamos el medio para expresarnos y decir lo que sentimos y pensamos no sólo del país, sino del mundo y la gente que lo habitamos. Me interesan las obras que sacudan al público. Que lo hagan no sólo reflexionar sino también lo lleve a hacerse preguntas. Las dos últimas piezas que he montado, tanto la de Gustavo Ott como la de Arístides Vargas, tienen que ver mucho sobre la realidad de nuestros países, tanto en lo político, como en lo social y cultural. Y eso me gusta reflejarlo en el escenario para que el público de alguna u otra manera sienta y vea lo que estamos haciendo nosotros como sociedad”.

Gran actriz

 Puntualiza, que una vez que se obsesiona con la obra que quiere montar, “empiezo con el trabajo arduo pero satisfactorio de producción. Busco el elenco que quiero y necesito para el montaje. En el caso particular de Nuestra Señora de las Nubes invite a una excelente actriz –Daifra Blanco- para que no sólo llevara la responsabilidad de interpretar más siete personajes dentro del montaje, sino también me facilitara el trabajo tanto de actor como de director al mismo tiempo. Sin duda alguna, fue muy grata la experiencia y sobre todo el resultado final fue más de lo esperado. Porque  sientes la receptividad, las críticas y comentarios por parte del público. Apenas hemos ofrecido varias funciones en el Teatro Principal, y ya la gente nos pide una temporada más larga. Incluso supimos de espectadores que fueron dos veces a ver la obra, y eso es el mayor pago que puede tener uno como director, actor y productor del espectáculo”.

Ayuda para el teatro

El teatro que Luis Bernal y su agrupación “Con los pies en las tablas” presentan cuenta con la ayuda financiera del Estado venezolano, por intermedio de convenios con el IAEN y últimamente con el apoyo de la Compañía Nacional de Teatro, la cual asumió ahora tal responsabilidad. “Además de eso, yo, como productor general de mi agrupación, también busco alianzas y patrocinios como Pdvsa La Estancia  y la CANTV, entre otros”.

El túnel

Luis Bernal y su agrupación están planificando y desarrollando la teatralización de una de las joyas literarias más importantes no sólo de Latino-américa sino del mundo. Se trata de llevar por primera vez al teatro venezolano la novela El túnel de Ernesto Sábato. Su estreno está previsto para el 2014 en el Teatro Nacional. Así como también La vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne. Además de otros proyectos que ya anunciará, entre los que se encuentra la culminación de su primer guión cinematográfico. “Soñamos porque esa es la esencia de los seres humanos, especialmente de nosotros los teatreros”.

Grito de libertad

Luis Bernal escenificó Nuestra señora de las nubes porque hace 14 años la vio por primera vez en el TNT  cuando se iniciaba como actor – en Rajatabla- y durante un Festival Internacional de Teatro, escenificada por  el grupo Malayerba, de Ecuador, con el autor Arístides Vargas interpretándola junto a su esposa Charito. “Quedé impactado. Ahora, luego de tener mayor madurez profesional, quise asumir el reto de dirigirla y actuarla. Nuestra Señora de las Nubes es una obra que está más vigente que nunca  y si hay algo que me llama la atención de su dramaturgia es la manera poética de reflejar la realidad de nuestros atormentados países. La pieza es un canto universal, un grito de libertad…una mezcla de tristeza y estímulo a la imaginación. Es un lugar donde se construyen y crecen las utopías. Una metáfora de lo que significa el exilio, que aparece dibujado en múltiples formas. Mostrando aquello que se ha vivido y padecido en silencio. Por lo tanto considero que es una obra importante que mostrar, tanto como necesario es un teatro donde hay tantas cosas que decir, y donde tenemos la capacidad de ser oídos y la osadía de romper con todos los silencios. Una obra que es un gran rompecabezas donde  intentamos reflejar el desarraigo violento del propio país”.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

El recinto mágico y lúgubre de la antigua capilla de la Congregación de Hermanos de La Salle, hoy sede de la Escuela de Enfermería de la Universidad Central de Venezuela, se devela imponente e intimidante al caer la noche. Su hermosa arquitectura que recuerda las enormes casonas de fincas de finales del Siglo XIX y principios del XX, no deja más que éxtasis y añoranza por los amplios espacios, las columnas, los balcones y los pisos de mosaicos que luchan por no desaparecer en el tiempo.
Un enorme salón con remembranzas de una iglesia gótica se descubre ante la mirada incrédula y la sensación de que miles de ojos de antepasados te están siguiendo en tu recorrido. La mezcla de elementos escénicos modernos junto a la estructura arquitectónica, es en sí misma un generoso espectáculo, amén de la utilería dispersa en escena que habla por sí sola de viaje, de recorrido, de inmigración, de épica y trasatlántico.
El leit motiv de todo este introito es la migración Judía Sefardí que se remonta a Marruecos en el siglo XV hasta llegar a la Vela de Coro, en suelo patrio, entre los siglos XIX y XX, a través de un aventurero personaje llamado Haím Benatar (Oswaldo Maccio), quien deseoso de conocer el mundo se despide de su familia y sacrifica su amor (al que encuentra en alucinaciones) que va descubriendo en su recorrido: Sefarad (España), Portugal, Holanda, Brasil y Curazao, hasta llegar a Venezuela.
Mezcla de religiones, razas, olores, sabores, lenguas y sonoridades, es esta suerte de canto épico que traslada los sentidos del espectador a la vida de estos hombres y mujeres que huyeron a través del Atlántico buscando un mejor estilo de vida, dejando atrás a sus ancestros, a sus costumbres, a su paisaje.
Esta pintura escénica con olores, cuentos, sonidos y sabores viene de la mano de uno de los maestros venezolanos más connotados en arquitectura escénica y a quién la mente insaciable del creador no dejó descansar hasta producir su segunda “ópera trasatlántica” como él mismo la llama, se trata de Edwin Erminy, quien ya en 2000 nos había deleitado con la historia de Variaciones sobre Concierto barroco basado en los relatos de Carpentier y la insaciable búsqueda de El Dorado en sus Pasos perdidos.
Antes fueron los conquistadores del nuevo mundo, ahora con Rondó Adafina, que es como se intitula esta segunda propuesta, son los errantes judíos tratando de hacerse un espacio en el mundo.
La producción de este delicioso espectáculo está en manos de la productora Image Class a cargo de Carlos Scoffio y Sonia Whitman, impecable en detalles y guiados correctamente por la sapiencia de Erminy quien supo rodearse de un extraordinario elenco artístico encabezados por el maestro Francisco (Pancho) Salazar, Oswaldo Maccio, el hilo de la historia, descollando talento actoral y conmoviendo con su hermosa voz a los espectadores, acompañado por las veteranas Gladis Seco y Carolina Leandro, junto a los jóvenes: Vera Linares, Mónica Quintero y Pastor Oviedo, todos demostrando un gran nivel y comprensión de lo que el creador Edwin Erminy necesitaba para su espectáculo: intérpretes integrales, actores, bailarines, cantantes con la sensibilidad a flor de piel para lograr conmover al público con sus performances.
Rondó Adafina es un espectáculo teatral, ciertamente, pero también es un canto a la tolerancia, al recuerdo, a la memoria; es un relato de persecuciones políticas, religiosas; es un musical poético sobre una comunidad dispersa en el mundo que supo alimentar el crisol de este mestizaje que somos los venezolanos.
Afortunadamente existió un pueblo llamado Coro que en el Mar Caribe pudo dar cobijo a estos inmigrantes que con cariño llamamos en un principio “turcos” con sus telas al hombro o en grandes maletas, marchantes eternos sintiéndose propios y extraños en esta vastedad del trópico que supo abrigarlos.
La experiencia de realizar este viaje escénico-sensorial es única y estoy seguro que usted, estimado lector, estará de acuerdo conmigo cuando al final del espectáculo pruebe el sabor de ese caldo La Adafina, y entenderá un poco más de qué estamos hechos y que aún este país continúa siendo esa tiera de las posibilidades que una vez nuestros abuelos y los que llegaron de lejos soñaron.

L.A.R/ @rosasla

Caracas, 13/11/2013       

domingo, 10 de noviembre de 2013

La venganza no realizada de Mátame

La quinta pieza teatral de Martín Hahn es un trío de  seres desesperados
Por E. A Moreno Uribe
@eamorenouribe

Por supuesto que los dramaturgos criollos no pueden pagar la producción escénica de una sola de sus obras. Pero Martín Hahn (Barinas, 14 de septiembre de 1964) es la excepción. Ahorró, porque es un exitoso escritor de telenovelas, y ahora disfruta del estrujante espectáculo Mátame que Javier Vidal hizo, con los  diestros actores Gustavo Rodríguez, Julie Restifo y Luis Gerónimo Abreu, al cual presentan en el penthouse del BOD/Centro Cultural, con buen flujo de público.

Vimos y ponderamos el debut de Martin Hahn, aquel 15 de febrero de 1992 en el teatro Chacaíto, con su comedia policial Crimen pasional.  Al cabo de 21 años, completó  con Mátame, su primer quinteto de textos escenificados: Tres reinas, Rey de Oros y Hombre casado busca, donde hay personajes muy sexuales. Y tiene a la espera otras cinco temáticas y argumentaciones variopintas: Ángeles del mismo infierno, Desnudo como un santo, Amarillo número cinco, A rienda suelta y Locos de amor,  el cual es nada menos  que un musical escrito con las   más exitosas canciones de Yordano. Es posible que prosiga ahorrando hasta lograr ver escenificada otra de sus piezas o consiga una empresario dispuesto a invertir en una o varias producciones. Mientras tanto, come mucho dulce de lechosa ante el placer de ver su "Mátame" en escena.

"Mátame" es un curioso melodrama de suspenso –la música es original de Adolfo Herrera- donde se  aborda, como tema único, la relación entre un padre, su mujer y el hijo, para conducir  al espectador por el angustioso sendero de la duda hasta descubrir quién es el asesino. Ahí, el alcohólico desahuciado Peter (Gustavo Rodríguez) ha urdido todo un siniestro plan para que su esposa (Julie Restifo)  o su vástago (Luis Gerónimo Abreu) lo asesinen. Él no se puede suicidar porque sus herederos perderían un millón de dólares del seguro de vida. El desenlace no es una novedad, sino lo que siempre ocurre en una familia donde hay mucho dinero por repartir, por lo que los más vivos son quienes siempre ganan.
Pero más allá del suspenso, que está bien hilvanado, la pieza tiene su moraleja: la venganza es un crimen más y ningún cristiano debe tomar justicia por su propia mano, aunque en la religión judía la Ley del Talión propone todo lo contrario.

La obra subraya las consecuencias de un matrimonio fracasado y el desesperado intento de Peter por obtener una compañía para su alcoholizada vejez,  para lo cual  se casa de nuevo  con una inmigrante colombiana, dama con pasado nada transparente, creándole múltiples problemas al hijo de su primera boda, quien a su vez quiere contratar a unos sicarios  que venguen la muerte de su hermana.

Más allá de la temática y la argumentación, el público podrá disfrutar de la pulcra puesta en escena, donde se utilizan dos espacios escénicos para incrementar el dramatismo que envuelve a ese terceto de alucinados personajes, y el juego de las creaciones actorales, especialmente de Gustavo Rodríguez, un  borracho que eriza la piel, la fina colombiana que materializa Julie Restifo y el cuasi paranoico hijo que consigue Luis Gerónimo Abreu.
¿Cuántos Máteme se viven cotidianamente en Venezuela? ¿Cuántos urden venganzas y hasta pagan sicarios? ¿Por qué hay tanto odio entre la población? ¡Son temas y argumentos para los escritores, pero Martin Hahn ya lo hizo y está muy satisfecho, y nosotros también!

sábado, 9 de noviembre de 2013

Frankestein quiere ser Frankistín

Foto: Henry Delgado. Cortesía de El nacional.


Por Bruno Mateo
@bruno_mateo

“Frankestein o el moderno Prometeo” (1818)  de Mary Shelley, inscrita en lo que los críticos literarios llaman el género de la novela gótica considerada por muchos como la primera novela de ciencia ficción que nos habla sobre un científico que crea y da vida  a un hombre hecho de pedazos de muchos seres humanos, de allí  el subtítulo que hace una metáfora con este mito griego de Prometeo que roba a los Dioses el fuego de la vida para entregarla a los mortales humanos.

Esta novela un tanto escalofriante, fue  la inspiración para que Ricardo Nortier hiciese una versión para niños y presentarla como  producción teatral bajo el  Circuito de arte cénica  teatro multimedia en La Caja de fósforos de Bello Monte el pasado 3 de noviembre de 2013  llamada “Mi amiguito Frankestein” con vestuario de Freddy Mendoza , escenografía de Ricardo Nortier  y pintura escénica de Jesús Barrios.

Hay que reconocer el intenso trabajo actoral de Elvis Chaveinte como el Dr. Frankestein que para tratar de deslastrarse del nombre de su padre se hace llamar Dr. Frankistín, una composición de personaje muy acertada en cuanto a la corporal, a los gestos, la voz, y las características psicológicas amén del manejo del espacio físico. Un trabajo premiable. Su compañera Sahara Álvarez, con su personaje de asistente del doctor, luce bastante creíble y simpático para los niños quienes rieron durante todo el espectáculo con su performance;  Ángel Pájaro,  Saraí Pérez, Antonio Ruiz y Homero Díaz completan el cuadro de actores quienes derrochan talento y simpatía.

Es de acotar que también puedo observar que el montaje, en niños menores de seis años, produce un efecto de miedo, tal como quedó demostrado cuando dos niños de esa edad les pidieron a sus mamás que los sacaran de la sala; en tanto que los chicos de más edad disfrutaron con la aventura y la aparición del monstruo quien además se regocija cuando oye  joropo. Acierto en la escogencia musical.

Mi amiguito Frankestein” es una puesta en escena que juega con la estética gótica mezclado con el imaginario cultural de monstruos del siglo XIX.

 

 

 

viernes, 8 de noviembre de 2013

La familia celebra


Las relaciones familiares son siempre caldo de cultivo para interesantes conflictos. Ya por el hecho de estar ligados a unas personas por vínculo consanguíneo, sin haberlo escogido, obliga al ser humano a tener que lidiar con los miembros de un clan quiera o no.

Los grandes dramaturgos y escritores en general encuentran en este particular grupo un reservorio tentador para alimentar sus historias y es que los cuentos familiares siempre esconden secretos, intrigas, verdades no dichas y revelaciones que a medida que el hombre avanza en edad va develando poco a poco o nunca se entera.

Así lo hizo el cineasta danés Thomas Vinterberg, cuando escribió y dirigió en 1998 el célebre film Festen, que inauguró el aclamado movimiento cinematográfico independiente llamado Dogma y que fuese adaptada por el inglés David Eldridge al teatro y esta vez traducida y dirigida por la primera actriz venezolana Diana Volpe, quien con este espectáculo arriba a su segundo trabajo de puesta en escena.

Inteligentemente, Volpe se hace de un extraordinario elenco de jóvenes pertenecientes a la agrupación Deus ex machina y a otros colectivos teatrales: Gabriel Agüero, Rossana Hernández y Elvis Chaveinte, acompañados por Djamil Jassir, las veteranas: Citllali Godoy y Matilda Corral, junto a los jóvenes: Giovanny García,  Nakary Bazán, Germán Manrique, Ángel Pájaro, Layla Vargas, Antonio Ruíz y Julio César Marcano.  

Lo interesante y relevante de este montaje no es solamente su gran y trastornadora historia: En el cumpleaños del patriarca de la familia, uno de sus hijos revela delante de toda la familia que él y su hermana gemela (quien se ha suicidado) fueron abusados sexualmente en su niñez por el homenajeado padre, lo que genera todo el conflicto central de la acción dramática y enfrentará a la familia disfuncional para finalmente execrar a su progenitor. Sino la síntesis de dirección que logra Volpe, entregando una sencilla pero contundente puesta en escena, concentrándose en la dirección correcta de sus talentos en los que se destacan: Gabriel Agüero, quien con este trabajo se convierte a nuestro juicio en uno de los actores jóvenes más importantes de la escena venezolana; al igual que Rossana Hernández y Elvis Chaveinte quienes proponen unos caracteres complejos e hilados con transiciones contundentes. Sin desmerecer el trabajo del elenco de soporte que logra un nivel conmovedor de interpretación haciendo que el público viva la terrible historia apasionadamente.
Mención aparte merecen Matilda Corral en la caracterización de la tía depresiva y alcohólica, una clase de actuación junto a Citllali Godoy, quien construye una madre pasiva y contenida hasta que el volcán de su impotencia estalla.
Definitivamente este espectáculo merece atención en el panorama escénico caraqueño de este final de año, no hay que dejar de verlo, en la Caja de fósforos de la Concha Acústica de Bello Monte,  no sólo por su calidad artística y su cuidada dirección, sino porque representa un producto de exportación y revela que el teatro profesional y de arte venezolano alberga infinito talento amén de estar trabajando sólo autofinanciándose como pueda… 

@rosasla /@avencrit
Caracas, 08/11/2013



jueves, 7 de noviembre de 2013

El soldadito de plomo

Elenco de "El soldadito de plomo"
Por Walter De Andrade
@deandradewal

En una resolución que recuerda al Jonás bíblico o al desventurado Pinocho, el soldadito encuentra la salvación en el estómago de un pez.

Basada en el célebre cuento del danés Hans Christian Andersen, llega a la sala experimental del Teatro Santa Fe, en una versión libre de Armando Castany, “El soldadito de plomo”, obra infantil bajo la dirección general de Dairo Piñeres.

Leonardo Pinto y Carlos Torres, antiguos compañeros que a mediados de los noventa iniciaron sus andadas sobre las tablas del grupo Teatro UCAB, hoy al frente de C&T Producciones, asumieron el impulso de darle vida al tradicional personaje cuya historia de amor es también una defensa a la tolerancia, la amistad, la superación, y el romance.

A un viejo orfebre -relata el cuento publicado originalmente en 1838- no le alcanza el plomo fundido para terminar de hacer el pequeño juguete, por lo que éste queda con una sola pierna, aunque tal desperfecto no le impedirá convertirse en regalo de cumpleaños de un niño. Al caer la noche, el soldadito cobra vida y en compañía de una rana de plástico, un oso de peluche obsesionado con acumular botones, una reina de corazones, una muñeca, y demás compañeros del estante de juguetes, inicia un viaje que le llevará a conocer ambas caras, la amable y la hostil, del mundo. En el ínterin, como es de esperarse en todo buen cuento de hadas, se enamora, y debe enfrentarse al malévolo Arlequín para defender su amor correspondido por la bailarina del castillo de papel. Una trama propia de la melancolía de Andersen, con un final si se quiere trágico, pero feliz, esperanzador.

Música original, diálogos aleccionadores, coreografías recurrentes, vestuario alegre y bien concebido, conforman una puesta en escena resuelta con lo justo. Sobre el escenario, dispuesto en posición bifrontal, el soldadito va cruzándose con los distintos personajes, arquetipos maniqueos de lo bueno y lo malo; y en una resolución que recuerda al Jonás bíblico o al desventurado Pinocho, encuentra la salvación en el estómago de un pez.

El elenco está conformado por una afortunada conjunción de experiencia y juventud. A la cabeza, Eduardo Gadea Pérez y Romelia Agüero, dos figuras fundamentales de la actuación en nuestro país; y junto a ellos Juliana Cuervos, Issac D´Lima, Kiwi Torrealba, Beisy Blanco, Mariana Francisco, Carlos Torres, Luisana Ortiz, Desiree Gil, Wulliams Castellano, Isaac Desiderio, José Aníbal Castillo, y Lorena Castany. Protagoniza Leonardo Pinto quién da vida al soldadito, y logra colocarlo en el camino justo entre la inocencia y la valentía. Las funciones para este clásico, versionado por primera vez en nuestras tablas, son los sábados y domingos a las 5 de la tarde.

Columna publicada el 08/10/2013 en el diario El Nuevo País

Teatro de la memoria (Nuestra señora de las nubes)

Por Carlos E. Herrera
@cehs1957

Dentro del Circuito Permanente de Teatro de Caracas que organizan conjuntamente Fundarte y el Gobierno del Distrito Capital, tuve la saludable experiencia de confrontar a la joven agrupación Con los pies en las Tablas, en el Teatro Principal, con su plausible espectáculo Nuestra Señora de la Nubes del maestro actor y dramaturgo, Arístides Vargas. Sin duda, una correcta versión que supo manejar con el cuidado que se requería esta excelente pieza expuso que, uno de los representantes de la generación que tendrá en sus manos el futuro de la puesta en escena en esta ciudad está mostrando su talante profesional y una capacidad expresiva de buen tono en cuanto a plantearse escenificaciones dramáticas que tiene ese estimado toque de ir más allá de concretar espectáculos ligeros.

Teatro de la nostalgia, del recuerdo o de la memoria son algunas de las etiquetas que se le pueden colocar a la producción dramatúrgica del argentino-ecuatoriano Arístides Vargas (Córdoba, Argentina) al cual se le conoce como el “dramaturgo del exilio” dado que en su dilatada producción teatral el tema del dolor de los seres que deben partir o están en tierras extrañas sea bien producto de golpes militares, por buscar horizontes más tranquilos a una vida llena de ideales y cuyos personajes están signados por la nostalgia, el recuerdo como por la comprensión poética de lo dejado atrás, le ha permitido hilar fino y proponer a toda Latinoamérica e Iberoamérica textos profundamente hermosos entre los que destacan, Jardín de Pulpos, Pluma, Donde el viento hace buñuelos, La edad de la ciruela, esta hermosa pieza como Nuestra Señora de las Nubes, ese grito teatral que logra conmover y poner en perspectiva al lector/espectador sobre ese dolor que tienen muchos exiliados en su periplo por tierras ajenas. Piezas catárticas, obras con mensaje, textos iluminadores sobre una realidad inocultable que concretados con eficiente trama, con personajes que pueden ser identificables en la dimensión de lo poético pero capaces de decirnos verdades tácitas han sido escenificadas por él como actor dentro de una de las agrupaciones más notorias de este continente como lo representa el grupo Malayerba.

Ahora, bajo la perspicaz mano de Luis Bernal una de sus piezas teatrales más significativas ha sido expuesta con seriedad, aplomo y un grado de eficacia que cautivó por la búsqueda que la puesta asume para la construcción de imágenes, de procurar un ritmo eficiente para la casi hora y media de duración del montaje y que permitió que la trama fluyese sin trabas quedando expuesto el asunto de “dos exiliados que descubren el dolor y la soledad por el alejamiento de su propia tierra” sino para lo que tenía que ser la performance histriónica –trabajada por la actriz Daifra Blanco quien con desparpajo y manejo eficiente de técnica, logró componer varios personajes y acompañado por el propio director, asumen una dupla compacta que hizo aplaudir al público que les llegó a ver– y los elementos globales que estaban sumados alrededor de este espectáculo como lo fue el vestuario de Efrén Rojas, la iluminación de José Pérez y la asesoría de Armando Zullo.

Nuestra Señora de la Nubes expuso que, un grupo como Con los pies sobre la Tierra pues tendrá mucho que decir en los venideros años ya que están insuflados de ese elemento técnico, artístico y de investigación que da frutos sí y solo sí, está siempre hambriento de logros y no dejarse seducir por los cantos de sirena del teatro digestivo. Luis Bernal está demostrando que tuvo buena escuela y su labor como creador fue digna de nuestro aplauso.
04/11/13.-

lunes, 4 de noviembre de 2013

Celebremos la “Celebración”.

Foto cortesía de Edgar Gil

Por Bruno Mateo
@bruno_mateo

Obra: Celebración.
Autor: Thomas Vinterberg
Dirección y puesta en escena: Diana Volpe.
Grupo: Hebu teatro.
Lugar: La caja de fósforos. Bello Monte. Caracas.
Fecha: domingo 3 de noviembre de 2013. Hora: 6 pm


 
Desde que comenzó  a funcionar el pequeño espacio La caja de fósforos en Bello Monte Caracas como lugar de representaciones teatrales, he tenido la oportunidad de ver “Macbeth”; “Saverio, el cruel”, “El día que cambió la vida del señor Odio”; “Agreste”, “Mi amiguito Frankestein” y “Celebración” , de la cual me ocuparé en las siguientes líneas, pero antes es necesario acotar que el grupo de actores, actrices y creadores que allí laboran  merecen todo el respaldo que se le pueda dar ya que puedo observar cómo sus producciones tienen un sello de alta calidad en cuanto a puestas en escenas y trabajos de investigación y creación respaldados por el enorme esfuerzo que hacen  estos hacedores de escena.
Celebración” (1998) del guionista danés Thomas Vinterberg (1969) nos dice de una reunión  para celebrar el sexagésimo cumpleaños del patriarca de la familia, único momento en el cual se destapa el secreto, el hijo menor revela que su padre lo violaba constantemente y a su hermana gemela fallecida. Recordemos que “Festen”  (Título original en danés) se hizo originalmente como filme. La puesta en escena de Diana Volpe logra muy bien la progresión dramática del texto; haciendo hincapié en los silencios, algo realmente fascinante del montaje, esos instantes mudos de palabras, sin embargo tremendamente reveladores y escalofriantes, la gran mesa colocada al centro del escenario nos ubica en el interior de la cena de la familia, sin que por ello obstaculicen los movimientos de los actores: Algo difícil de lograr porque al poner un objeto tan grande en el mero centro del escenario limita la movilidad actoral. Volpe exprime el histrionismo de cada uno de los actores para lograr una atmósfera enrarecida entre la apariencia y la verdad oculta. Todo está latente como una bomba de tiempo. “Celebración” es una puesta en escena de detalles, cada gesto, cada acción nos detona un cambio que va acumulándose hasta reventar como una ráfaga desbordada de odios.

 El grupo de actores que conforman esta “Celebración” realmente nos deja una profunda conclusión  sobre el talento nacional: en nuestro país Venezuela la calidad histriónica de  sus actores es de muy alto nivel. Hay una entrega total en cada uno de los personajes; tal vez, unos logran hacer una interpretación memorable, y lo digo en el sentido literal de la palabra, son interpretaciones que las recordaremos, tales son los casos de Matilda Corral y su personaje de Paula; Rossana Hernández como Helena; Citlalli Godoy en su papel de Elsa; Elvis Chaveinte y su explosivo Michael, Gabriel Agüero como el atormentado Christian y el hipócrita Víctor interpretado por Germán Manrique. Esto sin desmeritar las actuaciones de Ángel Pájaro, Giovanny García, Layla Vargas, Antonio Ruiz, Julio César Marcano, Nakary Bazán y Djamil Jassir.

Celebración” es un montaje con muchas virtudes que logra conmover la estabilidad rutinaria del espectador. Altamente recomendable para ser vista.

 

 

Grandiosa Celebración

En La Caja de Fósforos se puede apreciar un notable cambio estético para el teatro venezolano.¿Quién apuesta por toda esa gente?
Por E. A Moreno Uribe
@EAMORENOURIBE

El teatro occidental vive en crisis desde su invención y con el venezolano también ocurre lo mismo, a pesar de sus  modestos 413 años, pero sus hacedores y el público, que lo hacen posible y lo festejan,  ahí están trabajando y celebrando, día a día, noche a noche, en contra de insensatas voces agoreras de algunos críticos que lo devoran y también de aquellos que lo cuestionan sin conocerlo o ponderarlo.

Y una prueba de ello es la reciente creación de una sala teatral para generaciones artísticas emergentes las cuales no consiguen donde presentarse porque hay escasez de escenarios, además de imperar una forma corrupta de manipulación de las programaciones en los espacios teatrales. Nos  referimos a La Caja de Fósforos, creada en el backstage de la Concha Acústica de Bello Monte, donde a lo largo de este crucial 2013 han presentado variopintos montajes con novedosas tendencias estéticas, como es el caso de Celebración, texto de Thomas Vinterberg, adaptado por David Eldridge y puesto en escena gracias a Diana Volpe, el cual exhiben  los viernes y sábados, 8:00 pm, y los domingos, 6:00 pm, hasta el 10 de noviembre.

Ahí, con un minimalismo que evoca al histórico montaje de Oficina No. 1 de Carlos Giménez (1992),  13 actores y un esquemático dispositivo escénico recrean el espacio y las acciones  que aplica la familia Hansen para la celebración de los 60 años del progenitor, Helge Hansen. Lúdico y ceremonial pretexto de la familia y sus amigos para reunirse en torno a la gran mesa del comedor, donde además todos vuelven a reencontrarse desde la muerte de Linda, una de las hijas de Helge, quien un año antes se suicidó. Confinados dentro de la casa familiar para la celebración del cumpleaños, los invitados quedan mudos y estupefactos, inicialmente,  al oír la revelación de un oscuro  y morboso secreto, que hace Christian, el gemelo de Linda.

La temática y la argumentación de Celebración no son nuevos en el mundo ni menos en el teatro .El abuso sexual en las familias por parte de sus miembros rectores ya fue representado por los  griegos y demás generaciones de autores. Quizás lo novedoso sea la manipulación de los afectos, la aberrante complicidad de los adultos y la inocencia de los  gemelos que fueron violados por su padre, quien  al final pide perdón…pero nadie lo acompaña en su nueva naciente soledad.

No es nada grata esta Celebración porque recuerda hasta donde los seres humanos podemos llegar sino controlamos las pulsiones, a pesar de los anatemas religiosos y legales imperantes. El abuso, de todo tipo, en el mundo familiar es la cuna de miles de enfermedades  mentales y  podría incluso explicar el deterioro de la familia como célula básica de la sociedad occidental, como tal.

Sórdida fabula

Los pulcros actores que dan correctísima y estrujante vida a esta historia son Djamil Jassir, Citllali Godoy, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Rossana Hernández, Nakary Bazán, Germán Manrique, Matilda Corral, Giovanny García, Julio Cesar Marcano,  Layla Vargas, Antonio Ruiz y Ángel Pájaro, quienes contaron con la asesoría vocal de Simona Chirinos, además de una   discreta escenografía de Rodolfo Agrella, el correcto vestuario de Edgar Gil, la profesional  iluminación de Gerónimo Reyes y la óptima  producción y dirección de Diana Volpe, quien asume otra vez ese rol, tras sus didácticas experiencias con Háblame como la lluvia y La enfermedad de la juventud.

Pero más allá de la temática y la argumentación, está el valioso hecho de la creativa representación, de la escenificación de tan sórdida fabula, lo cual es lograda de manera contundente por la directora Volpe y su equipo actoral, donde el mayor lucimiento lo tienen  los jóvenes  Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte y  Rossana Hernández, además del impactante afrocolombiano Ángel Pájaro, el motivo racial que ayuda a desencadenar toda la melodramática tragedia a la venezolana, sazonada por temas musicales caribeños, cantados a capela,  como La conga de Ricardo Montaner, El juego de la vida  de Daniel  Santos y ¿Quién ha visto a un negro como yo? de Un solo pueblo… y el telón cae con Libiamo de La Traviata de Verdi.  Una deliciosa sopa musical que resume  generosamente las culturas que pululan en este país.¿Quién copia a quién?

LA CAJA DE FÓSFOROS

Cuenta Diana Volpe que La Caja de Fósforos nace de una iniciativa de Orlando Arocha para buscar un espacio que le permitiera seguir con su trabajo  y a la vez darle oportunidades a los jóvenes creadores, algo que le preocupaba desde que tuvo que salir del Ateneo de Caracas. Junto a Ricardo Nortier  visitaron   varios lugares caraqueños, pero pronto se les hizo evidente que sin al apoyo de alguna institución pública o privada no iba a ser posible crear una sala de teatro no comercial. Orlando siempre pensó en un espacio pequeño, no tradicional, que se convirtiera en un centro de creatividad, experimentación y formación. El nombre La Caja de Fósforos refleja eso: espacio pequeño que enciende la mecha del arte y la creatividad. Desde el comienzo, un gran número de jóvenes y no tan jóvenes actores y teatreros en general se unieron con entusiasmo a esta iniciativa. La sala se montó gracias al trabajo de todos y al apoyo de la Alcaldía de Baruta. Entre todos, construyeron las tarimas, cosieron    telones, pintaron el piso, montaron la parrilla… todos trabajaron muy duro, pero con mucho entusiasmo y alegría. La alcaldía baruteña les confió el espacio que transformaron en sala. La dotación e instalación de los equipos de aire acondicionado y de iluminación y sonido son el resultado del esfuerzo conjunto entre la alcaldía, Hebu Teatro, Teatro del Contrajuego  y  donantes privados. La respuesta entusiasta de tantos teatreros les confirma lo que pensaban: hacen faltas salas que no tengan que verse obligadas a montar obras “comerciales” para sobrevivir, salas que permitan la experimentación y fomenten la creatividad en un ambiente de compañerismo y apoyo colectivo.

El  público  ha respondido de manera contundente, siguiéndolos de manera fiel desde el primer montaje. Inauguraron con Macbeth que agotó entradas desde el inicio. Siguieron  Saverio el cruel, producción de Deux Ex Machina, y el Piquete, fiesta que reunió a 10 nuevos dramaturgos nacionales y más de 40 actores y directores. Continuaron Agreste (hermoso espectáculo creado por Orlando Arocha) y ahora Celebración. También abrieron un horario infantil con El día que le cambió la vida al Sr. Odio  de La Bacante  y Mi amiguito Frankenstein del Circuito de Arte Cenica. La sala tiene una capacidad de 70 puestos y han agotado casi todas las noches. “Llevo más de 30 años en la escena y no pienso parar. Ahora estoy explorando la dirección, tengo mucho que aprender todavía y eso emociona. Muchos jóvenes actores y actrices han tomado talleres conmigo, aunque no diría que yo los forme…se hace camino al andar…”, reitera la maestra Volpe.