Foto: Henry Delgado. Cortesía de El nacional. |
Por Bruno Mateo
@bruno_mateo
“Frankestein o el moderno
Prometeo” (1818) de Mary Shelley,
inscrita en lo que los críticos literarios llaman el género de la novela gótica
considerada por muchos como la primera novela de ciencia ficción que nos habla
sobre un científico que crea y da vida a
un hombre hecho de pedazos de muchos seres humanos, de allí el subtítulo que hace una metáfora con este
mito griego de Prometeo que roba a los Dioses el fuego de la vida para
entregarla a los mortales humanos.
Esta novela un tanto
escalofriante, fue la inspiración para
que Ricardo Nortier hiciese una versión para niños y presentarla como producción teatral bajo el Circuito de arte cénica teatro multimedia en La Caja de fósforos de
Bello Monte el pasado 3 de noviembre de 2013 llamada “Mi
amiguito Frankestein” con vestuario de Freddy Mendoza , escenografía de Ricardo Nortier y pintura escénica de Jesús Barrios.
Hay que reconocer el
intenso trabajo actoral de Elvis Chaveinte como el Dr. Frankestein que para
tratar de deslastrarse del nombre de su padre se hace llamar Dr. Frankistín,
una composición de personaje muy acertada en cuanto a la corporal, a los
gestos, la voz, y las características psicológicas amén del manejo del espacio
físico. Un trabajo premiable. Su compañera Sahara Álvarez, con su personaje de
asistente del doctor, luce bastante creíble y simpático para los niños quienes
rieron durante todo el espectáculo con su performance; Ángel Pájaro,
Saraí Pérez, Antonio Ruiz y Homero Díaz completan el cuadro de actores quienes derrochan
talento y simpatía.
Es de acotar que también
puedo observar que el montaje, en niños menores de seis años, produce un efecto
de miedo, tal como quedó demostrado cuando dos niños de esa edad les pidieron a
sus mamás que los sacaran de la sala; en tanto que los chicos de más edad
disfrutaron con la aventura y la aparición del monstruo quien además se
regocija cuando oye joropo. Acierto en
la escogencia musical.
“Mi amiguito Frankestein” es una puesta en escena que juega con la
estética gótica mezclado con el imaginario cultural de monstruos del siglo XIX.
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