Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe
Ninguna traición es placentera porque anuncia como la deslealtad rompió la amistad o el amor. Todo termina y es posible que no haya explicación o reconciliación alguna. Solo queda la amargura de no continuar ante el peso de los convencionalismos sociales, los valores morales, siempre de raíz religiosa, y por ese dorado quintal de egoísmo que exige la amistad o el amor.
Pero aquella Traición ha sido la excepción, pues, después de haberla sufrido durante un accidentando estreno (20 de septiembre), la hemos rescatado el 1 de diciembre y todo cambió, incluso nosotros. A ese espectáculo teatral lo sentimos correr como agua entre los dedos y fue grato el accionar de los actores, aunque se nota que faltaron las manos creativas de un director para ayudar a la veracidad y la atmósfera de algunas escenas o, quizás, la culpa la tuvo el mismo autor, porque a diferencia de Shakespeare no lavó el deshonor con sangre, como ocurre en Hamlet, sino con mucho vino italiano.
Nos referimos a Traición, el británico melodrama de Harold Pinter que hace temporada en el teatro Trasnocho, gracias a la producción general del actor Christian McGaffney (felicitaciones por tan oportuno debut), al meritorio terceto compuesto por Antonio Delli, Alexander Solórzano y Pakriti Maduro, bajo la dirección del mexicano Iván Olivares.
Esta Traición, inglesa por los cuatro costados, es la saga de Jerry (Alexander), el mejor amigo de Robert (Antonio), el marido de su amante clandestina. Durante siete años los encuentros entre los enamorados se disfrutan sin conocimiento de sus cónyuges, pero en determinado momento la adúltera Emma (Pakriti) confiesa la relación clandestina a su marido, quien mantiene silencio y prosigue la relación con su amigo como si nada hubiera pasado, pero cuando finalmente el matrimonio se rompe y los ex amantes se encuentran, ella confiesa que durante cuatro años su esposo estuvo al tanto de todo.
Traición como artificio teatral es el recuento de como Jerry y Emma comenzaron todo y como, siempre en el ayer, en ese pasado que se desgaja cual una cebolla, se amaron por encima de los convencionalismos, fabricaron su nidito de amor…hasta que se rompió todo y solo quedan recuerdos.
Esta forma tan teatral para contar la saga de un trío, donde el engañado acepta sus cuernos quien sabe porque, genera interrogantes sobre el verdadero perfil psicológico de Robert, pero cualquier cosa que inventemos no aporta nada al espectáculo, el cual en la segunda función que presenciamos fluyó fácilmente, sin tropiezos y sin esa horrenda escenografía, que ya fue eliminada, y se hizo el espectáculo con solo una cámara negra y la utilería básica para ese viaje al pretérito de una pareja que logró el amor a pesar de traicionar a sus parejas y palpar como mancillan una amistad, donde además había relaciones profesionales y comerciales de por medio.
No es fácil de tragarse la anécdota pero el autor, Premio Nobel de Literatura de 2005, vivió algo similar y la escribió sin miedo, tratando de resaltar como es el amor y todo lo que exige cuando aparece.
Broadway en millones
El estreno oficial de Traición en el Ethel Barrymore Theatre de Broadway, Nueva York, estaba previsto para el 27 de octubre y ya había batido un récord en taquilla: más de un millón de dólares en su primera semana, como reseña el diario El País, de Madrid.
Esta nueva producción protagonizada por la atractiva y hollywoodiense pareja de Daniel Craig, (el último James Bond) y Rachel Weisz (ganadora de un Oscar por su interpretación en El Jardinero Fiel) hizo historia y no ha defraudado las expectativas, al menos económicas.
El montaje, dirigido por Mike Nichols podría recaudar hasta 12 millones–algo insólito para una obra que no es un musical– y de momento ya ha desbancado la caja que hizo durante su preestreno el año pasado la obra Muerte de un viajante, dirigida por el mismo Nichols y protagonizada por Philip Seymour Hoffman.
Los actores, pareja en la vida real, han querido dejar al margen su propia historia durante las escasas entrevistas que han concedido, pero sin duda verles juntos por primera vez en un escenario interpretando a un matrimonio que debe hacer frente a una infidelidad ha encendido la curiosidad de muchos espectadores, algunos de los cuales han llegado a pagar 423 dólares por su entrada, –aunque el precio medio es de 149 dólares. El teatro tiene más de 1000 localidades y han colgado el cartel de no hay billetes. Solo estará 14 semanas en cartel, hasta el 24 de enero, y no habrá posibilidad de alargarlo puesto que Craig arrancará justo después el rodaje de la próxima película de Bond.
Pinter escribió esta obra en 1978 y planteó una estructura cronológica inversa, un flashbacks en escena, para narrar con nervio contenido la traición de Emma a su esposo, Robert, con su mejor amigo, Jerry –papel que en esta nueva producción interpreta Rafe Spall–. El drama estaba inspirado en su affaire con Joan Bakewell entre 1962 y 1969, cuando aún estaba casado con Vivian Merchant. Al escribirlo aún seguía en este matrimonio, aunque mantenía una relación con Lady Antonia Fraser con quien acabaría casándose en 1980. La acogida crítica tras su estreno en Londres no fue muy buena, pero la obra ha sido puesta en escena posteriormente con relativa frecuencia, incluso por otra pareja de actores en la vida real (Daniel Messey y Penélope Wilton).
Hoy está considerada como una de las mejores piezas de este dramaturgo, que debutó en 1957 con El Cuarto, puntualiza la publicación española, gracias a su corresponsal en Nueva York.
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