"Menguada la hora" entre lo mejor del 2013. |
@eamorenouribe
No menos de 162 eventos de artes escénicas reseñamos a lo largo de la temporada 2013 y por eso elegimos los 40 mejores espectáculos. Ahí la dramaturgia criolla tuvo mayor presencia, especialmente los textos de Elio Palencia e igualmente José Ignacio Cabrujas con su trilogía básica, resuelta por el director Héctor Manrique. Xiomara Moreno recibió un homenaje en Unearte, gracias a los puestistas Miguel Issa, Costa Palamides, Juan José Martín y Diana Peñalver, mientras Karin Valecillos destacó con Jazmines en el Lídice.
Diana Volpe y Soraya Orta impactaron respectivamente con sus estudiadas y ecléticas puestas en escena, al tiempo que la incesante guerra contra el Sida tuvo dos montajes importantes, gracias a Johnny Gavloski y Elio Palencia.
Luis Fernández materializó uno de sus caros sueños: el musical Chicago, con talento criollo. El director César Rojas reapareció con su versión de un cuento galleguiano, al tiempo que la temática gay fue abordada sin estridencias por textos de Palencia y Boffill.
Hubo actuaciones memorables, como las Gladys Prince, Jorge Palacios y Basilio Álvarez en Jazmines en el Lídice, El enemigo del pueblo y Hamlet, mientras otra generación actoral puja por ocupar los primeros lugares: Abilio Torres, Elvis Chaveinte, Gabriel Agüero, Ángel Pájaro y Rossana Hernández, entre otros.
Aquí recordamos los 40 mejores montajes, mes a mes:
DICIEMBRE: Limbos de Xiomara Moreno. Rondó adafina de Edwin Erminy. El árbol de Salvatoris de Gerardo Blanco López.
NOVIEMBRE: Hamlet, versión Ciane de Soraya Orta. Hablando de mujeres y traiciones de Luis Carlos Boffill. Mátame de Martin Hahn. Celebración, versión escénica de Diana Volpe. Chicago, versión escénica de Luis Fernández.
OCTUBRE: El inmortal o La inmortalidad negada a un hombre eterno de Paul Salazar Rivas. Marburg de Guillem Clua.
SEPTIEMBRE: El Inolvidable de Carlos Márquez Capecchi y José Gabriel Núñez. Agreste de Newton Moreno. Cajita de arrayanes de Lutecia Adams. El pez que fuma de Román Chalbaud. Boeing Boeing de Mar Camoletti. Menguada la hora, versión de César Rojas sobre texto de Rómulo Gallegos.
AGOSTO: El enemigo del pueblo, versión de Ugo Ulive. Jazmines en el Lídice de Karin Valecillos. Alias El Papi de Luis Vicente González. Los chicos del 69, versión de César Sierra.
JULIO: El día que me quieras de José Ignacio Cabrujas.
JUNIO: Mátame, mamá y Penitentes de Elio Palencia. MAYO: Animales feroces de Isaac Chocrón. El gigante de mármol de Luigi Sciamanna. Bajo tierra, versión de Karin Valecillos sobre la tetralogía del petróleo de César Rengifo. Caricias, versión de José Jesús González.
ABRIL: Posdatados de Naya Jiménez. Con una pequeña ayuda de mis amigos de Néstor Caballero. A mi gordo no me lo quita nadie de Luis Fernández. Habitante del fin de los tiempos de Johnny Gavloski. Pedro y el capitán, versión escénica de Consuelo Trum.
MARZO: Godspell, versión de Armando Álvarez. Acto cultural de José Ignacio Cabrujas.
FEBRERO: Profundo de Cabrujas. Tierra santa de Elio Palencia. Los taxistas también tienen su corazoncito de Néstor Caballero. Stop Kiss de Diana Son.
ENERO: Marx en Caracas, versión de Oscar Acosta. Hamlet, versión de Ugo Ulive.
Para mayor información hay que revisar mi libro Teatro 2013.
Que lastima que este y que critico, solo nombra EL TEATRO QUE SE HACE Y EL VE EN CARACAS, Sera porque le regalan la entrada)venga al otros Estados de este país. y vera , que el teatro no se hace en la Capital y menos titularlo de esa manera. que orgullo tengo de ser teatrero de San Felipe
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ResponderEliminarHabía una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy atento y un amo rápido en acudir con la escopeta.
Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontró unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra había unas piedras, como protegiéndolas.—Al fin va a cambiar mi suerte, —pensó relamiéndose—, parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se sentía muy débil, sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. Así que se dijo: —Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no están maduras.
Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parándose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta vez le faltó algo de astucia a doña zorra, parece ser que el hambre no la deja pensar.