Por Bruno Mateo
@bruno_mateo
El elenco está conformado
por Gladys Prince como Meche, Omaira Abinadé es Aída (La musiua), Rossana
Hernández es Anabel, Indira Jiménez como Yoli, Patrizia Fusco es Dayana y
Tatiana Mabo interpreta a Sandra. La puesta en escena es de Jesús Carreño para
Tumbarrancho teatro, Lux siete producciones y Esperanza Venezuela.
Con una puesta sencilla de
Jesús Carreño con el respaldo de la música de Abiram Brizuela, joven venezolano
radicado en los Estados Unidos, “Jazmines en el Lídice” es una elegía escénica
que poco a poco se convierte en un canto de esperanza. Nos sugiere una
posibilidad de vida distinta a la que se vive a diario en Venezuela, no de
ahora sino desde que yo recuerde. Es un montaje políticamente correcto en
cuanto a la manera “objetiva” como plantea la problemática de la violencia en
el país. De nadie es la culpa; la culpa es del sistema. La solución no es del
sistema es de todos.
Las actuaciones de las
actrices es convincente, cada una logra darle un matiz interpretativo que llega;
no sólo a una técnica actoral sino a
verdaderos niveles de creación, algunas menos otras más; tal es el caso de Indira Jiménez como Yoli,
una verdadera interpretación oximorónica de la alegría amarga de una mujer que
ve a su hijo pasar de bueno a malandro; Rossana Hernández con sus explosiones
de rabias y dolor que se enfrenta a una madre que siente lo mismo que ella,
pero lo aborda de otra manera; Omaira Abinadé
en la interpretación de una hija de inmigrante que se radica en Venezuela que
pierde a su hijo en una balacera y que pretendía con su profesión de abogado
hacer justicia, la cual queda en el tiempo del subjuntivo; Tatiana Mabo compone
a un personaje lleno de culpas por
haberle pedido a su esposo, hijo de Meche, la madre, que fuera a comprarle el
pan sin saber que en esa encomienda perdería la vida de varios disparos; Patrizia
Fusco nos trae a una adolescente que a su corta edad pierde a su hijo y vive en
una casa con mucha amargura, pero que se resiste a perder su ilusión por vivir
y por último a Gladys Prince interpreta a la madre, al estilo de la Bernarda
Alba lorquiana, que quiere ser dura frente a la pérdida de los hombres de la
casa, sin embargo, la fraternidad de las mujeres hace que mantenga la esperanza
de sembrar jazmines en el Lídice.
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