Por Carlos Herrera
@cehs1957
Cuando la literatura nacional es pretexto para insuflar la creatividad del dramaturgo, lo textual dramático e incluso los proyectos escénicos tienden a mostrar una faz inusual pero magnética. Para el dramaturgo, director y docente universitario venezolano, Javier Moreno (1960) este aspecto le llevó a hurgar en las líneas de la cuentística del país con objeto de extraer historias y personajes urdidos por Guaramato, Picón Salas o Pocaterra permitiéndole dibujar no solo tiempos de una venezolaneidad pretérita sigue su caminar en las sombras de otras centurias sino puede seguir proporcionando a un perspicaz autor teatral el dimensionar nuevos significantes y recorridos de trama que otros osan tenerlos presente a fin de moldearlo con los ropajes de lo teatral.
Bajo la órbita del grupo Xiomara Moreno Producciones, el autor de piezas como “Muchinga”, “La última cinta de video de Roberto B.” o “Un corrido muy mentado” se nutre esta vez del grotesco drama a fin de construir tres unidades monologales que conforman su obra Herejes y Grotescos. En estos texto se visualizan tres personajes que se ciñen del corsé del realismo porque como figuras de ficción propugnan u tinglado de crítica social tanto a la percepción de choque de lo rural contra lo urbano del s. XIX sino también porque arman una compleja trama de mitos, creencias, hechizos y conjuros que como tensos hilos dan forma a la tela de nuestra idiosincrasia; un tejido que visto con ojos modernos está lleno de olvidos y sin dejar se ser ecos lejanos por sus resonancias con refranes e imbuidos del manto mágico religioso ello ciertamente sigue crepitando con fuerza telúrica en las oquedades de algunos pueblos donde aun se niega a desvanecerse del todo, la Venezuela de la pobreza y la ignorancia
Personajes como Rafael que toma cuerpo por sus creencias cosmogónicas se inscribe dentro del monólogo Salmo Negro – inspirado del cuento "Viaje al amanecer" de Mariano Picón Salas; la figura del Soldado raso que conforma el monólogo El juez y los nudos a su vez basado en cuentos del Oscar Guaramato y finalmente, Juliano extraído dentro del monólogo “¡Matasanos!” que es adaptación homónima del cuento de José Rafael Pocaterra hace que el público otee desde el plano la sencillez escénica un sintético nudo de hablas, un cerrado cosmos de creencias y una franja de trivialidades que connotan la sinceridad interior del mundo cotidiano de tiempos casi plegados al olvido. Franco pero compacto encuentro con el reto de constituir una verdad teatral que sorprende por su atajos ante lo que ya no es usual y hasta crearnos interrogantes sobre algunas realidades que más parecen fotos raídas de una sociedad desdibujada.
Herejes y Grotescos contó con la reposición (estrenada en Octubre del 2013 en la Sala “Cabrujas”) insiste en mostrarse al público exhibiéndose esta vez en la Sala “Horacio Peterson” de la Unearte. Trabajo limpio forma y sentido que sumó pocos elementos pero afinados a crear una pertinente ambientación visual dada por Valentina Herz; la composición de banda sonora original de Mladen Horvat; el acucioso trabajo del director para unificar la respuesta histriónica dada por los actores Manuel Barreto(quien deberá trabajar más tanto las sutilezas de la palabra como lo expresivo corporal) y de José Gregorio Abreu (más en personaje gracias a su dúctil la fuerza interna y fluidez externa). Por último, el apoyo de Mirabile Dictu como ente productor con acompañamiento de la tríada conformada por Yusbely Áñez, Homero Chávez y José G. Abreu lograron capitalizar una propuesta calificable de sugestiva y necesaria para entendernos como venezolanos.
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