lunes, 25 de febrero de 2013

La Princesa caprichosa



Por Bruno Mateo

 
La narración oral es un arte ancestral perteneciente a  todas las culturas humanas. Es la acción y efecto de narrar. Es la transmisión directa de historias a través del habla. En la actualidad la comunicación  se relaciona con los medios de comunicación. Vivimos en la Sociedad de la web 2.0 y ese contacto inmediato de la calidez de las palabras contando cuentos ahora se ve intervenido  por las herramientas tecnológicas de la comunicación  como el celular y las computadoras.

A esa narración es a la que apunta “La Princesa caprichosa” de la Compañía experimental teatro ambulante Cometa Cantaura cuyo premisa es la de una princesa malcriada que se antoja de cualquier cosa y  su padre y Corte giran alrededor de sus peticiones un tanto estrafalarias. Todo esto no los cuenta un niño de aproximadamente 9 años a manera de un juglar del medioevo.

El montaje se realizó dentro del II Festival de teatro de Caracas en el Teatro La Colmenita de la av. Andrés Bello el día sábado 24/02/2013 con un aforo repleto y guiados amablemente por el personal de Fundarte y de la Jefatura del Gobierno del Distrito Capital. El trabajo de Cometa usa tres elementos básicos para su ejecución, la narración oral, el teatro y los títeres. Los tres elementos se conjugaron sin ninguna dificultad. Lo que hizo que los pequeños se engancharan con la historia. El ritmo de la pieza es progresivo hasta llegar a buen término. Los actores son creíbles. Aunque la actriz que interpreta la Doncella logra ciertos momentos que sobresalen del conjunto actoral. La manipulación de los títeres fue cuidadosa. Es interesante ver como los grupos de la Provincia usan el elemento del muñeco en sus montajes como una herramienta teatral, realidad ajena a la caraqueña. El niño que interpreta al juglar es desenvuelto. Se nota su buena preparación. En cuanto a la puesta en escena debo decir que hubo un fallo en la iluminación. En reiteradas ocasiones, los títeres actores quedaban en penumbras o la luz se encendía cuando no debía hacerlo. Todo es básico. El espacio vacío de elementos. Se apela al recurso de la persecución, algo que encanta a los niños.

Me detengo en la dramaturgia, yo invito a los grupos de teatro para niños que dejen atrás las historias de Princesas, duendes y dragones y traten de indagar en la imaginería venezolana, es hora de transmitir la identidad nacional a los más pequeños. Les aseguro que encontrarán cuentos tan o más ricos que los del medioevo europeo.


@bruno_mateo

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