domingo, 13 de julio de 2014

Cabrujas revive tragicomedia de Guzmán Blanco

La historia venezolana inspiró al dramaturgo para su pieza más política.
Por Edgar Moreno Uribe
@eamorenouribe
@avencrit

El director Héctor Manrique y el GA-80 hacen temporada en el teatro Trasnocho con El americano ilustrado, agridulce espectáculo de José Ignacio Cabrujas (Caracas, 17 de julio, 1937 / Porlamar, Isla de Margarita, 21 de octubre, 1995)  sobre las vicisitudes del gobernante que pretendió afrancesar a Venezuela y terminó canjeando parte del territorio por la deuda que dejó la Independencia.

Cabrujas podría afirmar, parafraseando a Michel Foucault (Francia, 15 de octubre, 1926 /25 de junio, 1984), para esclarecer aspectos de El americano ilustrado, que lo hecho “es la historia de la manera en que las cosas se problematizan; es decir, la manera en que las cosas se vuelven problemas". Y eso dejó en esa comedia: una ficción inspirada en hechos históricos para el enjuiciamiento de la realidad, donde la  frustración de tres hermanos y la denuncia de sus convencionalismos, son elementos que proponen una reflexión  sobre la frustración individual y colectiva de Venezuela, resultado de tantas generaciones ilusionadas pero igualmente desencantadas, cuando se  confrontan  con una realidad  heredada y que no podrán  transformar o cambiar.
 
El americano ilustrado (1986) recuerda a los venezolanos de este sorprendente siglo XXI como se perdió la Guayana. Y subraya las irresponsabilidades y ligerezas gubernamentales del general Antonio Guzmán Blanco (Caracas, 28 de febrero, 1829/ París, 20 de julio 1899)  en medio de naturales problemas domésticos de sus funcionarios.
Es una recreación mordaz y patética de nuestra idiosincrasia, que además invita a reflexionar sobre las imposturas del venezolano a partir de la anécdota del cornudo y mediocre canciller  que se traiciona a sí mismo y al pais al firmar un protocolo  donde  cede el territorio para pagar las deudas contraídas con el Reino Unido, al tiempo que el país copia costumbres europeas, impone un afrancesamiento en un derroche impresionante de dinero y se abre a la inversión extranjera. Al despuntar el siglo XX llegan las petroleras y las tiranías de Castro, Gómez, López… y una revolución que desemboca en la dictadura de Pérez…pero la historia prosigue.
 
Cabrujas, pues, revela cual es la semilla y los frutos de todo lo que pasó en buena parte de las centurias XIX y XX  y advierte que la historia puede repetirse por las fallas humanas no solo de sus gobernantes. No usa  textos barrocos ni posturas grandilocuentes de sus personajes. Todo desde la intimidad del poder político  y las debilidades humanas, como las traiciones y  los robos de la riqueza de la nación, o sea la pestilente corrupción.
Ahora Martha Estrada, Daniel Rodriguez, Juan Vicente Pérez, Juvel Vielma, Wadih Hadaya, Angélica Arteaga, Vicente Peña, Marxlenin Cipriani, Omar Pérez y Luis Abreu son los conmovedores cómicos que hacen posible ese espectáculo, sobrio en sus movimientos y ácido con todo lo que dicen y hacen en medio de una cotidianidad criolla muy contemporánea.


Manrique escenificó El americano ilustrado porque, tal nos lo declaró,  retrata como somos  los venezolanos, pueblo que no termina de nacer o de hacerse, pueblo  guerrero y siempre luchador. Nadie, venezolano por supuesto, que vea una pieza de Cabrujas podrá negar que ahí también está él.

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