domingo, 18 de mayo de 2014

LA ESCENA DE MAYO (2). NO EXIT

Por Carlos Herrera
@cehs1957
@avencrit

La continuidad de la dinámica escénica en lo que corresponde al mes de Mayo sigue plena en las salas y teatros de Caracas. Una dinámica marcada por el signo de una juventud que desea trabajar como crear y ser aspira ser confrontada por el público. Saludable y estimulante desde todo punto de vista dado que, es la posibilidad de percibir lo que aspiran, que les inquieta y cómo las van concretando hará más temprano que tarde, el ganar el respeto y el aplauso sincero del espectador quien a la postre dirá si las aspiraciones artísticas de este jóvenes creadores se valida o no.

 Lo anterior me permite situar el trabajo visto en la Sala Rajatabla, por parte del Grupo Teatral La Salamandra quienes estrenaron la pieza No Exit del escritor y dramaturgo existencialista francés Jean-Paul Sartre (1905-1980). Bajo la dirección de Loredana Volpe, este colectivo teatral asume un teatro de texto lo más apegado posible a lo que cada autor quiso exponer en su tiempo. Como grupo, se aglutinaron en 2013 elevando con estandarte una frase del dramaturgo Alfred Jarry que dice: “absoluta rebelión frente a la totalidad de la simpleza”. Con actividades performánticas y escenificando el montaje “Ubú Presidente” derivada de la adaptación del denominado Ciclo Ubú de A. Jarry en 2013, están se indagando, experimentado y dialogando reflexivamente con la escena a fin de derivar de ello, su visión artística de “llevar al espectador contemporáneo las palabras originales de los dramaturgos del s. XIX y XX, cuya transfiguración ha sido muchas veces una deformación carente de todo sentido con respecto al espíritu y a la esencia de la pieza original”.

Una búsqueda que será ardua pero de mantenerse en tiempo y espacio podremos verles crecer en como el texto clásico contemporáneo demanda rigor, investigación, audacia y hasta, exigente preparación técnica en cuanto al despliegue de lo que será el asunto interrelacionados director / actor en función de ciertas piezas medulares que demandan disciplina y creatividad para seguir siendo actuales para una sociedad en cambio.
 La premisa que “el infierno son los otros” del texto A puerta cerrada de Sartre, Loredana Volpe (Caracas, 1990) asume una puesta en escena donde el color, las atmósferas y lo ominoso son claves para sumergir al espectador en un estadio de reflexión sobre lo que puede significar la opinión y el sentir de los demás sobre lo que cada uno de nuestros actos en el marco de los social. Ese efecto está dentro del carácter de la búsqueda de la Volpe tanto en lo que corresponde a las actuaciones como a aspiración de densidad del todo como unidad de sentido. Con pocos elementos, una escenografía que debió ser más cuidadosa en su estética visual y con un encuadre de iluminación que debió atenuarse como precisarse en algunas escenas, la escenificación de casi dos horas obliga a pensar si era o no necesario efectuar algún corte para dinamizar el ritmo interno del texto sin afectar lo esencial. Entendemos que ello podría ir en contra de su misión, pero los tiempos del teatro demandan ser perspicaz en cómo decir, y cómo plasmar un concepto y una estética sin que ello menoscabe al autor.

 El trabajo con el actor debió ser más enfático a fin de permitir una homogeneidad sin desbalances. La labor compositiva de Fabiola Arce fue precisa porque supo otorgarle a la construcción de su personaje ese mundo interno y externo que le demandaba. Edmundo Bianchi pareció no estar imbuido en lo que era esa zozobra existencial; su voz como gestualidad no denotó firme y, por ende, dio la sensación de refugiarse más en acciones externas como de proyectar al papel sin verdadero piso de verdad. Por su parte, Reinaldo Navas, especie de mayordomo del infierno supo situar una presencia portadora de la incertidumbre; hubo en él trabajo gestual y desde ese punto construir significantes que decían más que sus parlamentos. Finalmente, la propia directora Loredana Volpe que estando en dos aguas (dirigir y actuar) empieza de abajo y de a poco va levantando su imagen de la ambigua Inés Serrano. Hay fuerza y sentido en ese papel pero el mismo debe proyectar desde el inicio esa intención. Un grupo al que seguiremos atentamente.

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