domingo, 28 de julio de 2013

La ratonera


Por: CARLOS E. HERRERA
Dentro de lo que significa producir un espectáculo y mantenerse dentro de la cartelera con éxito incuestionable de público es uno de los objetivos a los que aspira todo grupo teatral en nuestro país. Ello va más allá de cálculos optimistas y apuestas afiligranadas en cuanto a aunar una serie de factores que creen el esquivo catalizador que les garantice: el éxito.

Pocos son capaces de unir esos particulares esfuerzos y cuadrar todos los
elementos en un mismo tiempo y espacio y concebir una propuesta escénica (de arte o comercial) que sea capaz de atraer al espectador más allá de unas pocas representaciones. Raros son los montajes que logran superar cifras de tres dígitos en un teatro e, incluso, seguir adicionando más si contemplan su circulación hacia otras salas, efectuando giras y ocasionalmente participando en festivales.

El llamado “teatro ligero”, “digestivo” o “evasivo” no queda desmeritado por estos epítetos, ya que buena parte de ellos sí logran conjugar ingredientes como una atractiva referencia de autor y la anuencia promocional de la prensa como el haber recibido críticas favorables por exhibir dentro del global del producto un staff (elenco) actoral atractivo conformado por actores y actrices notoriamente sonoros porque laboran en terrenos mediáticos o porque han ganado el respeto del público en otros montajes teatrales. Además pueden contar con una puesta en escena que no escatima calidad en lo referido a la integración de coordenadas escenográficas, vestuario o utilería resueltas por profesionales del medio artístico y, por supuesto, llamar a un sagaz director que sepa mover todo el conjunto hacia el fin último que es una propuesta que se sustente (aparte del texto) en saber sacar a cada histrión sus mejor talento y emplear cada elemento como un todo indisoluble que hará que sea una comedia o un drama, que logre suscitar el aplauso del público y aprehender el elusivo éxito de taquilla, cuyo resultado es construir una temporada con cifras envidiables.

Uno de esos fenómenos teatrales en nuestra ciudad ha sido La Ratonera, concretada por Catherina Cardozo y Nohelí Arteaga Producciones, bajo la dirección de Vladimir Vera. Espectáculo asertivo que tomó esta pieza teatral de la inglesa Agatha Christie, rubricada hacia los años cincuenta del siglo XX, que con el pasar de los años se convertiría en una historia de suspenso que, hoy por hoy, sigue generando interés a sus lectores y magníficos beneficios de taquilla a quienes la escenifiquen, pero sintiendo que apelan a concretar un montaje enmarcable dentro de los cánones de llamado “teatro comercial”.

Nuestra Ratonera ya había sido programada para el Segundo Festival de Teatro de Caracas y volvió a ser del interés de los programadores del Circuito Teatral de Caracas para exhibirla en sus funciones número 125 y 126 (estrenada en septiembre de 2012 en una sala del este de la ciudad) este fin de semana en el Teatro Nacional. Allí sumaron más de mil espectadores que con precios populares disfrutaron de una de las producciones más sonoras de los dos últimos años.

Propuesta escénica nada empalagosa que supo apelar al melodrama y el suspenso, tras las inquietudes de un grupo de personas atrapadas en una casa de huéspedes a la afueras de Londres, donde un extraño crimen ocurrió. Esto genera acontecimientos que envuelven tanto a estos personajes como a la expectativa del público. La Ratonera se sostuvo gracias a una destacada plantilla actoral conformada por Gerardo Soto, Nacho Huett, Flor Elena González, Gonzalo Velutini, Stephanie Cardone Fulop, Augusto Galíndez, Ignacio Marchena, Manuel Salazar y Catherina Cardozo. La Alcaldía de Caracas y Fundarte volvieron a dar un tiro en el piso con esta programación.

Ccs, 22/07/13

 

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